María Cecilia Esteve: modelo de tenacidad, ideas claras y salud
Tiene 24 años y toda una vida luchando contra el sobrepeso, los estereotipos y la opinión de los demás. Con sus 110 kilos comenzó un camino de transformación interna, aceptación, perdón y crecimiento. Hoy, con más de 23 kilos menos participó de la elección de la Embajadora de Concepción del Uruguay y demostró que otra belleza, es posible. Mónica Farabello Ser linda, ser fea, ser gorda, gordo, o flaco. Para María Cecilia Esteve son meras descripciones que no dicen mucho sobre un ser humano. Es que su lucha y su trabajo espiritual van por otro lado. "Tener ojos claros y el pelo largo puede ser lindo para una cultura, y en unos años no, o en otra cultura no, es todo súper relativo y eso se ha entendido en gran parte del mundo, aunque en Argentina lo único que existe para la industria es la delgadez".Así habla una mujer de 24 años que debió afrontar sus cambios físicos cuando tenía apenas 12 o 13 años. Siempre fue "la grandota" del curso y a los 16 ya era toda una mujer para la mirada de los demás.Atravesó mil prejuicios, mil insultos y miles de miedos, por el sólo hecho de ser gorda. Sí, gorda. La palabra tiene una carga tan negativa como la que supimos cargarle como sociedad cada vez que la pronunciábamos.La obesidad es una epidemia a nivel mundial. La mala alimentación y el sedentarismo hacen que nuestros cuerpos sean contenedores de grasa y que nuestra salud se deteriore día a día.Fue así que María Cecilia cayó en la bulimia, pasando dos años de su adolescencia escondiendo tan terrible enfermedad en la cara de sus propios padres."Cuando me fui a estudiar y dejé Concepción del Uruguay me di cuenta que me estaba haciendo mal. Me fui a vivir a Villaguay y ahí conocí gente más grande que yo, que era como yo y que vivía una vida plena; además pude tomar distancia de una pareja que me exigía un tipo de cuerpo y una forma de vestir que yo no podía alcanzar", contó María Cecilia Esteve.La decisión de cambiar de hábitos vino de sí misma; de perdonar todo el daño que se había hecho a su estima y a su cuerpo, y por sobre todas las cosas, a entender que los modelos de belleza no tenían nada que ver ni con los talles, ni con el color de pelo, ni con el peso."La gente siente que tiene el permiso para opinar sobre el cuerpo del otro; agreden porque tienen su autoestima por el piso", opinó Cecilia sobre los miles de mensajes hirientes que circulan por las redes sociales.Además, aseguró que el estereotipo de "la flaca" está tan instalado en Argentina, que hasta dentro de los colectivos feministas "se escuchan más a las flacas; en las publicidades las supuestas mujeres reales son todas flacas. En la televisión y en la gráfica hay una industria que no para de ofrecerte comida y de mostrarte gente que no come". Una líder positiva de las redes socialesMaría Cecilia es una mujer valiente que no teme mostrar sus cambios externos, pero por sobre todas las cosas, manifestar sus sentimientos y pensamientos más íntimos.En una de sus publicaciones compartió: "Cuando era chiquita jugaba a ser modelo, pude serlo por unos minutos. ¿Puedo seguir siendo modelo? ¿Pero modelo de qué? ¿De qué me puede servir caminar mostrando ropa? Qué puedo ganar?Hoy siento que puedo ganar siendo ese modelo que siempre quise ver desde que tengo conciencia de las diferencias entre las personas, siendo quien golpea la puerta a una sociedad que discrimina al que es distinto para contarles que acá estamos, que existimos, que las mujeres y los hombres que no somos de revista, que no entramos en la medida "deseable, top, high fashion, talle único" también merecemos vestirnos como nos gusta, elegir los colores y estampados que nos plazcan, el largo y lo ajustado que nos encante. Nuestro cuerpo, el de todos, es un envase del alma, pero todos tenemos derecho a adornar ese envase de la manera en que elijamos y no limitados por la oferta reducida de estilo que hay en nuestros talles.Les cuento que voy a estar defendiendo esta idea de manera más activa en la elección de la Embajadora de la ciudad. Mi idea es mostrar algo diferente, abriendo el debate sobre la diversidad de cuerpos y bellezas, dándole visibilidad a las personas que deseamos tener opciones en cuanto a vestimenta, para poder expresar nuestra personalidad, para abrirle el camino a otras personas que como yo sueñan con ver un modelo que las represente, que no les haga sentir que les falta algo para ser bellas, y sobre todo que cada uno tiene derecho a sentirse bello, ser uno mismo y elegir cómo expresarlo".Luego del masivo apoyo que recibió Cecilia en las redes y en el día del desfile, fue elegida por el jurado como segunda princesa.Pero el próximo año va a ir por más. Quiere que no se les exija a las mujeres pasearse en traje de baño delante de todos, y que se valoren otras cosas, como la cultura general y hasta el conocimiento que tienen las participantes de la ciudad que van a representar. El photoshop, un enemigo de todasLa imagen distorsionada que venden las revistas afecta hasta a las más flacas. "En el concurso de la Embajadora de la ciudad, veía a chicas que eran unas nenas con cuerpos de revistas, preocupadas porque se les veía una estría o un rollo que no existía", contó Cecilia sorprendida.En una de sus publicaciones para darle ánimo a otras mujeres, mostró el poder que tiene el photoshop: una mirada distorsionada que nos aleja de la realidad de los cuerpos."No soy experta en photoshop, no soy psicóloga, no soy más que una mujer cansada de ver la misma historia en todas las revistas argentinas y muchas otras extranjeras, no he escuchado de mucho photoshop en hombres, seguramente lo hay, pero veo en realidad un montón de imágenes que nos dicen qué estamos mal, que estamos gordas, que cualquier producto para adelgazar es magico y nos dará felicidad eterna, que el único camino a la realización personal es adelgazar esos tres, cinco, veinte o ochenta kilos de más. Me cansé, lo viví en carne propia, la presión por ser perfecta, por ser flaca, por entrar en la idea de belleza que tiene este país, esta gente, la gente relacionada al mundo de la moda, o no tanto. Me cansé de que me digan "que linda estas! estas más flaca?" y a veces sí, lo estaba, estaba más flaca, y? eso no cambia si soy bella o no, si soy deseable, mirable, juzgable, querible.Durante unos años luche por tener esa imagen perfecta, por no tener ni un gramo más. Sufrí desde chica por ser "grandota" y hasta hoy en día sufro por mi tamaño. ¿Quién dice que tengo que ser flaca para estar saludable, para ser feliz, para ser exitosa o para tener una vida plena? Sí, la salud va muy de la mano con el peso, que no es lo mismo que la medida, que tampoco es lo mismo que lo que ven los otros, que no es ni remotamente lo mismo que lo que los otros quieren. Me canse de escuchar "sos linda de cara, si fueras más flaca", "que lastima que estés tan `gordita`, con la carita linda que tenés!!!" ¿Acaso si fuera fea no importaría si soy gorda o no? ¿Acaso tu mirada de lo lindo y lo feo define la medida que tiene que tener mi cintura?Estoy cansada de escuchar siempre lo mismo, de ver siempre lo mismo y de sentirme siempre de la misma forma, de sentir que cuando voy a un negocio tengo que ir a uno de talles grandes, de señoras, porque a negocios de moda, juveniles, "top", ni imagino entrar, son de esos negocios de "de tu talle no tenemos nena". ¿Acaso tengo tres piernas? ¿Acaso no puedo usar ropa linda?Seguimos viendo en la tele pastillas para adelgazar, recetas mágicas, modelos perfectas; y no generalizo, pero cuántas de ellas no admiten el desorden mental y alimenticio que provoca el estar contando calorías, vomitando cada comida, ejercitándose horas incontables. ¿Hasta cuándo vamos a seguir tragándonos el verso, bajándolo con esa pastilla y sonreír frente al espejo queriendo contentar una imagen que es para pocas, y para pocos?¿Por qué seguimos aceptando que nos digan "Gorda" en la cara, escondido tras "tenemos hasta el 40" y ese número te carcome la cabeza...Cuarenta".¿Qué tal si cambiamos esos hábitos? ¿Qué tal si en vez de quejarnos por las cosas que no nos gustan, no nos observamos en las cosas lindas que tenemos, quizás los ojos, el pelo, la sonrisa...la sencillez, la humildad, el amor, el corazón grande, los abrazos cálidos, el alma sana, la cabeza en orden".La industria y la discriminaciónEn Argentina cada publicidad, cada novela y cada obra de teatro es encabezada por una mujer joven, flaca y bella. No existe un parámetro alternativo, excepto para el humor, para reírse de la gorda que es graciosa, que no es tan mujer como la mujer flaca, porque ella es gorda.La discriminación en la mirada ajena enferma, agrede, lastima, pero también muestra que del otro lado hay inseguridades, miedos, frustraciones que son descargados en el otro.Por eso, este artículo está destinado a todas aquellas mujeres que trabajan día a día por ser la mejor versión de sí mismas. Eligiendo el mejor alimento para su cuerpo y para su espíritu; valiéndose por lo que dan y no por lo que pesan; para todas las mujeres que son valientes y se enfrentan a cada cobarde insulto.
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