Maestro, sembrador de esperanza
"La educación es tal vez, la forma mas alta de buscar a Dios" (Gabriela Mistral)Por Mario César Giordán *Especial para elDía Domingo F. Sarmiento definió claramente la función de la escuela primaria: "Es la educación primaria la que civiliza y desenvuelve la moral de los pueblos. Son las escuelas la base de la civilización".Recordando este pensamiento sarmientino, reflexiono sobre la misión del docente-educador. Educar es más que instruir; es contribuir a desarrollar las particularidades propias de cada persona concreta que el maestro tiene ante sí. Se educa a la persona en su totalidad, y no solo una parte suya como ser su inteligencia o su integridad social.Si en siglo XIX educar era sinónimo de civilizar, en el presente educar significa preparar al ser humano para su convivencia y favorecer los diversos modos de encuentro.Los maestros no pueden ni deben limitarse a la transmisión de saberes "desligados de la vida", sino asumirlos en forma activa y que contribuyan a "orientarlos en la vida".¡Qué hermosa misión la del maestro hacer de su escuela o de su grupo un lugar de encuentro y, a partir de allí, ser una fuente de formación! Solo de esta forma el educador evitará que las actividades, por más motivadoras que sean, se reduzcan a un mero rito vacío que apenas dejará huella en sus alumnos.Traigo a la memoria un libro de Julio Cortázar donde habla sobre la "Esencia y misión del maestro". Si bien fue publicado hacia finales de la década del 30, sigue teniendo vigencia. En "Papeles inesperados", Cortázar escribe que "ser maestro significa estar en posesión de los medios conducentes a la transmisión de una civilización y una cultura; significa construir en el espíritu y la inteligencia del niño el panorama cultural necesario, para su ser en el nivel social contemporáneo y, a la vez, estimular todo lo que en el alma infantil haya de bello, de bueno, de aspiración a la total realización".Cuando leí por primera vez estas reflexiones, pensé en la inmensa responsabilidad intelectual y ética del maestro: conocer en profundidad la civilización y la cultura, y la considerable creatividad para aportar a la construcción de seres humanos integrales. Difícil misión, pero emocionante y única.La educación es un permanente "presente". "El futuro de los niños es siempre hoy. Mañana será tarde", nos recuerda Gabriela Mistral. Por eso, en este mundo en permanente cambio el fin de toda educación es que los educandos aprendan quiénes son ellos mismos y lleguen a serlo. Si el maestro, al final del año puede evaluar este resultado como positivo, podrá sentirse seguro que la "semilla cayó en tierra fértil y llegará a dar el ciento por uno" en el futuro.En medio de la confusión reinante, y del permanente relativismo que nos aleja de la Verdad y de los valores supremos, el docente tiene en sus manos la inefable posibilidad de enseñar a convivir: respeto mutuo, comunicación, cooperación, solidaridad, respeto de las reglas y de las leyes deberán ser siempre las pequeñas-grandes metas que el educador no deberá olvidar. Si ellas se graban en el corazón de cada niño, desde el nivel inicial en adelante, en un lugar de acogimiento y de confianza, se encenderán llamas de esperanza en un profundo cambio personal y social.La sociedad toda está esperando una transformación de nuestra educación. Lamentablemente en las últimas décadas, los docentes estuvimos sometidos por los vaivenes de una política educativa inestable. Marchas y contramarchas; reformas y contrarreformas sin objetivos claros ni norte seguro, llevaron a los educadores a un cansancio moral del que cuesta, y costará, repuntar.Desde muchos sectores se ha desvalorizado al docente en su MISIÓN DE EDUCAR. Se lo ha reducido, como nos recuerda René Trossero "a ser funcionarios al servicio de una enseñanza no comprometida con la vida; de callar por miedo, cuando deben hablar para defender los derechos de los alumnos" o de hacer de la vocación una mercancía que tiene un precio solamente económico.Querido/a Colega Maestro/a: Si al final de tu carrera miras hacia atrás y no ves a los niños que educaste, entonces recordarás con Gabriela Mistral que "En vano se echa la red ante los ojos de los que tienen alas". Tus ex-alumnos ahora son libres. Vuelan solos. Les enseñaste a volar. Fuiste para ellos, un SEMBRADOR DE ESPERANZA... * Profesor para la Enseñanza Primaria - Primera Promoción - ENOVA -1972
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