“Cultivar es buscar la relación perdida con la naturaleza”
Los múltiples beneficios de la jardinería urbana y el cultivo de plantas nativas
El jardín es un refugio donde la conexión con la naturaleza no sólo se traduce en flores y plantas. También contribuye al bienestar físico y emocional de quien lo trabaja. Eso dice Celia Gómez Cattáneo, una gualeguaychuense que dirige una incubadora de plantas nativas entrerrianas.
Técnica en Floricultura y Jardinería, Celina Gómez Cattáneo, oriunda de Gualeguaychú, dirige Vivero Raíces, en la localidad de Villa Elisa (Entre Ríos), donde cultiva plantas nativas de la región.
En su opinión, la jardinería como tal trasciende el acto de trabajar la tierra, sembrar y regar. Tiene en realidad un significado terapéutico, estético y social profundo. Y ahí el atractivo de esta actividad practicada en contextos urbanos.
¿Es correcto hablar de jardinería urbana? ¿Cómo la describiría?
Es una práctica que se desarrolla tanto en el ámbito privado como en el público. Dentro de la propiedad privada, según el espacio disponible, puede abarcar desde un jardín de grandes dimensiones hasta un balcón o una decoración con plantas naturales en un interior luminoso. Los jardines ubicados en el frente de propiedades que se encuentran retiradas de la línea municipal, o en la planta baja de edificios, aportan verde a lo público haciendo más blandas las líneas duras de las edificaciones. Por otro lado, los jardines públicos abarcan espacios como el Parque Unzué, plazas, plazoletas o microespacios urbanos, imprescindibles en cualquier ciudad para una mejor calidad de vida de la población.
¿Qué motivos llevan a una persona a cultivar su jardín o un huerto en el entorno urbano?
Somos seres vivos y formamos parte de la naturaleza. La humanidad siempre ha necesitado de los recursos naturales para su supervivencia. Y la mayor parte de la vida del hombre la ha vivido en la naturaleza. Comprenderla es comprendernos a nosotros mismos. Más allá de necesitarla para nuestra supervivencia (alimento, vivienda, vestimenta, medicina, etc.) la naturaleza alimenta nuestro espíritu, nos da paz y nos hace reencontrarnos con nuestra esencia. El desarrollar jardines en el entorno urbano es nada más y nada menos que buscar esa relación perdida que tanto necesitamos. Para reconfortarnos, para alimentar nuestro espíritu, para disfrutar de la inagotable belleza de las plantas y para no perder la capacidad de sorprendernos cada día con sus cambios y sus interacciones con otros seres vivos, capacidad que de otra forma la perdemos con los años.
Beneficios físicos y mentales
A la hora de buscar una convivencia pacífica con la naturaleza, Gómez Cattáneo explicó a Ahora ElDía que es importante la misma trae beneficios de diferentes índoles, tanto en lo físico, lo espiritual y lo social.
¿Cree que la práctica de la jardinería trae beneficios físicos? Si es así, ¿cuáles serían?
Estoy totalmente convencida, y de hecho he experimentado los beneficios físicos de la jardinería. Es una práctica muy interesante para personas sedentarias, a quienes les cuesta comenzar con una actividad física más planificada. Por supuesto que siempre cuidando la forma de realizar las actividades según la cantidad de fuerza que puede hacer cada quien. El uso de la pala, de la carretilla, levantar macetas, etc., debe realizarse siempre de acuerdo a las posibilidades de cada uno y cuidando las posturas corporales para no sufrir daños en músculos o articulaciones. También permite respirar aire puro, tomar sol para la fijación de la vitamina D, realizar caminatas relajantes. Por otro lado, la infraestructura verde de las ciudades, está íntimamente relacionada a la actividad física y la salud.
¿Cómo colaboraría esta práctica a la salud mental individual y comunitaria?
Los espacios verdes nos transmiten paz y armonía, despiertan en nosotros sensaciones agradables que nos equilibran. De hecho, el color verde es considerado un color que relaja y los sonidos de la naturaleza (el agua que corre, las aves cantando, el sonido del viento en el follaje) son utilizados en grabaciones para obtener resultados tranquilizantes. El espacio verde público es el espacio físico más democrático y democratizador de la ciudad. Se lo puede definir como el lugar de encuentro de las personas sin importar la edad, el sector social o el nivel económico, que permite la aproximación a un entorno con naturaleza y equipamientos recreativos, deportivos y de contemplación. La buena calidad de estos lugares permite ofrecer a la sociedad un elemento de equidad e igualdad de alcance inmediato. Está estudiado que, en los barrios con mayor porcentaje de espacios verdes, la delincuencia es menor.
Lo que nos enseñan las plantas
Algunos dicen que la jardinería es una escuela de virtudes como la paciencia y la humildad. ¿Usted qué piensa?
La paciencia, sin dudas. En mi práctica de vivero, sembrar una semilla que sé que germinará a los 6 meses requiere de paciencia. Tenemos que ser pacientes esperando un año entero para ver florecida una planta o para poder disfrutar del color otoñal de los árboles o para recolectar ese fruto tan esperado. La humildad podemos verla en las flores silvestres al costado de los caminos. Ellas no esperan de halagos o reconocimiento para cada año deleitarnos con sus simples y a la vez maravillosos pétalos de diferentes colores, algunos estridentes, otros sobrios y modestos. ¡Cuánto para imitar en esas observaciones!
¿Qué podría decirnos de la función decoradora o estética de la jardinería?
Es un arte ya que usamos materiales (plantas) y elementos artificiales (mobiliario, pérgolas, esculturas, fuentes, etc.) para crear algo agradable. Desarrollamos un proyecto en un espacio determinado y usamos diversas técnicas para lograrlo. Pensamos en los colores (hojas, follajes), en formas y estructuras (árboles, arbustos, trepadoras, etc.), en la funcionalidad de las especies. Por ejemplo, barreras para vientos, ruidos u ocultar vistas, para lograr sombra, para efectos visuales y por supuesto para agregar valor estético. Pero es un arte difícil. Tenemos que tener en mente la evolución futura, trabajar pensando en el desarrollo quizás de años cuando se trata de árboles. Cómo afectarán el clima y los cambios estacionales a este proyecto; cómo se verá en cada estación y a lo largo de los años. Hay que pensar que el más hermoso de los proyectos puede verse afectado si el mantenimiento posterior es deficiente y realizado por manos inexpertas. Esto me hace reflexionar en la necesidad de revalorizar el oficio del jardinero. No de la persona que viene a nuestro jardín y corta el pasto, sino el que tiene conocimientos para llevar adelante un verdadero mantenimiento. Encontramos con facilidad lugares donde estudiar paisajismo, como diseñar y realizar un jardín; pero, ¿dónde se estudia el oficio de jardinero? ¡Y es tan necesario!
Mejor si son plantas nativas
“Vivero Raíces”, el emprendimiento que Celina Gómez Cattáneo tiene en marcha en Villa Elisa, se convirtió en una incubadora de plantas nativas entrerrianas. Y el viaje que llevó a que todo esto sea una realidad también es fascinante de explorar
“En la época en que estudié no se daba importancia a la vegetación nativa. Fue mi curiosidad y mi fascinación por recorrer campos y lugares de la provincia lo que me llevó a comenzar a investigar y a reconocer la flora nativa. Fue un arduo trabajo ya que en esa época no había mucha información. Las plantas nativas eran menos conocidas que las exóticas. Esto es entendible ya que muchos somos descendientes de europeos. Los inmigrantes, junto a sus afectos, trajeron sus plantas, las que les recordaban su tierra. Así fue como comenzamos con mi pareja, quien es fundamental en esta locura que llevamos a cabo, de formar hace ya 20 años, un parque de especies nativas”, contó.
“Esto nos adentró en un mundo fascinante que hasta el día de hoy no deja de sorprendernos. A partir de ahí comencé a cultivarlas, primero como un hobby y llegando a lo que es hoy en día: un vivero con una variedad sorprendente de plantas nativas y con un volumen de producción importante para lo que es un espacio de estas características”, agregó al respecto.
Finalmente, Celina Gómez Cattáneo habló sobre las razones por las cuales recomienda que se cultiven las especies nativas: “¡Principalmente porque son bellísimas! Porque podemos encontrar especies para cada necesidad en el jardín y porque nos permiten adentrarnos en un mundo fascinante de aves y mariposas que interactúan con ellas. En nuestro jardín de solo media hectárea, hemos podido observar 112 especies de aves, decenas de mariposas y demás animales silvestres, de esta manera se va conformando un ecosistema maravilloso. También porque al cultivarlas y conocerlas, aprendemos a amarlas y a defenderlas, lo que nos lleva a proteger los ambientes naturales de donde provienen”.