POBRES ASALARIADOS
Los sueldos de empleados de comercio contrastan con el boom de ventas por la llegada de extranjeros

El acuerdo paritario del gremio que a nivel nacional conduce, hace 36 años, Armando Cavalieri, sigue corriendo de atrás a la canasta básica. En Gualeguaychú son 2.300 los y las empleadas registradas y cerca de 1.000 quienes trabajan en negro. Un sueldo no cubre la canasta básica total.
Por Luciano Peralta
La Federación Argentina de Empleados de Comercio y Servicios (Faecys), el sindicato más numeroso del país, cerró esta semana un acuerdo salarial con las tres cámaras empresariales del sector por el trimestre julio-septiembre del 27% en tres tramos: 7,5% en julio, 7,5% en agosto y 7,5% septiembre. Además, se acordó el pago del 4,5% como recupero por la inflación del trimestre anterior.
Este acuerdo fue celebrado por el secretario general de la Faecys, Armando Cavalieri, quien transcurre su décimo período al frente del sindicato con más afiliados en todo el país, ya que “permitirá que el salario básico llegue al piso de $286.000, con presentismo”, según informaron mediante un comunicado.
Pero ese salario básico dista mucho de lo que cada empleado de comercio recibe de bolsillo. Ahora ElDía dialogó con Hugo Bruzzoni, titular del gremio de comercio a nivel local, quien confirmó que, con todos los descuentos -obra social, jubilación, PAMI, etc.-, “un empleado con un año de antigüedad está recibiendo aproximadamente $187.000, un sueldo que ni siquiera alcanza la canasta básica”, expresó, al tiempo que cuestiono que “siempre estamos corriendo detrás de la zanahoria de la inflación”. En los casos de quienes suman 30 años de antigüedad (toda una vida), ese valor asciende aproximadamente a los $250.000.
Los dichos de Bruzzoni tienen asidero en la realidad inmediata. Según lo publicado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) en mayo, la Canasta Básica Total y Alimentaria se ubicaron en $ 203.361 (para una familia de cuatro integrantes), con un alza del 6,3% para no ser pobre y en $ 94.148 para no caer bajo la línea de indigencia.
Más allá de los tecnicismos en las mediciones oficiales, el sector de empleados de comercio sufre muy fuertemente un fenómeno novedoso en la economía argentina: los asalariados pobres.
Según un estudio elaborado por el Instituto de los Trabajadores de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET) y el Centro para la Concertación y el Desarrollo (CCD), en función de los resultados de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), los niveles de pobreza varían mucho dependiendo del estrato socio-ocupacional.
Dicho estudio indica que, entre los asalariados registrados, el 17% es pobre (datos al cuarto trimestre de 2022). Es decir que, pese a tener un trabajo formal, hay miles de personas que no ganan lo suficiente para acceder a una Canasta Básica Total.
Esta preocupante realidad recorre todo el territorio argentino. Además, como en todos los índices relacionados a los derechos laborales, los números son mucho peores para los asalariados informales. De acuerdo al Indec, en diciembre había 5.613.000 personas cobrando un sueldo sin hacer aporte jubilatorio. Entre ellas, según el estudio mencionado, el 45% eran pobres (2.525.850 personas).
Gualeguaychú no está exento de esta realidad, lógicamente. Pero, por ser ciudad fronteriza, hace un par de años que recibe a miles de ciudadanos extranjeros, en su enorme mayoría vienen de la República Oriental del Uruguay, atraídos por lo barato que les resulta el cambio de moneda.

Es cierto que esta situación ha contribuido a sostener al castigado sector comercial, pero también es cierto que en muchos casos ha generado ganancias extraordinarias. Sucede en los grandes supermercados, como Carrefour (tiene cerca de 100 personas empleadas), Malambo (cerca de 100 también, entre sus tres sucursales) y en las grandes distribuidoras, que algunas llegan a las 50 personas empleadas. Pero también pasa en los comercios medianos y chicos, que son la enorme mayoría y, sobre todo los de la zona céntrica, han sido beneficiarios directos del boom de ventas por la llegada de extranjeros.
Esta realidad ha sido un salvavidas para el sector comercial de la ciudad, lo que contribuye a motorizar la economía general de Gualeguaychú. Pero, el reparto de esas ganancias, en muchos casos, lejos está de reflejar una mejora económica para todos. Mientras algunos aprovechan esta primavera de dólares uruguayos, otros trabajan ocho, nueve y hasta doce horas por día para seguir siendo pobres.