PEDAL Y FE
Más de 700 bicigrinos realizarán la procesión de Gualeguaychú a Concepción del Uruguay
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Bajo el lema “María es el camino de esperanza”, mañana se celebrará la decimocuarta edición de la procesión organizada por la agrupación Pedal y Fe, una iniciativa que reúne cada año a cientos de fieles y aficionados al ciclismo.
A las cuatro de la madrugada de este lunes, más de 700 bicigrinos partirán desde la Parroquia Nuestra Señora de Fátima -situada sobre calle Leandro N. Alem- rumbo a Concepción del Uruguay por la vieja Ruta Nacional Nº 42. El recorrido, de unos 80 kilómetros mayormente por caminos de ripio, incluye subidas, bajadas y distintos puntos de encuentro donde los peregrinos en bicicleta avanzarán detrás de la camioneta que encabeza la procesión con la imagen de la Virgen Inmaculada Concepción.
Ahora El Día dialogó con Ana Laura, una de las pioneras de la bicigrinación e integrante de la organización, quien detalló cómo se preparan para una nueva edición. “Los preparativos vienen muy bien. Ya tenemos todo listo. Siempre quedan cuestiones de último momento, pero está todo encaminado. Lo importante es que contamos con mucha ayuda de los bicigrinos. Hay aspectos que exceden a la organización y entre ellos mismos se van ayudando para que todos puedan vivir la experiencia, especialmente quienes vienen de otras ciudades: cómo llegar antes, cómo traer la bicicleta… En todo eso se acompañan mucho. Cada tema que surge lo vamos resolviendo, así que estamos más que preparados”, explicó.
Respecto a la participación, remarcó que este año volverán a superar los registros anteriores. “Esperamos más de 700 bicicletas. Cada año se supera la cantidad de participantes. Pedimos completar una inscripción por una cuestión organizativa y también para tener un contacto de respaldo de cada bicigrino. Ya hay más de 500 inscriptos, y siempre hay un número que no se anota, así que calculamos que estarán superando ampliamente las 700 bicicletas. Va a ser una edición hermosa”, señaló.
Sobre la organización y el desarrollo de la jornada, Ana detalló que mantienen el esquema tradicional. “Salimos temprano por el calor de la época: a las cuatro de la mañana. Antes de partir rezamos y comenzamos el recorrido con música y el acompañamiento de María en la camioneta de apertura. Hacemos tres reagrupamientos y momentos de descanso: el primero en la Estancia La Selmira, el segundo en Colonia Elía y el tercero en Talita. Después sólo queda el tramo final hacia el ingreso a Concepción del Uruguay”.
Durante las paradas, los ciclistas reciben asistencia e hidratación. “En cada parada llevamos agua para que recarguen las botellas y caramañolas, y también algo para recuperar energía. En Colonia Elía celebramos la Eucaristía y bendecimos un presente que se entrega a los bicigrinos; en Talita repetimos algún gesto especial. Siempre sumamos algo distinto para que la experiencia sea más significativa. Uno sale a pedalear, pero la idea es que en el camino vaya encontrando pequeños gestos que le llegan de distintas maneras”, expresó.
Además, la logística incluye apoyo técnico y médico. “Contamos con un taller móvil que va arreglando bicicletas durante el trayecto. Nos acompaña una ambulancia, y Mosto pone un camión para traer de vuelta las bicicletas de quienes no puedan organizar su regreso. Las cargamos allá, vuelven de manera gratuita y después las retiramos acá. Es muchísima la ayuda: cada año aparecen las mismas personas ofreciendo lo mismo, y eso hace que todo sea más fácil y más grande. No quiero olvidarme de nadie, pero realmente es así”, destacó.
Finalmente, Ana Laura remarcó el espíritu que atraviesa a la experiencia desde su primera edición: “Una de las cuestiones más emocionantes y más fuertes es ver que todo esto es mucho más grande que la cantidad de bicicletas: desde la persona que colabora comprando una placa para ayudar a solventar la organización, hasta quien dona frutas, agua, turrones o caramelos; la persona que pone su vehículo para la asistencia o para trasladar el bidón del tanque de agua; quienes nos esperan en cada lugar al que llegamos, preparan los baños y ofrecen frutas frescas; los chicos de la juventud que nos reciben con sándwiches; los sacerdotes que nos acompañan en las parroquias del recorrido; y también las radios y los medios de comunicación que nos dan espacio para difundir esto. No me quiero olvidar de nadie, pero es impresionante la cantidad de personas que se moviliza”.
Cómo nació y se consolidó la bicigrinación
La iniciativa surgió hace 14 años impulsada por el padre Carlos Stadler, quien por entonces era párroco de la Catedral San José. En aquella primera edición participaron no más de 20 bicigrinos que, movidos por su fe, unieron por primera vez Gualeguaychú con Concepción del Uruguay en bicicleta.
Con el paso del tiempo, la cantidad de pedalistas comenzó a multiplicarse y, en las últimas ediciones -como la del año pasado-, la cifra superó los 600 participantes. Pero no solo se suman devotos o practicantes religiosos: también lo hacen personas apasionadas por el ciclismo y el deporte, que aprovechan la ocasión para desafiar el exigente circuito de 80 kilómetros, muchas veces marcado por condiciones climáticas adversas, ya sea calor, viento o incluso lluvia.

