Martín Ayala: “No concibo el mundo por fuera del arte”

Nació en Buenos Aires hace 40 años. De chiquito y de la mano de sus padres llegó a Gualeguaychú donde hoy vive. Es profesor de historia, y a fuerza de trabajo logró el reconocimiento del mundo artístico. Hace un tiempo se dedica a la producción de espectáculos, "algo que me hace muy felíz", reconoce.Luciano PeraltaDe padre obrero metalúrgico y madre ama de casa, Martín es el mayor de cinco hermanos. Hace años que recorre cada rincón del carnaval más imponente del país: la primera vez tenía 16 años y salió en una comparsa escapado de sus padres, se ganó una paliza, pero no escarmentó. Trabajó empujando carrozas "para poder estar adentro"; fue el primer carnavalero que pisó el corsódromo y se dio el gusto de dirigir una comparsa en varias oportunidades.Sentado en el sillón de su departamento Martín recuerda su infancia: "Siempre fuimos una familia trabajadora, de barrio, toda gente de campo. Bueno... eso forma parte de un mundo infantil con muchísima libertad, porque me crié en el campo sin las ataduras que por ahí puede tener un chico hoy".-¿De chico te relacionaste con el arte?-Si. En casa siempre estuve rodeado de libros con imágenes fantásticas, siempre me llamaron la atención los cuentos. Mi mamá me llevaba mucho al cine, en ese entonces era en el Teatro o en el Cine Palma. En la década del '80 existía la costumbre de la matinée, a las dos de la tarde íbamos a ver películas. De alguna manera, eso fue modelando mi gusto artístico. Tengo recuerdos geniales, como cuando se estrenó ET, la pasaron en simultáneo con el resto del país, fue increíble; otra película genial que me marcó fue el Pájaro Azul, creo que eso fue estimulando mi imaginación.-De chiquito te mezclaste con la cosa artística...-Cuando tenía 9 o 10 años, los galpones de las carrozas estudiantiles estaban por el barrio de la Villa Malvina, donde vivíamos nosotros. Cuando terminaban las carrozas me llevaba las partes a mi casa, eran como trofeos de guerra; jugaba con eso, armaba desfiles en el barrio, con mis vecinos y mis primos.Martín se emociona y se quiebra. Dice que la nostalgia no lo deja hablar. Es que de un tirón trajo al presente una infancia lejana en el tiempo, cuando "la ciudad era otra, no había remises, ni televisión por cable. Mirábamos el canal Uruguayo y girábamos la antena para poder encontrar la señal".-¿Qué lugar tenía el carnaval en esa ciudad?-Venir desde la Villa Malvina al centro era como venir a otro mundo. Amaba reservar las sillas porque me quedaba al carnaval y me iba a donde formaban las comparsas a ver qué hacían. También me escapaba y me iba a los galpones de las comparsas, me fascinaba todo ese mundo. Eso fue creando la necesidad de empezar a formar parte de ese universo que tanto disfrutaba.En los '80, Martín incursionó en el teatro. Lo tuvo que hacer escapado de su casa "porque en ese momento no era común para un adolescente, vos tenías que hacer fútbol, básquet o alguna actividad deportiva. Hice miles de cursos, de cerámica, de tallado, artes visuales, de todo. Eso hizo que cada vez me meta más en el mundo del arte, cuando quise acordar estaba adentro. Y bueno ese mundo hoy forma parte de mi vida, hoy no concibo al mundo sin arte".-¿Cómo fue la primera vez que saliste en el Carnaval?-Salí escapado por primera vez en el año 86 con una comparsa de Pueblo Nuevo, Fantasía se llamaba. Mis papás estaban en la platea, me vieron y me gané un buen reto y una buena paliza.-No escarmentaste...-No, terminé la secundaria, me fui a Buenos Aires y al año volví. Empecé a ir a la comparsa Marí Marí que siempre me había gustado, José Luis (Gestro) no me quería dar un traje me acuerdo... Entonces me hice hacer uno con las modistas y pude salir en el carnaval en el '92, no paré más.Fue director de Papelitos en 2000, pero la crisis era tal que no pudo hacer la comparsa que quería porque no había dinero. "En el 2003 fue otra cosa, con muchísimo reciclado hicimos la comparsa. Fue el sueño hecho realidad. Después también trabajé en O'Bahía", relató.-¿Cómo es esta nueva etapa como productor?-Me encanta el atrás de escena, el armado de todo, ver cómo se suceden las cosas, esa parte del proceso creativo es la que más disfruto hoy por hoy. Creo que es un nuevo desafío, así como lo fue el carnaval hace 20 años. Considero que tengo la sensibilidad artística suficiente como para entender qué necesita cada actor. Muchas veces el artista quiere dedicarse solamente a lo que sabe hacer y no andar ocupándose del detrás de escena, buscar sponsors, ni vendiendo las entradas, para eso están los productores.-Se te nota entusiasmado con eso...-Soy un agradecido de lo que he podido hacer, soy un trabajador, lo que hago, lo hago con pasión, siempre estoy aprendiendo y trato de hacer las cosas con el mayor profesionalismo posible. Siempre tuve claro lo que quería hacer y hacia dónde quería ir. Por supuesto que me he chocado con paredes, he subido demasiados escalones de golpe y he tenido que bajarme....pero mirar para atrás y ver que el camino que recorrí no fue en vano y ver adelante un camino impresionante por recorrer, eso me da energías para seguir haciendo todos los días.
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