Los nuevos desafíos de Gualeguaychú
Como hemos comentado en anteriores artículos, Gualeguaychú atraviesa un momento de crisis y redefinición en lo que respecta a su perfil de desarrollo y modelo de inserción económica en el país y la región.Patricio Giusto y Pablo Lapalma*Opinión
Históricamente, la ciudad basó su crecimiento en pilares como la agricultura y la industria. Más recientemente, Gualeguaychú ha comenzado a explotar su potencial en materia de prestación de servicios, principalmente turísticos. La tranquilidad, los paisajes, el calor de la gente, el Carnaval y la cercanía a Buenos Aires fueron algunos de los factores determinantes para generar la atracción de miles de visitantes durante los últimos años. Sin embargo, han surgido dos nuevas cuestiones a nivel local que amenazan seriamente cualquier proyecto de desarrollo que nos propongamos.La primera de ellas es el notable crecimiento de asentamientos precarios en la ciudad. Se trata de gente que muy humilde, que ha ocupado numerosos terrenos de manera irregular. Además del drama social que constituyen las condiciones deplorables en que deben subsistir esas personas, esta problemática tiene un fuerte impacto en materia del ordenamiento urbano de la ciudad, aspecto clave para proyectar un modelo de desarrollo. A su vez, se abre un complejo debate acerca de cuáles son los derechos que el Estado municipal debe garantizar en estos casos y cómo satisfacerlos.El segundo problema es la inseguridad, algo que pocos años atrás los gualeguaychuenses jamás hubiésemos imaginado tener que discutir. Sin embargo, los hechos delictivos son cada vez más habituales en distintos barrios de la ciudad y los vecinos estamos cada vez más preocupados y movilizados al respecto.Ambos problemas tienen características en común, como ser:Han desbordado a un Estado municipal que no estaba preparado para afrontarlos, tanto desde su estructura organizacional y capacidad técnica, como desde los recursos financieros disponibles.Son problemas muy serios y complejos, ya que obedecen a múltiples variables y ponen en riesgo vidas humanas, todos los días. Por eso requieren un abordaje profesional a integral, con perspectivas a largo plazo.Vista la gravedad que revisten de estos dos desafíos internos que amenazan el futuro de Gualeguaychú, consideramos que es HOY el momento de, al menos, comenzar a discutirlos en las distintas esferas de la sociedad: política, sector privado y sociedad civil.Es importante tener en cuenta que todavía estamos a tiempo de revertirlos y reencauzar la situación. Y reiteramos que nos son problemas menores, porque más allá que ponen en jaque cualquier proyecto en materia de desarrollo local, hay en juego vidas humanas, que tranquilamente mañana podrían ser las nuestras.Lamentablemente, los problemas de Gualeguaychú ya no son sólo el asfalto, las cloacas, las luminarias, el gas o el agua potable. Ahora debemos enfrentar dos nuevas y enormes amenazas estructurales cuya solución, una vez que decidamos discutirla e implementarla, no se dará de un día para otro.Está claro que la mayor responsabilidad la tienen las esferas de gobierno, pero consideramos que debemos madurar todos como sociedad. En ese sentido, es tiempo que dejemos de hacer la vista gorda y creer que seguimos siendo esa ciudad segura, tranquila y alegre que pensaba que este tipo de problemas sólo los tenían las grandes ciudades como Buenos Aires.Debemos enfrentar de forma urgente estos nuevos desafíos, o de lo contrario nos iremos pareciendo cada vez más a localidades del conurbano bonaerense, en lugar de a otras que son modelos en materia de desarrollo local, como Rafaela, Tandil o Puerto Madryn. El primer paso para lograr el desarrollo es darle la justa dimensión a nuestros problemas y hacernos cargo. Es momento de abandonar las discusiones superficiales para decidir qué queremos ser y cómo lograrlo. * Licenciados en Ciencias Políticas y Administración Pública
Históricamente, la ciudad basó su crecimiento en pilares como la agricultura y la industria. Más recientemente, Gualeguaychú ha comenzado a explotar su potencial en materia de prestación de servicios, principalmente turísticos. La tranquilidad, los paisajes, el calor de la gente, el Carnaval y la cercanía a Buenos Aires fueron algunos de los factores determinantes para generar la atracción de miles de visitantes durante los últimos años. Sin embargo, han surgido dos nuevas cuestiones a nivel local que amenazan seriamente cualquier proyecto de desarrollo que nos propongamos.La primera de ellas es el notable crecimiento de asentamientos precarios en la ciudad. Se trata de gente que muy humilde, que ha ocupado numerosos terrenos de manera irregular. Además del drama social que constituyen las condiciones deplorables en que deben subsistir esas personas, esta problemática tiene un fuerte impacto en materia del ordenamiento urbano de la ciudad, aspecto clave para proyectar un modelo de desarrollo. A su vez, se abre un complejo debate acerca de cuáles son los derechos que el Estado municipal debe garantizar en estos casos y cómo satisfacerlos.El segundo problema es la inseguridad, algo que pocos años atrás los gualeguaychuenses jamás hubiésemos imaginado tener que discutir. Sin embargo, los hechos delictivos son cada vez más habituales en distintos barrios de la ciudad y los vecinos estamos cada vez más preocupados y movilizados al respecto.Ambos problemas tienen características en común, como ser:Han desbordado a un Estado municipal que no estaba preparado para afrontarlos, tanto desde su estructura organizacional y capacidad técnica, como desde los recursos financieros disponibles.Son problemas muy serios y complejos, ya que obedecen a múltiples variables y ponen en riesgo vidas humanas, todos los días. Por eso requieren un abordaje profesional a integral, con perspectivas a largo plazo.Vista la gravedad que revisten de estos dos desafíos internos que amenazan el futuro de Gualeguaychú, consideramos que es HOY el momento de, al menos, comenzar a discutirlos en las distintas esferas de la sociedad: política, sector privado y sociedad civil.Es importante tener en cuenta que todavía estamos a tiempo de revertirlos y reencauzar la situación. Y reiteramos que nos son problemas menores, porque más allá que ponen en jaque cualquier proyecto en materia de desarrollo local, hay en juego vidas humanas, que tranquilamente mañana podrían ser las nuestras.Lamentablemente, los problemas de Gualeguaychú ya no son sólo el asfalto, las cloacas, las luminarias, el gas o el agua potable. Ahora debemos enfrentar dos nuevas y enormes amenazas estructurales cuya solución, una vez que decidamos discutirla e implementarla, no se dará de un día para otro.Está claro que la mayor responsabilidad la tienen las esferas de gobierno, pero consideramos que debemos madurar todos como sociedad. En ese sentido, es tiempo que dejemos de hacer la vista gorda y creer que seguimos siendo esa ciudad segura, tranquila y alegre que pensaba que este tipo de problemas sólo los tenían las grandes ciudades como Buenos Aires.Debemos enfrentar de forma urgente estos nuevos desafíos, o de lo contrario nos iremos pareciendo cada vez más a localidades del conurbano bonaerense, en lugar de a otras que son modelos en materia de desarrollo local, como Rafaela, Tandil o Puerto Madryn. El primer paso para lograr el desarrollo es darle la justa dimensión a nuestros problemas y hacernos cargo. Es momento de abandonar las discusiones superficiales para decidir qué queremos ser y cómo lograrlo. * Licenciados en Ciencias Políticas y Administración Pública
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