Luis Bentancour: “Se está perdiendo la magia del potrero”
:format(webp):quality(40)/https://eldiacdn.eleco.com.ar/adjuntos/240/imagenes/000/457/0000457213.jpg)
El DT Nacional trabaja en el futbol infantil desde los 13 años. Lleva más de 40 temporadas formando jugadores y personas. Hoy, a los 58 trabaja en el Club Defensores del Oeste.Fabián Miró Laburar en el fútbol infantil requiere de mucho esfuerzo, ingenio y, en los días que corren, mucha paciencia. A diferencia de tiempos pasados, no son muchos los padres que se acercan a dar una mano. Es más, algunos toman a los clubes como una guardería. Te puede interesar: Juventud Unida presenta un ambicioso proyecto para sus inferioresDe esto, sabe y mucho Luis Bentancour, técnico nacional de fútbol, que a los 13 años descubrió su vocación de enseñar en su club de barrio, Pueblo Nuevo. Donde dirigió a chicos, tres o cuatro años menores, como Pedro Calatayud, Osvaldo Lazo, el Gura Strañeri o Alfaro, pibes que conformaban los Cebollitas, el Baby Fútbol de Pueblo Nuevo. "Gurises que hoy son abuelos en su mayoría", dijo Bentancour.En la década del '70, Luis jugaba en quinta y dirigía la sexta. Luego pasó a cuarta y conducía la quinta, hasta llegar a tercera división. Pueblo Nuevo está en el corazón del entrenador: "Vivo a una cuadra y media del club. Hacíamos fútbol, en lo que hoy es el anfiteatro. Todos (chicos, Primera, Veteranos, la gente del barrio) nos juntábamos en ese lugar, que era un poco el punto de reunión de Pueblo Nuevo".En el '93, llegó el curso de Técnico Nacional de Fútbol a Gualeguaychú, oportunidad que Bentancour no dejó pasar por alto. "Un grupo importante de gente que ya estábamos laburando, y otros que querían aprender, nos sumamos. Sabíamos que más allá de la práctica, estábamos cometiendo una serie de errores con los chicos, como trabajos de fuerza o sobrecarga, todo por desconocimiento. Y gracias a los profe Carlos Mascheroni, Guillermo Nikodem y otros docentes nos pudimos formar como corresponde", dijo."A mí el curso me costó sangre, sudor y lágrimas, ya que tenía el nivel primario únicamente, pero gracias a un grupo fabuloso de compañeros que me apoyaron, y también de mi familia, pude terminarlo", recuerda, orgulloso.Todo lo que aprendió en el curso lo volcó en el fútbol infantil y en la primera de Pueblo Nuevo (año 2000), junto a Enrique "Calique" Mosqueira. Tiempos de los recordados torneos de la alianza con equipos de Gualeguay. Apostaron a chicos de las inferiores, y si bien los resultados "no acompañaron", se jugó muy bien al fútbol. "Pero a alguna gente no le gustó lo que estábamos haciendo -una clara apuesta al futuro con chicos de la cantera- y personas ajenas al club nos hicieron pasar el trapo y me tuve que ir, después de haber trabajado toda una vida, junto a Adrián "Ollita" Álvarez, también con el "Ruso" Álvarez, entre otros", recuerda con nostalgia y un poco de bronca.En Defensores trabajó en los años 94 y 95, junto a Buby Smith, además del Negro Giménez y Néstor Castro, todos técnicos nacionales. Después los caminos del fútbol lo llevaron a Almirante Brown, equipo de la Prefectura que militaba en el torneo de ascenso, como jugador en Primera y entrenador en segunda.En el 2013, regresó a Pueblo Nuevo, donde se desempeñó como coordinador general del infantil, para iniciar este año una nueva etapa en Defensores del Oeste, siempre en el fútbol infantil.Como coordinador del fútbol infantil del Tractor Celeste cuenta con un grupo de técnicos que trabaja duro por el club. Daniel Ayala y Barboza se encargan de la Sub-16, mientras que Daniel Aguirre -jugador de la Primera- y Mico Velásquez trabajan en las diferentes categorías. "Además tengo la fortuna que dos pibes con los que laburé en Pueblo Nuevo (Tommy y Poroto Núñez), ahora me acompañan en Defensores".Además, dijo que cuando comenzaron en Defensores "eran sólo diez jugadores, sumando las cinco categorías, pero con el correr del tiempo se fueron sumando gurises: hoy tenemos casi todas las categorías armadas y la estamos luchando para terminar de conformarlas", dijo.Consultado por las diferencias entre los chicos de ayer y hoy, no dudó en señalar que en lo social está todo muy mal. "Lamentablemente, y espero que nadie se ofenda, de diez chicos que llegan, ocho provienen de familias en donde los padres están separados, con todo lo que esto significa. Y en lo deportivo, antes los chicos tenían mucho potrero, hoy son muy pocos".A modo de ejemplo, señaló que chicos que vienen de barrios como el Zupichini "tienen la impronta del Potrero, por la sencilla razón de que tienen una canchita, donde se juntan todos a jugar a la pelota, y eso es un valor agregado que demuestran en la cancha de 11, subrayó.
ESTE CONTENIDO COMPLETO ES SOLO PARA SUSCRIPTORES
ACCEDÉ A ÉSTE Y A TODOS LOS CONTENIDOS EXCLUSIVOSSuscribite y empezá a disfrutar de todos los beneficios
Este contenido no está abierto a comentarios


