ABUSO SEXUAL
"Mi abuelo se metía en mi pieza y me abusaba", reveló una joven y pidió que lo detengan
La víctima, Camila Villán, de 29 años, denunció a su abuelo por el abuso sexual que sufrió cuando tenía entre "5 y 6" hasta los 13, y reveló su infierno a cronica.com.ar. La causa está archivada, y el presunto abusador suelto.
"Yo pensé que si mi abuela se enteraba de algo malo no lo iba a poder resistir, entonces nunca dije nada, pero hoy en día, lamento mucho haberme callado tanto tiempo". Ese, es apenas un fragmento del estremecedor testimonio de Camila Villán, una joven de 29 años que denunció a su abuelo por abuso sexual, que sufrió cuando tenía entre "5 y 6 años" hasta los 13 que se animó a contarlo.
La causa está archivada, y el presunto abusador suelto. Y aunque contar lo que vivió en su infancia, "la destruye, porque la obliga a revivirlo", optó por hacerlo para impulsar a que las víctimas hablen y que de esta forma, el proceso de sanación mediante la palabra, sea más ágil.
Pese al paso del tiempo, las cicatrices quedan y de tanto, en tanto se hacen sentir. Actualmente Camila está con tratamiento psicológico, pero los recuerdos del infierno que sufrió alguna vez, siguen latentes y asume que la acompañarán para siempre.
"Me cuesta mucho hablarlo, yo lo revivo todo cuando lo cuento", manifestó. Y aunque puntualizó que poner en palabras su dolor la ayuda a aceptarlo, también asume que tras contarlo, tiene que enfrentarse a una seguidilla de pesadillas. "Es que hay cosas que no queres acordarte", manifestó.
"A los cinco, seis años" comenzaron los abusos reiterados y constantes que habría sufrido de parte de su abuelo, a quien señala como el responsable "de destrozarle la infancia".
"Lo recuerdo porque estaba en jardín", agregó Camila. En ese entonces, ella vivía con sus abuelos maternos, "por su decisión" cuando su mamá formó nueva pareja.
"Siempre hizo lo mismo, entonces una cuando es chiquita lo naturaliza, porque no sabe lo que está bien y lo que está mal", relató sobre el modus operandi que empleaba el hombre para "manosearla".
Según expresó, los abusos ocurrían cuando su abuela salía a jugar al bingo o se iba de viaje. "Cuando me quedaba sola con él, con la excusa de leer o practicar las tables, se metía en la habitación donde yo tenía que estudiar y me abusaba", sostuvo. El asedio era constante. Es que según detalló, hasta se le metía en el baño cuando ella estaba, por lo que se vio obligada a elaborar sus propias estrategias para minimizar al máximo las posibilidades de cruzárselo.
"Me manoseaba siempre, para mí era algo natural, era algo como que estaba bien. Me tocaba abajo, en la cola, los pechos, se franeleaba contra mí, o se tocaba delante mío", relató. Los abusos iban de la mano de una "manipulación psicológica" para que ella no se lo contara a nadie.
El punto final lo puso a sus 13 años cuando se lo confió a su mejor amiga, y ella se lo contó a la mamá de Camilia. Desde ese momento, se fue a vivir con su mamá, pero aunque terminaron los abusos el infierno continuó en medio de la desolación e indiferencia que recibió de parte del resto de la familia. La única que le creyó y la apoyó fue su mamá, Soledad Acosta, que también habría sufrido abuso sexual del mismo hombre, su progenitor, desde sus "7 años a los 11", pero que nunca hizo la denuncia en la Justicia, a diferencia de su hija, Camila.
Preservar a su abuela, era el motivo principal por el que Camila durante tantos años se había reprimido de formalizar la acusación ante la Justicia, pero hace dos años, a partir de una charla "le hizo un clic" y lo denunció en la comisaría de la Mujer de José C. Paz.
"Sentí un gran alivio, me alejé de todo, y es hasta el día de hoy que no tengo más contacto con nadie de mi familia", remarcó.
El 1° de junio del año pasado le llegó una notificación de la fiscalía mediante la que le informaban que la causa había sido archivada, y aunque no pudo evitar sentir dolor y bronca, "porque él está como si nada, y para el resto de la familia sigue siendo el hombre de la casa", destacó la importancia de siempre hacer la denuncia y de buscar las herramientas para poder hablarlo cuánto antes.
"Perdí tanto tiempo en la vida, que no quiero seguir perdiendo tiempo en la Justicia, pero hablo para impulsar a que las víctimas hablen, y que no se callen", concluyó.