A 38 AÑOS DEL FINAL DE LA GUERRA
"Malvinas no es solamente un 2 de Abril, para nosotros es cada día de nuestras vidas"
Pedro Vergara, Oscar Pérez y Osvaldo Frávega integraron el Batallón 5 de Infantería de Marina, en el conflicto del Atlántico Sur. "Le pedí a Dios morir en Malvinas o volver bien, no regresar mutilado y ser una carga para la familia", confió uno de los veteranos.
Fabián Miró Este domingo se cumplen 38 años de la rendición argentina en la guerra por las Islas Malvinas. ElDía dialogó con tres veteranos de la ciudad que recordaron el conflicto que los marcó para toda la vida. Pedro Vergara, Oscar Pérez y Osvaldo Frávega estaban a un paso de obtener la baja, pero la invasión a las islas los sorprendió en Tierra del Fuego. Los tres eran parte del el Batallón de Infantería de Marina (BIM) Nº 5, con base en la ciudad de Río Grande. Cuando les dijeron que Argentina estaba en guerra, pensaron en Chile, país con el que se estuvo a punto de un conflicto bélico por el canal de Beagle. Pero no, el enemigo era un integrante de la OTAN, el Reino Unido de Gran Bretaña. El 5 de abril el BIM Nº5 fue movilizado a las islas. Se trataba de una unidad adaptada a los rigores del clima extremo, aunque ninguno de sus integrantes –oficiales, suboficiales y soldados– tenía experiencia en combate. Sólo en ejercicios en el terreno con el uso de munición real. Al igual que las unidades del Ejército, los infantes estuvieron 74 días en suelo malvinense. Fueron protagonistas de feroces combates, y los últimos en deponer las armas, antes de caer en manos de los británicos. A sus 58 años, Pedro Vergara se refirió a la finalización de la guerra. En su casa, donde el frente siempre luce una bandera argentina, el veterano contó que a pesar de los años, “las imágenes permanecen nítidas, los recuerdos siempre están, más un 14 de junio, que nos lleva a la misma fecha, pero del año 1982”. Al igual que las unidades del Ejército, los infantes estuvieron 74 días en suelo malvinense. Fueron protagonistas de feroces combates, y los últimos en deponer las armas, antes de caer en manos de los británicos “Sin cerrar los ojos veo todo como si fuese una película. El nerviosismo, los gritos, la adrenalina a mil, muchas sensaciones juntas. La noche anterior sentíamos el ataque ingles a dos kilómetros de Sapper Hill, la última altura, que era donde nos encontrábamos. Nuestros compañeros que estaban en primera línea habían resistido el avance británico, y uno esperaba el momento de entrar en combate”, recordó. “El que diga que no sentía temor, miente. El 14 fue un día nublado y con temperaturas muy bajas. Temprano, los ingleses comenzaron a bombardear con sus buques, a lo que se sumó el fuego de artillería en tierra y la incursión de aviones que buscaban neutralizar un cañón Sofma, calibre 155mm L33 Modelo 1977, del Ejército Argentino, que les estaba haciendo mucho daño por el calibre y el alcance”, indicó Pedro. A las 10 de la mañana llegó la orden del comandante Capitán de Fragata Carlos Robacio, para agrupar a todo el BIM 5 en Sapper Hill y contraatacar con la misión de recuperar las alturas perdidas. “Pasaron a mi lado Otero y Castillo, ambos entrerrianos, y me dijeron ‘vamos, vamos que mataron a Monzón’, un compañero nuestro. Todo esto pasaba en un escenario de conflicto. A las 11 el Gobernador Menéndez había firmado la rendición, sin embargo nuestro comandante, que siempre estuvo en primera línea, no acató la orden y se preparaba para contraatacar”, recordó. En ese momento le pedí a Dios morir en Malvinas o volver bien, no regresar mutilado y ser una carga para la familia “Había que defender la altura y nos ordenaron preparar munición para un día de combate y reconquistar las posiciones perdidas, mientras observábamos el despliegue de dos batallones enemigos. La idea era seguir en la isla y combatir hasta lo último. Luego aparecieron tres helicópteros, dos de ellos transportando tropas. El cabo segundo Daniel Benítez, que tenía colocada una granada Paf en el Fusil (Fal 7,62mm), derribó uno de ellos, mientras soportábamos fuego naval, artillería de campaña y bombardeo de aviación”, continuó el veterano de guerra, con la claridad que el tiempo no ha podido borrar. “En ese momento le pedí a Dios morir en Malvinas o volver bien, no regresar mutilado y ser una carga para la familia”, confió a ElDía. Cuando llegó la orden de repliegue, con un solo cargador (20 proyectiles) salió de la posición sin ver a sus compañeros. Al momento de replegarse sintió el ruido del motor de un helicóptero británico a sus espaldas, por lo que junto a otro compañero rezagado emprendió la caminata, con el fuego enemigo a los pies. Regresar con un pasaporte a las islas es algo que no puedo hacer, porque sería reconocer que son inglesas “Una de las balas pasó por entre nosotros y mi compañero cayó. Cuando lo levanté me dijo ‘solo me caí Chamigo’. Fuimos los dos últimos en bajar y reencontrarnos con la compañía para ingresar a Puerto Argentino formados con nuestros cascos y fusiles. Cuando pasamos por la casa del gobernador y por el Hospital observamos, con mucho dolor, que en el mástil estaba la bandera inglesa, lo que me provocó mucha angustia”. Vergara nunca más volvió a Malvinas: “Regresar con un pasaporte a las islas es algo que no puedo hacer, porque sería reconocer que son inglesas. El territorio es nuestro, es de Argentina, no podemos ingresar como si fuésemos de otro país”.
Osvaldo Frávega, integrante de la compañía Nácar, recordó: “sufrimos bombardeos en forma permanente y no veíamos la hora de enfrentar a quienes nos tiraban con todo lo que tenían”. Frávega, apuntador de un FAP, recordó que vio a grupos de soldados del Ejército que se replegaban bajo el fuego de la aviación enemiga en los días finales del conflicto bélico. “Cuando volví todos me miraban raro, y no era para menos. Sonaba fuerte el escape de un camión o un auto y yo me tiraba de cabeza al piso en la búsqueda de protección. Es que en las Islas escuchabas el silbido de los proyectiles de artillería y rogabas para que no cayera en tu posición”, aportó. Cuando volví todos me miraban raro, y no era para menos. Sonaba fuerte el escape de un camión o un auto y yo me tiraba de cabeza al piso en la búsqueda de protección Por su parte, Oscar Pérez, integrante de la Compañía Mar, contó que el 14 de junio salió de su posición a las 9 de la mañana para enfrentar al enemigo. “El combate fue muy duro, momentos en donde lo único que se te pasa por la cabeza es sobrevivir de cualquier forma y tirar con el poder de fuego. Cuando salimos de nuestra posición vimos a unos helicópteros sobrevolando, bajando a uno de ellos el Cabo Segundo Benítez”, recordó. “Después nos informaron que la guerra había terminado y nos replegamos a Puerto Argentino. Nos tomaron prisioneros, pero no nos sacaron el armamento. Al otro día nos llevaron al aeropuerto y cuando nos retiraron del galpón en que estábamos vi flameando la bandera inglesa en lugar de la nuestra”, expresó sobre “una de las cosas más duras de la guerra”. Pérez reconoció que le molesta que se los catalogue como “chicos de la guerra”, y aseguró que fueron “hombres que nos jugamos la vida por nuestra patria, que vimos morir a compañeros y que soportamos todo el horror de la guerra y el posterior olvido”. “Si bien los británicos nos trataron bien, nunca dejaron de demostrar quien estaba al mando mientras fuimos prisioneros de guerra”, recordó el veterano que aún conserva un reloj que usó en Malvinas y que ocultó de tal forma entre su ropa para que los ingleses no lo tomaran como un “trofeo de guerra”. Fueron muchos días bajo tierra, tratando de protegerte de las bombas y rezando para seguir con vida. Todo eso se nos fue metiendo en la cabeza y hoy un ruido, el sonido de un escape libre, me retrotrae a la guerra Al regreso sufrió las secuelas de la guerra: “No podía dormir, me despertaba sobresaltado, veía cosas ensangrentadas. Una vez que volvía del boliche Bárbaro, se desató una tormenta con refucilos. Uno sonó muy fuerte y reaccioné como si se tratase de una bomba. Me tiré cuerpo a tierra y para mi desgracia me enterré un alambre de púa que estaba en el piso. En ese momento pensé ‘qué carajo estoy haciendo’”, “Fueron muchos días bajo tierra, tratando de protegerte de las bombas y rezando para seguir con vida. Todo eso se nos fue metiendo en la cabeza y hoy un ruido, el sonido de un escape libre, me retrotrae a la guerra. Es que Malvinas no es solamente un 2 de Abril, para nosotros es cada día de nuestras vidas”, finalizó. La Guerra Duró 74 días en los que se enfrentaron 12.397 argentinos y 10.376 ingleses. Fueron 649 los soldados argentinos y 255 los ingleses que murieron en las islas, aunque se estima que las bajas británicas son superiores a las que reconoce el invasor.ESTE CONTENIDO COMPLETO ES SOLO PARA SUSCRIPTORES
ACCEDÉ A ÉSTE Y A TODOS LOS CONTENIDOS EXCLUSIVOSSuscribite y empezá a disfrutar de todos los beneficios