Jhasmani Campos lo cruzó en una acción, el rosarino reaccionó y terminó cara a cara con el delantero boliviano; la historia detrás de unos segundos de tensiónEstaba tranquilo, sin preocuparse demasiado por un récord que tiene ahí nomas y que atraparlo es apenas una cuestión de tiempo. Para Lionel Messi fue una noche en la que en apenas 45 minutos hizo de todo: una delicia en forma de túnel y un cruce fuerte, muy fuerte, con Jhasmani Campos, el N°10 de Bolivia. No suele molestarse por estas cuestiones el rosarino, pero anoche no pudo contenerse y terminó cara a cara con el delantero."Me enojé porque el 10 ya había pegado un par de patadas, en el primer tiempo también lo hizo. Me parece que no había necesidad de ponerse así, después del resultado, del minuto que iba y bueno, no pasa nada, quedó todo en la cancha", dijo Messi tras la victoria de la Argentina por 3-0 sobre Bolivia en el último juego del Grupo D."Fue una jugada que me molesto un poco porque él quiso sobrar a mis compañeros, a querer achicarnos", explicó el N°10 boliviano, después del encuentro. "No pasó nada. Le cometo una falta y él se para muy rápido a querer cuestionarme, pero me molestó porque entró y quería sobrarnos un poco, y me parece que un jugador de su talla no puede hacer eso. El árbitro trató de cuidarlo, ni siquiera con la patada que le hago era para caerse. Quiso achicarme, pero no me dejé por más que sea el mejor jugador del mundo".-¿Qué te dijo que te molestó tanto?-Es algo que me guardo. Es como que algunos son inocentes y parece que porque él es el mejor del mundo no se le pueda dar una patada.-¿Te dijeron algo tus compañeros después?-Me felicitaron por eso. Pero son cosas que quedan ahí. Lo admiro como jugador y admiro a la selección de la Argentina...
Apenas un gol, que no llegóEl rosarino apenas necesitaba un gol, lo que hubiera elevado su cuenta personal a 54, una marca que por ahora conserva Gabriel Batistuta con el seleccionado. Así como ante Panamá Messi ingresó y revolucionó el partido con tres goles, ayer le tocó participar en el tramo más gris del seleccionado, que jugó mucho mejor en el primer tiempo.Una reacción festiva, como quien recibe una muy buena noticia, brotó en el estadio cuando Messi salió desde el vestuario para jugar el segundo tiempo. No le era un estadio desconocido. En 2009, en un amistoso de pretemporada con Barcelona, había convertido dos goles ante Seattle Sounders. Pero ayer no fue la cancha del récord.El rosarino no pareció tan preocupado por sus logros individuales y después del partido dejó en claro que ya está pensando en el próximo cruce, por los cuartos de final, ante Venezuela, en Boston: "Ahora jugamos ante Venezuela y sabemos que es un rival muy duro. Si está en esta instancia es porque se lo merece. Nosotros tenemos que seguir haciendo lo mismo dentro de la cancha, porque es lo que nos da resultados".