“Malvinas es la única causa que une a los Argentinos”
Los ingleses se rinden ante las fuerzas argentinas; el entonces cabo principal Jacinto Batista reúne a los marines británicosErnesto Urbina es integrante de la agrupación Comandos Anfibios que tomó la casa del gobernador Rex Hunt, en Puerto Stanley. En conversación con ElDía, recordó ese 2 de abril de 1982. Cuando fue a auxiliar a Pedro Giachino, la primera víctima de la guerra, un francotirador le disparó y quedó tirado dos horas con las vísceras fuera de su cuerpo.
El veterano de guerra vive en Punta Alta, ciudad a la que una avenida separa de la Base Naval Puerto Belgrano. En 1977 ingresó a la Armada, donde se desempeñó como enfermero naval. En 1982 tenía 23 años y estaba haciendo el curso de Comando Anfibio, fuerza elite de la Marina de Guerra Argentina, cuando fue convocado para "formar parte de una operación de la cual no teníamos mayores datos", relató en una larga charla con ElDía.
Los comandos anfibios se embarcaron en el ARA destructor Santísima Trinidad y partieron, el 28 de marzo, con "rumbo sur". Pero, "no conocíamos el destino", contó Urbina. "Navegamos cuatro días, de los cuales en uno y medio sufrimos un fuerte temporal que nos ocasionó la pérdida de material importante. El desembarco en Malvinas comenzó el 1° de abril a las nueve de la noche", relató.
"En las horas previas se me cruzaron varias sensaciones, sabíamos que íbamos a vivir una situación real de combate. La noche del 1° fue muy difícil por el clima y un oleaje de casi dos metros, además de las algas que dificultaron la navegación", recordó.
Una vez en tierra iniciaron, con destino a Puerto Stanley, una marcha que duró cuatro horas en un terreno muy difícil y de mucha turba. "Los ingleses nos estaban esperando, pero tuvimos la suerte de no desembarcar en la playa prevista inicialmente, gracias a que los navegantes Sequeira y Schweizer observaron movimientos que delataban la presencia de tropas enemigas, concretamente dos ametralladoras MAG (calibre 7,62x51mm, con una cadencia de tiro de 1.800 disparos por minuto, y un alcance eficaz de hasta 1.800 metros)".
"La patrulla de 16 hombres que lideraba el capitán Pedro Giachino se desprendió del grueso, unos 100 hombres, iniciando la aproximación a la casa del gobernador, mientras que las distintas fracciones se dirigieron a otros puntos", contó Urbina, con una precisión que resiste el paso de los años.
"A las cuatro de la mañana nos ubicamos a unos 300 metros del objetivo, avanzando los comandos Giachino, Schweizer, Luro y Alegre hasta proximidades de la casa para verificar las defensas. En ese momento, se escucharon disparos y el arribo de un camión con más soldados, todo para defender la casa del Gobernador", indicó el ex combatiente. Al tiempo que recordó que tenían "la orden explícita de no causarle baja alguna a los ingleses, en lo que fue el punto más difícil de llevar a cabo".
"Si bien se abrió fuego, fue para amedrentar a las defensores y que se rindieran. Pero como los británicos no dejaban de tirar, el capitán Pedro Giachino decidió tomar la casa del Gobernador por asalto. En esa acción fue seguido por García Quiroga, los disparos siguieron y los dos cayeron heridos", relató.
En ese momento, escuchó el grito desesperado de Giachino: "¡Enfermero Urbina!" y cuando salió a auxiliarlo recibió dos plomazos, uno por debajo del ombligo, que le hizo perder el equilibrio y que se le caiga el fusil al piso. Tras la conmoción de recibir un disparo de calibre 7.62mm, se abrió la ropa para aplicarse una ampolla en la pierna derecha. "Pero al no sentir el pinchazo, me inyecté demerol -un medicamento que se usa para tratar el dolor que va de moderado a grave- en la pierna izquierda, y me arrastré con los intestinos a la rastra para salir de la línea de tiro. Quedé tirado, rogando que no me disparen nuevamente", contó.
Dos horas después, cerca de las 9 de la mañana, llegó el resto de la fuerza y fue auxiliado. "Un compañero me sacó de encima unos gansos que estaban sobre mis intestinos y me dio un par de cigarrillos particulares 30", relató con la naturalidad que sólo el paso del tiempo puede tamizar semejante situación.
Giachino recibió dos impactos de bala que le ingresaron en la arteria femoral, pero, lógicamente, Urbina se enteró de su muerte en el avión que lo llevaba de regreso, cuando preguntó quién estaba dentro de la bolsa negra.
Hoy, a 37 años de la guerra, el ex combatiente que sufrió fractura de cadera, rotura del intestino y corte del nervio crural, que le dejaron secuelas de por vida, aseguró que "el manto de olvido posterior a la guerra nos hizo mucho mal; en mi caso y en el de la mayoría no tuve asistencia psicológica necesaria; las autoridades de turno se lavaron las manos".
¿Malvinas es una herida abierta?, preguntó ElDía. "En su momento, me preguntaron si iría ahora a las islas y dije que no, porque es como viajar a Córdoba y tener que presentar un pasaporte. Hasta tanto no pueda ingresar libremente, no pienso volver. Es una herida abierta", aseguró el ex combatiente.
El Acto en la ciudad
Será hoy, desde las 10, en el Monumento a los Caídos, ubicado en Sáenz Peña y Luís N. Palma. En caso de lluvia, se traslada al Centro de Convenciones Municipal (Estrada 1080).
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