Micaela Rodríguez: “La equinoterapia necesita una ley”
Hace cinco años que la Asociación El establo trabaja en una pista montada en la Sociedad Rural. Comenzaron con 10 jinetes y hoy cuentan con 45. Fue remodelada y adaptada una casa pegada a la pista. No reciben apoyo ni subsidio alguno de los Estados municipal, provincial ni nacional. Fabián Miró"En años que llevamos al frente, la gente nos ha ido conociendo, pero indudablemente falta un poco más. Inclusive hay personas que no saben de la existencia de la Asociación que trabaja en un lugar único, como lo es el predio que nos cede la Sociedad Rural" indicó Micaela Rodríguez, coordinadora de los trabajos que allí se realizan con chicos especiales, en una entrevista con ElDía.El lugar está preparado para equinoterapia en todos los aspectos. "Se adaptó una casa con todas las comodidades para personas con capacidades diferentes, gracias al esfuerzo de la asociación y de la Rural, que realizó un aporte económico importante". Dijo además que el objetivo principal es "brindarle esta técnica que se basa en las propiedades del caballo, un poco el coterapeuta, utilizando su andar en la pista, clave para los chicos que tienen dificultades para caminar, o no caminan, provocan que las neuronas se vayan activando y ayudar en la tarea que realiza un kinesiólogo o profesional relacionado al área". Aclaró también que "esto no es nada mágico, lleva un proceso, y lo que se hace aquí es una terapia complementaria. También se aprovecha la temperatura del ejemplar equino, que genera una relajación muscular, particularmente en chicos que llegan muy tensos y se relajan con el andar a lomo de caballo".A las sesiones de equinoterapia asisten personas con discapacidades motrices, retrasos mentales, problemas psicológicos, "patologías que nunca son iguales, que tienen características diferentes y es por eso que se trabaja puntualmente con cada uno, siendo la atención personalizada una tarea que requiere de mucho personal voluntario- todos trabajan ad honorem- y tiempo para llevar adelante las tareas con los chicos", explicó.Comentó luego que aquellos que trabajan con chicos "han realizado distintos tipos de cursos de capacitación, además de los conocimientos que algunos tienen en la rama de la salud y otros en el ecuestre".LA NECESIDAD DE UNA LEYActo seguido, Rodríguez lamentó que en el país "no haya una carrera de equinoterapeuta".Destacó asimismo que la terapia se viene realizando desde hace años, y acotó que El Establo participa del Foto Argentino de Equinoterapia como único centro de la ciudad, junto a otros de la provincia, "donde se lucha por una Ley Nacional de Equinoterapia, lo que nos abriría las puertas para obras sociales, aportes y otros servicios", explicó.Comentó que en Salta y San Luis "se estaría terminando de aprobar una ley que podría servir de marco en otras provincias. Junto a una chica de Paraná estamos moviendo los engranajes en Entre Ríos para lograr que se trate la una ley que abarcaría a alrededor de 30 asociaciones".LOS COMIENZOSLos primeros pasos para comenzar a trabajar fueron complicados, confió, "fundamentalmente por un tema de burocracia, por todos los trámites administrativos que tiene una asociación y las habilitaciones correspondientes. Una vez en marcha, pusimos primera con diez jinetes y dos caballos, y después de cinco años contamos con 45 personas y unos 10 ejemplares, con lo que queda claro que se ha avanzado mucho". Contó que "se trabaja con la Escuela Rizzutto, además de quienes lo hacen en forma particular. Las puertas están abiertas para todas las instituciones: sólo deben comunicarse y coordinar para que puedan aprovechar algo único", acotó y agregó que "chicos de la Asociación Síndrome de Down de Gualeguay nos visitan, además de realizar tratativas con gente de Larroque que tienen la idea de iniciar un centro en su ciudad".Dijo que la Asociación se sustenta "con fondos propios y una pequeñísima, ínfima cuota de socios que aportan los familiares de los chicos ", y aseguró que "es difícil sostenerse, pero la seguimos peleando, aunque veces cansa el hecho de golpear puertas y que no nos abran".El trabajo es duro, pero tiene la mejor recompensa con ver la sonrisa de un chico y la felicidad que le genera estar montado a un caballo, acompañado de terapistas y voluntarios, o bien solos en algunos casos, girando en la pista. Lo hacen los martes, miércoles y jueves, en horas de la tarde, y durante toda la jornada.Rodríguez también Aclaró que algunas obras sociales están aceptando la equinoterapia, pero la ronda de pago demora un año.LOS INSTRUCTORESIsidoro Etchebarne y Miguel Soto se desempeñan como instructores y son los responsables de que los caballos estén en condiciones para dar las clases.Ellos, en diálogo con ElDía destacaron que "es preferible trabajar con caballos hechos y que tengan de diez años en adelante; que sean mansos, de buen carácter y dóciles. Puede ser cualquier raza, pero se está utilizando mucho el Criollo, que es más mestizado, no un caballo tan puro".Señalaron que el 90 por ciento de los caballos que se utilizan fueron donados, y " lo que nosotros hacemos es ir a probarlos al lugar de origen, nos aseguramos que tengan la traza de caballo manso, que no se asusten. Posteriormente se realizan los trámites de sanidad. Una vez en la Sociedad Rural, los montamos y hacemos los mismos juegos que los chicos, para que el animal se acostumbre a las pelotas de colores, a los aros y a los demás elementos".Remarcaron también que, en la medida de las posibilidades, realizan cursos en Córdoba, Pilar y en la República Oriental del Uruguay. "Uno que viene del palo de la equitación, ver la comunicación que se genera entre los chicos y el caballo es fantástico", expresó Etchebarne, en tanto que Soto aseguró: "el caballo transmite un montón de energía que recibe un chico, tanto en la parte física como anímica".Según la patología, se aprecian chicos y no tantos que cabalgan solos, otros acompañados por dos voluntarios, en oportunidades de espaldas al animal o pegados al pescuezo, especialmente los más niños, a fin de tomar la mayor energía posible del animal".EquinoterapiaEs una terapia especial física y psicológica que se puede utilizar terapéuticamente como tratamiento de rehabilitación alternativo para pacientes con discapacidades físicas y psicológicas, utilizando para ello el caballo, siendo un método complementario de las técnicas de vanguardia en rehabilitación,
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