
Empresario, productor agropecuario, dirigente sindical y deportivo. Quiso ser Contador Público pero en tercer año cambió los libros por el campo, los helados y el dulce de leche. Como político, busca la reelección como intendente.Por Guillermo C. Navarro GALERÍA FOTOGRÁFICAJuan José Bahillo tiene la particularidad de ser el intendente de la ciudad y a su vez hacer campaña para seguir siéndolo. Por eso divide el tiempo entre la función pública, la actividad política y su familia, a la que menos tiempo evita sacarle.En ese reparto "resigno totalmente el momento personal para el ocio y la recreación, y le quito algo a la actividad municipal, pero a los hijos y a la familia trato de dedicarles lo más que puedo y principalmente calidad de tiempo", aclara.Pero además de ser político, Juanjo, como le dicen desde siempre, es padre, esposo, amigo, empresario, productor agropecuario, dirigente sindical, deportista... Hincha de Independiente, tiene 45 años, está casado hace 18 con Adriana Pascual (anduvieron antes 3 años de novio) y tiene 4 hijos: Manuel (17), María (15), Pedro (12) y Eugenia (8). Y la mascota de la familia es una gata llamada Carla. Perros no, porque dice sólo le gusta tenerlos en el campo.Se levanta todos los días entre las 5.45 y 5.50, se afeita y baña, despierta a dos de sus hijos y prepara el desayuno para los tres. Leche con cereales para Pedro, café con leche para María y té con leche para él; además, tostadas o bizcochos, mermelada y queso blanco untable. Y los dos diarios de la ciudad para informarse."Tengo dos rutinas: una, me levanto 5.45, me afeito y baño y preparo el desayuno. Levanto a Pedro y María que desayunan conmigo porque van a la escuela temprano y alrededor de las 7 me voy a la Municipalidad. La otra, me levanto, preparo el desayuno, despierto a los chicos y después de desayunar con ellos me afeito y me baño", aclara. La diferencia entre una rutina y la otra es que con la última llega al despacho entre 15 y 30 minutos más tarde.Antes de partir hacia la Municipalidad, Juanjo deja preparado el té con leche al mayor de los hijos, Manuel, quien se levanta un poco más tarde para ir al colegio.Guarda en el estuche la notebook, que lleva y trae todos los días desde su despacho, se despide de sus hijos y se va a la Municipalidad, donde pasa la mayor parte de la mañana.Tiene una rutina fija: llega al despacho, abre la ventana, acomoda el escritorio y recorre expedientes junto a su secretaria, con quien además organiza la agenda del día y las próximas audiencias. Luego se reúne con los secretarios de Gobierno y Hacienda, Germán Grané y Daniel Acuña, respectivamente. Y si es lunes, encabeza un encuentro en el Salón Azul con el gabinete de Obras y Servicios Públicos."Trato de salir bastante a recorrer obras, por ejemplo, pero muchas veces tengo una reunión tras otra en el despacho y es imposible hacerlo", cuenta Bahillo mientras prepara el mate con yerba Canarias que guarda "en un lugar secreto" del despacho, dice y sonríe. Y aclara: "puede faltar cualquier cosa menos el mate". Gustos personales

Le gusta mucho leer. Dice que le dedica bastante tiempo a la lectura, y que en las preferencias están los textos sobre política y economía. Pero hay dos que se destacan sobre el resto: Valores Argentinos, de Víctor Manuel Fernández, y Arte de la Guerra (un trabajo sobre tácticas y estrategias militares, inspirado por Sun Tzu, un famoso autor militar).Con la tecnología se las arregla bastante bien. Reconoce que le cuesta incorporarla, pero una vez que lo hace, no duda en su utilización principalmente si es necesaria para el trabajo. "Mi límite es la Play Station. Los chicos me quieren enseñar pero no quiero saber nada", aclara y se rie.En cuanto a la relación con las redes sociales, tiene Facebook y hace un mes creó una cuenta en Twiter. "Al Facebook lo abro una vez por semana y yo mismo respondo las inquietudes que me dejan, y si es necesario derivo el reclamo o el comentario al área correspondiente. Respondo yo mismo porque hay que tener la Municipalidad en la cabeza, por eso no lo puede hacer otro por mi", remarca.Además de las cuestiones vinculadas a la administración municipal, el despacho es muchas veces el lugar en el que disfruta de sus hijos. "Vienen más a la tarde que a la mañana, sobre todo en vacaciones cuando no saben qué hacer en casa; les gusta venir y a mi me gusta disfrutar de ellos", dice y señala: "muchas veces les ayudo con la tarea del colegio o les corrijo lo que han hecho".Juanjo no se considera cinéfilo pero su película preferida es Cinema Paradiso, y cuando mira televisión lo hace sólo de manera recreativa con programas de deportes (preferiblemente básquet y fútbol) o algunos de interés general.No tiene comida preferida, le gusta comer variado. En cuanto a los gustos musicales, detalla que escucha desde cumbia ("pero no la villera", se apura en aclarar) hasta rock sinfónico. Y dice que lo alegra la felicidad de sus hijos y sentir la satisfacción del deber cumplido.¿Que es lo que más bronca le da? "La deshonestidad intelectual de algunos opositores me jode, me molesta. Y la mirada mezquina de algunos sectores como por ejemplo el campo, que no puede pensar su destino independientemente de cómo le va a la sociedad; o nos va bien a todos o nos va mal a todos, o más o menos... en el invierno la frazada es para todos"."Esas miradas sectoriales, algo egoístas, son cuestiones molestas. Afortunadamente no soy rencoroso, incluso algunos me dicen que soy medio boludo, que me debería dar algún gustito (de tener un fuerte cruce con alguien) pero no me sale; me olvido de lo que pasó porque si no acá viviría a las trompadas", destaca.- ¿Qué te sacó la política?- Tiempo para el ocio y el esparcimiento. Hacía mucho más deportes, iba al campo y me quedaba varios días. Tiempo para la vida propia. Me quitó algo de tiempo para la familia aunque estar acá me permite dedicarle bastante, lo que no podía hacer cuando era diputado y viajaba a Paraná.Pero es más lo que me ha dado en cuanto al crecimiento personal, lograr experiencia. Tengo un amigo que me dice que cuando yo salga de la política debo volver a ser dirigente gremial (antes Bahillo pertenecía al Centro de Defensa Comercial). Y le digo que no puedo, porque sería el peor dirigente gremial. Ya no puedo volver a serlo porque cuando incorporas la mirada de toda la comunidad, las necesidades, las demandas, las ausencias, las carencias, te cambia la perspectiva. Si me pedís que reclame para los tamberos, los agricultores, los comerciantes... no me mandes a pelearme porque sé que el que está acá sentado (en funciones ejecutivas), si la tiene bien clara, te da vuelta.- ¿Sos intendente las 24 horas, todos los días?- La gran diferencia entre este trabajo y cualquier otro es que, salvo cuando dormís sos intendente desde que abris los ojos. En casa me hice instalar un manómetro que mide la presión de agua, y me permite saber permanentemente que presión hay en toda la ciudad. Eso fue porque lo volví loco a (Federico) Villanueva (director de Obras Sanitarias). Lo llamaba a cada rato para preguntarle cómo estábamos con la presión de agua en la ciudad.- ¿Sos obsesivo?- No, soy muy responsable. El tema de la responsabilidad en el trabajo es algo que mamé de mi padre. Mientras las cosas se hagan bien no importa quien las hace, por eso delego mucho.- El gran desafío de un intendente es pensar la ciudad desde la función pero además como vecino...- Tenés que pensar en el interés colectivo. Hay muchas cuestiones que si fuera el vecino Juan José Bahillo, no haría, pero como intendente las hago convencido en términos de ciudad. Hay que pensar en términos colectivos, no en cuestiones sectoriales ni particulares. El Contador Público que no fue

- ¿Cuántos años estuviste vinculado a la empresa familiar?- Estuve 20 años en la actividad privada. Entre los años 1983 y 1993 estuve mas ligado al campo y desde ese año al 2003 estuve más en la conducción de la empresa aunque seguía con el campo. En ese tiempo Incorporé la fábrica de dulce de leche. Y estuve a cargo de la empresa entera solo entre el 99 y el 2002, año en que se incorpora Julieta (su hermana) que sigue hasta la actualidad. Entre el '93 y el '97 compartí la empresa con mi padre, después me alejé por cuestiones particulares y me fui al campo. En el '99 mi padre se retira de la empresa definitivamente y me pide que me haga cargo de nuevo. Y así lo hice.Desde el '83 que terminé la secundaria hasta el '93 estuve ligado al campo. Y en los años '86 '87 y '88 fui a Paraná a estudiar Ciencias Económicas y me hice cargo de la heladería que había allá y además abrí otra, es decir que siempre estuve ligado a la empresa.- ¿Te recibiste de contador?- No me recibí y ese fue uno de los errores de mi vida. Me enganché mucho con el trabajo y nunca le di al estudio el espacio y la prioridad que debería haberle dado. Esas son cosas pendientes, aunque no me trauma. Pero si volvería a nacer no pondría tanto énfasis en el trabajo los primeros años de mi juventud y sí en el estudio.- ¿Y a tus hijos les inculcas eso?- Les digo que sean felices de la manera que desean. Manuel, el mayor, quiere seguir abogacía y María, la segunda, quiere estudiar escribanía. En lo único que no negocio es en que no quieran estudiar para trabajar o dedicarse al campo. Cuando yo terminé la secundaria podías plantearte trabajar o estudiar y las dos opciones eran buenas. Pero hoy la única opción es estudiar y después en todo caso, a los 25 o 26 años, se reciben de una carrera y pueden decidir si perfeccionarse o no. Pero saben que a sus 18 años la decisión de que estudien todavía es mía y no estudiar no es una opción válida.- ¿Tenés muchos amigos?- Los normales. Tengo los de siempre.- ¿La política te alejó algunos y te acercó otros?- Conservo las viejas amistades e incorpore nuevas con la política. Y de las viejas amistades tuve alejamientos circunstanciales producto del contexto, por diferencias ideológicas o de crisis. Con algunos dejé de relacionarme por eso mismo, pero no me peleé, no dejan de ser amigos por eso o por pensar diferente algunas cuestiones.- ¿Que te gustaba hacer en tu juventud?- Jugar al básquet y al fútbol (hasta que la rodilla dijo basta), mucho deporte en general. La vida al aire libre, en el campo. Es mi cable a tierra el campo, cada vez que puedo me escapo. Muchas veces, a la siesta voy, me preparo el mate y me siento debajo de un árbol a descansar, a no hacer nada... y alrededor de las 16.30 vuelvo.
- ¿Por qué quisiste ser intendente?- Es un desafío muy importante. Antes que nada porque uno tiene vocación de servicio, de alguna manera quiero devolverle a esta comunidad todo lo que le dio a mi familia, a mi padre y al emprendimiento familiar. Sobre todas las cosas porque amo profundamente mi ciudad, me creo con un proyecto confiable para dar a los vecinos una mejor calidad de vida.- ¿Por qué querés volver a serlo?- Los que estamos en política entendemos que a la ciudad le falta y que todavía hay muchos vecinos que no la están pasando muy bien. Entonces, hay que tratar de ser un instrumento para mejorar la calidad de esos vecinos y ser una herramienta que permita el desarrollo de la comunidad, generando primordialmente igualdad de condiciones para todos los gualeguaychuenses en el acceso a los servicios, la educación, el trabajo y el desarrollo persona. Uno trabaja todos los días por tener una ciudad igualitaria.