IMPACTANTE HISTORIA
Masacre en Navidad: se disfrazó de Papá Noel, fue a la casa de su ex mujer y mató a toda la familia
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La Nochebuena se transformó en un infierno cuando el agresor disparó contra 25 personas y luego incendió la casa con un lanzallamas casero.
La ciudad de Covina, en el condado de Los Ángeles, fue escenario de un múltiple homicidio que culminó con la muerte de nueve integrantes de una misma familia, el 24 de diciembre de 2008.
El autor del hecho, identificado como Bruce Jeffrey Pardo, utilizó un disfraz de Papá Noel para acceder a la vivienda de sus ex suegros, donde se desarrollaba una reunión familiar con 25 personas presentes.
El ataque se inició aproximadamente a las 23.30 en el domicilio ubicado en 1112 East Meridian Avenue. Pardo arribó al lugar portando un paquete que simulaba ser un regalo, el cual contenía un dispositivo de dispersión de combustible.
Al ser recibido en la puerta por una menor de ocho años, el agresor extrajo una de las cuatro armas de fuego que transportaba y comenzó a disparar de manera indiscriminada contra los asistentes.
Durante el ataque, el agresor no solo utilizó armamento letal, sino que también empleó un compresor de aire modificado para rociar combustible de alto octanaje dentro de la propiedad. Esta acción derivó en una explosión y un incendio de grandes proporciones que consumió la estructura, dificultando las tareas de rescate de las víctimas y la posterior identificación de los restos por parte de los peritos forenses.
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Las víctimas fatales fueron identificadas como Alice Sotomayor Ortega (70) y Joseph S. Ortega (79), dueños de casa; Sylvia Ortega Pardo (43), exesposa del atacante; y otros seis familiares directos, incluyendo hermanos y cuñados de Sylvia. Un total de 16 personas lograron escapar de la vivienda, algunas con heridas de bala o lesiones sufridas al saltar desde el segundo piso para huir de las llamas.
Tras el ataque, Pardo huyó del sitio. Sin embargo, el incendio que él mismo provocó le causó quemaduras de tercer grado, ya que el calor extremo fundió parte del disfraz de Papá Noel sobre su cuerpo. Los investigadores determinaron que el plan original del agresor incluía un escape hacia Canadá, dado que poseía un pasaje de avión y miles de dólares adheridos a sus piernas.
La búsqueda policial finalizó en la madrugada del 25 de diciembre en la localidad de Sylmar, a unos 40 kilómetros de la escena del crimen. Las autoridades hallaron el cuerpo de Pardo en la residencia de su hermano, con una herida de bala autoinfligida en la cabeza. En el lugar se incautaron armas, municiones y un vehículo alquilado que contenía restos del material utilizado en el atentado.
La investigación posterior reveló que Pardo, un ingeniero aeroespacial de 45 años, había planificado el asalto con semanas de antelación. El móvil principal establecido por la fiscalía fue el resentimiento derivado de un conflictivo proceso de divorcio. Sylvia Ortega había solicitado la separación un año antes, y el acuerdo legal final, dictaminado poco antes de la Navidad, obligaba a Pardo a realizar pagos económicos que afectaban su patrimonio.
Además de la crisis matrimonial, el agresor atravesaba dificultades laborales y financieras. Había perdido su empleo meses atrás y acumulaba deudas significativas. Según los registros judiciales, Pardo carecía de antecedentes penales, pero los testimonios de su entorno indicaron un aislamiento progresivo y un comportamiento errático tras la ruptura sentimental y la pérdida de la custodia de los hijos de un matrimonio previo.
El peritaje balístico confirmó que Pardo utilizó pistolas semiautomáticas de calibre 9mm. La logística empleada para el incendio demostró un conocimiento técnico avanzado, propio de su formación profesional. El dispositivo casero funcionaba de forma similar a un lanzallamas, lo que garantizó que la propagación del fuego fuera inmediata y destructiva, impidiendo cualquier intento de sofocar las llamas por parte de los presentes.
Los servicios de emergencia y bomberos tardaron más de una hora en controlar el siniestro debido a la intensidad de la carga de combustible utilizada. El colapso del techo de la vivienda obligó a las autoridades a realizar las tareas de recuperación de cuerpos de manera gradual durante los días siguientes, utilizando registros dentales y pruebas de ADN para la identificación formal de las nueve víctimas.
En enero de 2009, el Departamento del Sheriff del Condado de Los Ángeles cerró el caso. El informe final concluyó que Pardo actuó sin cómplices y que el evento fue un acto de violencia premeditada dirigido específicamente contra la familia Ortega. La causa fue caratulada como homicidio múltiple seguido de suicidio, sin que se produjeran detenciones adicionales ni imputaciones a terceros.
