SU INCREÍBLE HISTORIA DE VIDA
Lilia Clotilde Sartori, la vecina de Gualeguaychú que celebró sus 100 años en familia

El sábado festejó el centenario rodeada del cariño de sus seres queridos. Nació el 25 de enero de 1923. Casi cinco años después de la finalización de la primera guerra y dieciséis antes del inicio de la segunda.
Fue testigo de los grandes avances de la tecnología. Su familia estaba integrada por 12 hermanos, de los cuales viven dos, y sus padres. Nació en Villa Lila a unos 35 kilómetros de la ciudad. Vivió hasta los 20 años en el campo. Después se trasladó a la ciudad para nunca más volver a la ruralidad.
Hizo hasta tercer grado en una escuela de campo en la que se llegaba a lomo de caballo. La casa en el campo no contaba con servicio de energía eléctrica. Contó que en su familia todos trabajaron desde pequeños en distintos quehaceres domésticos. La comida más habitual era el puchero y la hora más esperada la tardecita, cuando la familia se juntaba a tomar mate y a charlar, cuando era normal que la familia se junte luego de una ardua jornada de trabajo y no esté pendiente del celular como desde hace un tiempo.
Clotilde es una abuela con una memoria asombrosa. Jovial, alegre y predispuesta a charlar recibió a Ahora El Día en su domicilio particular de calle Luis N. Palma. Volvió a la década del 20, a su infancia a casi 100 atrás, para mencionar que su infancia fue “tranquila y feliz en el medio del campo sin ningún tipo de servicios como los que tenemos desde hace muchos años”.
Señaló que “los hermanos teníamos tareas que realizar en el campo, en la huerta, en la sala de ordeñe, en la cocina, todos hacíamos de todo. Había que trabajar, ir a ordeñar la vaca a mano en una tarea a la cual estábamos acostumbrados de chiquitos. También le dábamos de comer a las aves de granja, los animales, la huerta, usábamos la pala, las herramientas que teníamos a mano en aquellos tiempos.
El en el campo, aparte de tener vacas se sembraba trigo y lino, trabajos, siembra y cosecha, que se realizaban a tracción sangre. Es decir con herramientas, arado, sembradora, tirados por caballos hasta que en los 40 o poco menos llegaron los primeros tractores y autos, pero un principio todo era en base a fuerza de brazos, piernas y la potencia de los caballos, contándose con yuntas para trabajar en horas de la mañana y de la tarde. En la cosecha se recolectaba, embolsaba y llevaba a la ciudad para vender en lo que era una larga travesía”.
Clotilde. fue la séptima hermana del total de 12, contó que “todos nacimos en el campo con la asistencia de mujeres mayores con experiencia en traer niños al mundo y la verdad los 12 nos criamos sanos y saludables. Las cuatro mujeres trabajábamos a la par de los varones. Nos levantábamos apenas clareaba. Íbamos a la escuela que nos quedaba muy cerca a lomo de caballo, llegábamos a casa para la hora del almuerzo, generalmente puchero, comíamos y al rato nos poníamos a ayudar en las tareas de la casa y del campo que eran muchas. A las 19 nos juntábamos a tomar mate y a hablar. Luego se comía y a más tardar a las 21.30 todo el mundo a la cama”.

El desayuno
Como se estilaba en la época era abundante, teniendo en cuenta que las jornadas eran “largas e intensas, tomábamos un buen café con leche,crema, queso, pan que se amasaba y cocinaba en horno de barro, salame que se hacía en las carneadas. Había de todo un poco. Leche nunca faltaba porque siempre teníamos un par de vaquitas para ordeñar. Carne tampoco porque se carneaba un cerdo con el que se hacía factura como embutidos, chorizos, salames y demás. Además de aves a corral y ovejas. El problema era que no teníamos servicio de electricidad-se alumbraban con velas y lámparas- para conservar la carne que guardábamos en fiambrera para que no entren las moscas, aunque a veces se pasaba un poco, pero nunca tuvimos un solo problema.”
Dijo que vivió “hasta los 20 años en el campo, luego vine a la ciudad, me casó y forme una familia. Tengo una hija, Lilia,, cuatro nietos ( Maximiliano, Analía, Fernando y Daniela además de cinco bisnietos
Los Padres
“Mi padre se llamaba José Sartori. Llegó a los 18 años de Italia; mientras que Mamá, era Argentina, se llamaba Eduvige Melchiori”
El cumpleaños se lo festejaron en un local de la ciudad con la presencia de familiares y amigos en donde “Cloti” hasta se animó a bailar. La homenajeada señaló que fue un “hermoso cumpleaños con baile y música para todos los gustos. Fue uno de los días más felices de mis cien años”.
La casa en el campo
“Era muy sencilla. Tenía una cocina en donde funcionaba una cocina a leña, un comedor en donde “papá se sentaba en la `punta de la mesa y era el único que tomaba un poco de vino, y luego a medida que íbamos llegando nos sentábamos en el lugar que quedaba libre. Teníamos tres habitaciones . En una estaban papá y mamá, en otra las mujeres y en la más grande los ocho varones”. Detalló que “tiempos de verano, los varones sacaban las camas al patio y dormían al aire libre; mientras que nosotros nos abanicamos un poco para tener un poco de fresco, aunque en el campo el calor no se siente con tanta intensidad como en la ciudad”.
El súper en casa
“No teníamos necesidad de salir a comprar. Cada tanto veníamos al pueblo. No muy seguido. Mis padres salían en Sulky a hacer las compras que consistían en insumos y alimentos que no producíamos en el campo como arroz, harina, velas y otros, en tanto que leche, pan, verdura, lácteos lo hacíamos nosotros y todo era natural. El agua que bebíamos y que usábamos la sacamos del aljibe”
El baño “era un excusado que estaba afuera de la casa. Era muy solicitado por la cantidad de habitantes, familia numerosa, aunque en caso de apuro los varones tenían más ventaja que las mujeres”.
La radio: “Antes de venirme a la ciudad uno de los hermanos compró una radio y todos nos poníamos alrededor de la misma para escuchar música, noticias, comunicarnos, enterarnos de lo que pasaba en el mundo exterior. Fue un momento de mucha felicidad la llegada de la radio”.
Los precios “se mantenían los valores por un tiempo lógico, no como la locura de ahora que vas comprar lo que sea un día a la tarde y a la mañana tenes otro”,