¡ESTE JUEVES!
Llega la Luna de Ciervo y tres lluvias de meteoros: cómo observarlos

El fenómeno se podrá ver desde la Argentina a simple vista. Se acercan eventos astronómicos muy llamativos.
El calendario astronómico de julio estará marcado por una serie de fenómenos que convierten al mes en uno de los más atractivos para quienes siguen los movimientos del cielo.
Desde conjunciones planetarias al amanecer hasta lluvias de estrellas y fases lunares especiales, las próximas semanas ofrecen múltiples motivos para levantar la vista al cielo. Entre los eventos destacados se encuentran la Luna de Ciervo, la ocultación de Marte y tres lluvias de meteoros visibles desde distintas latitudes.
Todo comenzó el 2 de julio con el cuarto creciente de la Luna, que anticipó uno de los momentos destacados del mes: la mayor elongación oeste de Mercurio, visible en la madrugada del 4. Este fenómeno se da cuando el planeta alcanza su máxima separación aparente del Sol y se puede ver como una “estrella matutina” en dirección este, justo antes de la salida solar.
Ese mismo día también ocurrió una conjunción entre Venus y Urano. Mientras que Venus brilló a simple vista en Tauro, para ver a Urano se requirió telescopio o binoculares. El instante de mayor cercanía entre ambos fue a las 09:45 hora argentina.
Hoy, 10 de julio, llega la Luna llena del mes, conocida como Luna del Ciervo, que se produce cuando la Tierra queda alineada entre el Sol y la Luna, iluminando por completo la cara visible desde nuestro planeta. El momento de plenitud exacto será a las 17:37 hora argentina, aunque podrá apreciarse como llena durante toda la noche del 9 y también la del 10. En el hemisferio sur, donde el invierno trae noches largas, la Luna se elevará a gran altura y cruzará el cielo de este a oeste durante varias horas.
El nombre Luna del Ciervo proviene de las tradiciones indígenas de América del Norte, que asociaron esta fase lunar con el momento en que los ciervos machos comienzan a regenerar sus astas, cubiertas por una fina capa de piel. Según National Geographic, “las nuevas astas de los ciervos machos salen de sus frentes en capas de piel aterciopelada a comienzos del verano del hemisferio norte”.
Sin embargo, esta Luna tiene otros nombres según la región: en algunos lugares se la llama Luna del Trueno por las tormentas eléctricas del verano boreal, en Alaska se la conoce como Luna del Salmón por el desove de esa especie, en Europa es la Luna del Heno, y en contextos religiosos asiáticos, Luna del Gurú, por los homenajes a maestros espirituales.
Julio también será escenario de varios acercamientos lunares. El miércoles 16, la Luna pasará cerca de Saturno y Neptuno, en Piscis. Con una iluminación del 70 %, el encuentro con Saturno será visible a simple vista desde las 04:53. Para Neptuno, que aparece con un brillo más tenue, se necesitará ayuda óptica.
El domingo 20, en fase menguante y con el 24 % de su superficie iluminada, se ubicará junto a las Pléyades, uno de los cúmulos estelares más conocidos, también en Tauro. Este grupo está formado por estrellas jóvenes situadas a 440 años luz de la Tierra. El espectáculo podrá verse a simple vista, aunque un telescopio revelará detalles más precisos de su estructura.
El miércoles 23 de julio, a la 01:20 hora argentina, la Luna se acercará a Júpiter en la constelación de Géminis. Para ese momento su disco estará iluminado en solo un 3 %, lo que realzará el brillo del planeta gigante. Al día siguiente, 24 de julio, ocurrirá la Luna Nueva. Esta fase, en la que la cara visible queda totalmente a oscuras, ofrece condiciones ideales para la observación de objetos tenues como cúmulos, galaxias y lluvias de meteoros.
Uno de los eventos más singulares llegará el lunes 28 de julio: la ocultación de Marte por la Luna. Durante este fenómeno, el satélite natural se interpone entre la Tierra y el planeta rojo, tapándolo de la vista terrestre. La ocultación empezará a las 14:19 y terminará a las 16:09 hora argentina. Aunque su visibilidad será mayor en sectores de la Antártida, la conjunción posterior podrá observarse desde otros puntos del planeta.
El cielo de julio también estará cruzado por lluvias de meteoros, algunas de las cuales continuarán durante agosto. La primera es la de las Piscis Austrínidas, con actividad desde el 15 de julio al 10 de agosto. Su punto máximo será el 28 de julio y se esperan alrededor de cinco meteoros por hora. También tienen lugar las alfa Capricórnidas, que comenzó el 3 de julio y se extenderá hasta el 15 de agosto. Alcanzarán su mayor intensidad el miércoles 30 de julio, también con una tasa promedio de cinco meteoros por hora.
La más destacada es la de las Delta Acuáridas del Sur, cuya actividad se extenderá entre el 12 de julio y el 23 de agosto. Su punto máximo será el 30 de julio y, en condiciones favorables, puede ofrecer hasta 25 meteoros por hora.
A diferencia de otras lluvias como las Perseidas, que concentran su actividad en pocas noches, las Delta Acuáridas mantienen una tasa regular por varios días. El radiante de esta lluvia, es decir, la región del cielo de donde parecen originarse los destellos, se encuentra en la constelación de Acuario, cerca del ecuador celeste.
Las condiciones para su observación este año serán especialmente buenas. La Luna estará en fase creciente, con solo el 27 % de su superficie iluminada, y se ocultará antes de la medianoche. Esto permitirá que el cielo esté más oscuro durante las horas clave para ver meteoros, entre la medianoche y el amanecer. Según la Agencia Espacial Europea (ESA), “la lluvia es más intensa en el hemisferio sur, donde el radiante se eleva casi hasta el cenit”. También podrá verse desde zonas bajas del hemisferio norte, como el sur de Estados Unidos o el Mediterráneo, aunque con una frecuencia menor.
Para quienes planeen observarla, se recomienda alejarse de las luces urbanas y permitir que los ojos se adapten a la oscuridad durante al menos 20 minutos. No es necesario usar telescopios ni binoculares, ya que los meteoros se observan mejor a simple vista. Basta con mirar hacia el sector del cielo de donde provienen los destellos.
El origen de esta lluvia se atribuye al cometa 96P/Machholz, cuyos fragmentos quedan suspendidos en el espacio y se cruzan con la órbita terrestre cada año. Al entrar en la atmósfera a gran velocidad, estas partículas se desintegran y generan trazos de luz. Algunos pueden alcanzar gran intensidad y convertirse en bolas de fuego. Las Delta Acuáridas suelen producir meteoros de velocidad media, con trayectorias largas y definidas.
Aunque no gozan de la fama de las Perseidas o Gemínidas, las Delta Acuáridas se encuentran entre las lluvias más confiables del hemisferio sur. Su duración permite que muchas personas puedan verlas incluso si no están disponibles la noche exacta del pico.
Durante todo el mes, la Luna seguirá marcando el ritmo del firmamento. Sus fases, conjunciones y eventos especiales como ocultaciones dan forma a un calendario diverso que combina ciencia, tradición y observación. A esto se suman las lluvias de meteoros, los acercamientos planetarios y los cúmulos estelares, que ofrecen un espectáculo continuo para quienes eligen mirar hacia arriba.
Julio es un mes de tránsito entre estaciones. En el sur, el invierno avanza con sus noches largas; en el norte, el verano mantiene sus cielos despejados. Aun así, las señales celestes cruzan hemisferios y latitudes. La Luna de Ciervo, más allá de sus nombres, continúa siendo una referencia compartida en distintas culturas, reflejo del vínculo entre naturaleza, historia y cosmos.
Observar el cielo implica también mirar hacia atrás en el tiempo. Cada punto de luz visible comenzó su viaje hace minutos, horas o siglos. En julio, esos destellos convergen para crear un escenario astronómico diverso y accesible. Solo hace falta detenerse, buscar un sitio oscuro y levantar la vista. El universo hará lo demás, publicó Infobae.