INSEGURIDAD
Los vecinos del Barrio “Las Lilas” están cansados de que les roben: ya les quitaron cinco disyuntores en septiembre
Un vecino relató la situación en la que viven desde hace años en el oeste de la ciudad. Enumeró los diferentes factores que le restan seguridad a la zona, como el hecho de estar rodeados de monte y un asentamiento. El último hecho da cuenta de una persona que se metió en una casa y debieron ser los vecinos quienes ahuyentaran al ladrón.
El lunes después del mediodía, Juan Rivollier casi fue víctima de un robo en su casa, pero el aviso a tiempo de una vecina y la intervención de otros lo salvaron esta vez.
“Nosotros después de almorzar nos ausentamos con mi esposa cada uno a su trabajo, y quince minutos después una vecina, que por casualidad tiene habitación en el primer piso ve a un desconocido trepándose por el tapial del fondo de mi casa. Inmediatamente dio aviso a la policía y al grupo de vecinos que tenemos todos. Incluso ella misma lo intentó ahuyentar”, relato Rivollier.
Antes de la llegada de la policía, un vecino intentó interceptar al delincuente, quien lo termina amenazando que si daba aviso “les iba a tocar a ellos, todo con una total impunidad”.
En esta línea, Juan informó que a la vecina con quien comparte tapial “le entraron dos veces con el mismo modus operandi de saltar el tapial y le lograron sacar cosas. Esto pasa a plena luz del día”.
Para intentar combatir la inseguridad, los vecinos del barrio crearon un grupo de WhatsApp con el fin de mantenerse informados si alguno detecta conductas sospechosas en la zona. Esta modalidad de protección cada vez se vuelve más corriente entre los vecinos.
Por otra parte, existen diferentes factores que contribuyen a alentar la situación de inseguridad en “Las Lilas”.
“Nosotros en tres flancos tenemos monte, entonces es tierra de nadie. Hacen 10 metros y no los ves más. Hace tiempo que venimos reclamándole esto a la municipalidad. Nuestro barrio son 2 cuadras por 6 hacia el lado de la Urquiza. En la últimas dos tenemos el límite del cañadón, donde desagua toda el agua de Urquiza al oeste. Ese cañadón lo hicimos limpiar con presupuesto participativo porque la propia municipalidad había dejado montículos de tierra de la última vez que se limpió y no lo había retirado. Vino el Municipio y limpió, pero sigue estando el cañadón con ciertos puntos sucios”, señaló Rivollier.
Y continuó: “Para el lado del oeste hay todo un predio que no sabemos de quien es. Es un monte como de 4 metros de altura que hemos reclamado y no sucedió nada. Y para el lado de la ciudad está la canchita del barrio 348, que es todo un predio donde se hacen eventos, pero en la mitad de ese predio hay un monte gigante con casitas y hace mucho que viven ahí”.
Si bien en esta ocasión Juan se salvó de un hecho delictivo, lo cierto es que hace seis meses le robaron dos bicicletas de su patio. En este sentido, comentó que “tenemos todo enrejado y ni bien nos mudamos acá nos sacaron las térmicas y el disyuntor. De hecho, no pasa ni una semana sin que a uno le roben un disyuntor. A esto súmale el inconveniente de quedarte sin luz, de quedar indefenso. En el último mes le robaron el disyuntor a cinco casas”.
En el barrio están intentando comprar cámaras de seguridad para protegerse un poco más de la inseguridad, que los acecha a cualquier hora del día. En tanto, resaltaron el apoyo que les brinda la policía que muchas veces tiene poco poder de actuación.
“Es como remar en dulce de leche. Incluso nos enteramos de que hay un pedido de que no se toque el montecito, no le permiten a la policía que entre ahí. También hay que estar en los zapatos de los de la fuerza de seguridad que no pueden hacer mucho algunas veces”.