HALLAZGO
Milagro en la sabana: Reapareció un mamífero africano que se creía extinto desde 1999
:format(webp):quality(40)/https://eldiacdn.eleco.com.ar/media/2025/12/pangolin.jpeg)
Un hallazgo inesperado en la sabana africana reabre el capítulo de una especie que muchos especialistas consideraban perdida desde hacía décadas, poniendo nuevamente el foco sobre la fragilidad y, al mismo tiempo, la capacidad de resiliencia de la fauna silvestre.
Durante más de dos décadas, en Senegal se temió que el pangolín gigante hubiera desaparecido para siempre de sus sabanas y bosques. El último registro oficial databa de 1999, y desde entonces ningún estudio, por más exhaustivo que fuera, había logrado confirmar su presencia en el país. A lo largo de esos años, investigadores, guardaparques y organizaciones ambientales realizaron búsquedas, recorridas de campo y relevamientos, pero nunca obtuvieron una prueba concluyente.
Lejos de tratarse de una extinción global, los especialistas hablaban de una posible extinción local: el mamífero seguía existiendo en otros puntos de África, pero todo indicaba que había desaparecido de los parques nacionales senegaleses. Esa sensación de pérdida, que parecía consolidada, cambió recién en 2023, cuando una cámara trampa registró a un ejemplar adulto desplazándose silenciosamente en plena noche, un momento decisivo que revirtió años de incertidumbre.
El hallazgo, publicado en 2024 en la revista African Journal of Ecology, confirmó que el llamado “oso hormiguero escamoso” sigue vivo en el Parque Nacional Niokolo-Koba (NKNP) y abrió un nuevo capítulo para su conservación. Esta evidencia, largamente esperada, aportó esperanza a los equipos que trabajan en la protección de las especies amenazadas de la región.
Entre febrero y mayo de 2023, un equipo de Panthera Senegal y la Dirección de Parques Nacionales desplegó más de 200 cámaras trampa en el Niokolo-Koba. El objetivo principal del operativo era monitorear grandes carnívoros, aunque el muestreo permitió registrar también 45 especies de mamíferos de más de 200 gramos, revelando la riqueza del ecosistema y la utilidad de este tipo de tecnología para detectar animales esquivos.
Puede interesarte
En la madrugada del 8 de marzo de 2023, a la 01:37, una de esas cámaras instaladas en el cauce seco de un río captó la silueta inconfundible de un pangolín gigante (Smutsia gigantea) moviéndose entre ramas y sedimentos. Según el estudio, se trata del primer registro documentado de la especie en Senegal desde 1999 y de la primera evidencia fotográfica desde 1967, lo que refuerza la importancia del hallazgo.
Los autores destacan que la detección se produjo en una galería boscosa del sector oriental del parque, una zona distinta a la de los registros históricos, que estaban concentrados en el área de Simenti. Esta diferencia geográfica sugiere que la especie podría estar desplazándose hacia sectores menos estudiados. El trabajo subraya que el Niokolo-Koba, con más de 9.000 km², es hoy una pieza clave para la fauna amenazada de África occidental y un refugio indispensable para su supervivencia.
El pangolín gigante es el pangolín de mayor tamaño del continente africano y se distribuye, de forma fragmentada, desde Senegal hasta el oeste de Kenia. A pesar de ese rango amplio, su presencia es cada vez más discontinua debido a la pérdida de hábitat y a la caza para consumo y tráfico ilegal.
La Lista Roja de la UICN lo clasifica como especie En Peligro (Endangered) debido a la combinación de deforestación, expansión agrícola y captura para el mercado de carne silvestre y de escamas. En muchos parques de África occidental se sospechan extinciones locales, porque no hay registros recientes pese a los esfuerzos de monitoreo.
Este mamífero utiliza una variedad de ambientes —bosques húmedos, sabanas arboladas, mosaicos de bosque y pastizal y bosques de galería cercanos a ríos— y es un animal nocturno y solitario, que pasa buena parte del día refugiado en madrigueras profundas. Estas características vuelven especialmente difícil su observación.
Los investigadores explican que los métodos tradicionales de monitoreo, pensados para grandes felinos o ungulados, suelen tener baja eficacia para detectar pangolines. Incluso en zonas donde se sabe que están presentes, las tasas de captura en cámaras trampa pueden ser muy bajas, lo que complica los estudios poblacionales.
Según el trabajo científico, el futuro de la especie en África occidental dependerá de combinar vigilancia activa contra el tráfico ilegal, protección de grandes áreas naturales y técnicas de monitoreo adaptadas a su comportamiento discreto, elementos indispensables para asegurar su permanencia.
