Pablo Pérez y el juvenil Gonzalo Lamardo terminaron en el Otamendi. Seis futbolistas xeneizar quedaron tirados en la antesala del vestuario, y al chofer del micro lo bajaron desmayado. Las consecuencias de una barbarie que parece no tener fin. Un video grabado por el celular de uno de los integrantes del plantel xeneize mostraba el clima de fiesta arriba del micro. "En la cancha de River vamos a ganar, y la vuelta vamos a dar", se veía cantar a los jugadores de Boca. Pero lo que parecía un momento de alegría era solo el preludio de la vergüenza. En las imágenes, captadas con un teléfono celular, se ven los vidrios rotos por la agresión de hinchas de River. Y entonces, todo pasa a ser caos: los cantos se detienen. Se ve a un jugador herido y empiezan los gritos desesperados. Más estruendo, más ruedo de vidrios. Nota relacionada: Los negociados de los dirigentes y la decisión absurda de la FIFA y la Conmebol Empiezan entonces los gritos. "¡Un médico! ¡Llamen a un médico!", se escucha en la grabación. Todo es confusión. La grabación se detiene. Y queda el testimonio, desde adentro, de la locura que puso en riesgo lo que debía ser una fiesta. Sin palabras... pic.twitter.com/ufmYUzknow — VarskySports (@VarskySports) 24 de noviembre de 2018 El desmadre tuvo su clímax en la llegada del micro con el plantel de Boca al Monumental. Y desde ese momento, alrededor de las 15.20, cuando faltaban menos de dos horas para que comenzara la gran final, todo fue caos, desorganización y preguntas sin respuestas. Un grupo de hinchas de River que esperaba para entrar al estadio lanzó piedras contra el micro del plantel visitante. Fue una zona liberada, no había policías controlando esa zona aledaña al Monumental. O sí había, pero no fueron eficientes. Y llegaron tarde a la zona. -Hagamos pasar el micro por un lugar tranqui. -Dale. pic.twitter.com/lpMrkWra7o — Hugo Lamadrid (@hugohlamadrid) 24 de noviembre de 2018 Para intentar dispersar a los hinchas fue peor el remedio que la enfermedad. Porque los policías empezaron a tirar gases lacrimógeno y todo se empeoró. El combo derivó en una imagen impresentable: los jugadores de Boca entraron al vestuario visitante heridos por los cortes de los vidrios rotos y con dificultades en la respiración por los gases. Nota relacionada: Se suspendió el Superclásico por el ataque de los hinchas de River al micro de Boca Varias ventanillas del micro quedaron destrozadas; el chofer bajó desmayado y terminó manejando el micro un dirigente de Boca; y muchos futbolistas estaban visiblemente afectados. Seis jugadores vomitaron y quedaron tirados en la antesala el vestuario: Carlos Tevez, Fernando Gago, Julio Buffarini, Agustín Almendra, Nahitán Nandez y Darío Benedetto. El más afectado fue Pablo Pérez que sufrió un corte en el brazo y algunas astillas afectaron a su ojo izquierdo. También el juvenil Gonzalo Lamardo, que forma parte de la lista de buena fe en la Copa Libertadores y acompañaba al grupo en la cancha de River. Pérez y Lamardo, tras ser revisados por los médicos de Boca y Conmebol, fueron trasladados en ambulancia al hospital Otamendi para realizarse estudios específicos. Allí corroboraron que el capitán de Boca había sufrido una úlcera y que no estaba en condiciones de jugar. Poco antes de las 19, cuando la Conmebol y los dirigentes de ambos clubes negociaban qué hacer con al Superfinal, el capitán de Boca regresó al Monumental. Tenía el ojo izquierdo vendado, y su presencia dentro del campo de juego si es que se cometía la locura de jugarse ayer estaba descartada.