Motivo de desencuentro entre los hombres
Desarrollaremos un tema excluyente dentro de la problemática de la economía, atinente al bienestar del hombre en todos los tiempos.Por el Centro de Extensión "Don Julio Irazusta"*Opinión
La disputa despiadada entre la Unión Industrial Argentina y la Confederación General del Trabajo, por la forma de distribución de las ganancias en las empresas, ha actualizado una disputa que constituye el punto culminante de un proceso contable más que económico, obviando la discusión medular.La dificultad así analizada es insoluble, pues la misma se encuentra en el proceso productivo en sí. No está radicada en la ganancia, está detrás. Está en la forma en que se distribuye el producto bruto comunitario obtenido, en como se distribuye la riqueza generada.Previamente es prioritario determinar que la ganancia vendría a ser el último eslabón de una serie de procesos previos que se dan en la economía y que terminan con un resultado cuantitativo que es más la exaltación de una ecuación contable que la verdadera exposición de lo que realmente ha llegado a trasuntarse como ganancia.Hay cuestiones filosóficas que se anteponen a todo atisbo matemático de determinar un excedente que puede ser la ganancia, y que al mismo tiempo ya se establece como dogma sin permitir debatir sobre cual es el camino correcto no sólo de determinarla, sino también de repartirla.Es el problema de siempre, desde que el capitalismo, con sus componentes trágicos para el hombre, y no así para el capital, emergió en el mundo con su fuerza arrolladora.Muchas veces la ganancia emerge repugnante para la mayoría de los hombres, cuando en el proceso de su determinación no se examina la condición esencial de la ética y la justicia social.Es fácil comprenderlo, el hombre sometido al ajetreo constante de las tareas fabriles emergentes de la maquinización, participa con su esfuerzo de la elaboración de los bienes necesarios para la supervivencia de la humanidad, y también para el lucro desenfrenado de muchos.Toda actividad económica elabora un producto, y cuando éste es trasladado al consumo, es indudable que su valor se ha acrecentado. No hay adición ni yuxtaposición de componentes concurrentes, sino que lo que se observa es una combinación de los diversos elementos participantes.Cuando se produce un excedente de valor justificado por la apreciación del consumidor por el bien, irrumpe la ganancia y el capital se transforma en el destinatario de tal estipendio.Pero hay cuestiones a dirimir que resultan insoslayables. La ganancia desde su origen, ha tenido dos connotaciones diversas, la escasez era su norte en el comienzo de estos tiempos. El consumo adquiere una dimensión singular. Los nuevos aluviones humanos de trabajadores serviles resultan consumidores precarios en el empiece del capitalismo.Pero luego todo cambia, la incorporación constante de tecnología, la mala distribución de la riqueza, el uso despiadado de los recursos naturales transforman la escasez en sobreabundancia y el designio de consecución de ganancias merece una modificación sustancial.Como lo define Henri du Pasaje S.J. la ganancia sucumbe, porque no hay escasez; mientras que quien por ambición inconsciente había trabajado para generar abundancia, hoy día procura invertir el movimiento.Jaques Dubion aclara, los hombres, en lugar de luchar contra la escasez de las cosas útiles, como lo habían hecho durante sesenta siglos, comenzaron a organizarse para luchar contra la abundancia. Apenas se remonta más allá de dos siglos esta actitud y ha revestido las formas más diversas.Esa mutación de la escasez hacia la sobrerabundancia no habría sufrido tropiezos y hubiese operado en beneficio de la humanidad si la máquina al reemplazar el trabajo rutinario del hombre no lo hubiese esclavizado.¿No habría sido conducente que la mano de obra reducida por el uso de la máquina hubiese recibido una retribución más elevada acorde a los beneficios brindados por la tecnología?Sería demasiado extenso seguir desarrollando esta problemática silenciada de ex profeso, como ocurre con todo aquello que se relaciona con el dineroOriginariamente la ganancia surge de la evaluación que hace la comunidad de los bienes producidos.Hombres habituales de antaño daban la estimación común de los bienes. Eran hombres sabios, competentes y libres.Su veredicto era honorable y el precio y la ganancia emergentes eran equitativos.El equilibrio surgía de la diversidad en contraposición a la uniformidad saliente del capitalismo.La ganancia sin sospecharlo pasa a ser la víctima de un sistema que no ha podido, y menos ha querido edificar un procedimiento que distribuya con equidad.Para dejar de ser el chivo expiatorio la ganancia debe ser tratada de otra manera. Ese rendimiento excepcional que provoca la tecnología debe ser para toda la comunidad, y no solo degustado por unos privilegiados.En lo concreto, no se debe ser injusto y arbitrario, y si se aprecia el riesgo del capital invertido en la actividad económica, se debe aceptar el riesgo obrero, tanto profesional como de paro.En síntesis, la ganancia no deja de ser un patrimonio que está íntimamente ligado a las generaciones predecesoras. Todos aportaron una dosis de talento para que la refulgencia de ese avance científico y tecnológico beneficie equitativamente a toda la comunidad. Cada generación le aportó lo suyo. El que a través del ocio recreativo generó ideas, el que las plasmó, quienes acompañaron directa o indirectamente como las respectivas familias.Aunque a veces se pueda cuestionar los métodos de producción o las llamadas funciones de producción, el problema del debate se centra no en la eficacia de la producción, sino en la justicia de la distribución.La ganancia, en los tiempos que corren, tiene una íntima relación con el capital. Para muchos está representado por los dineros colocados en los emprendimientos económicos, desde donde se espera que fructifiquen consistentemente.Una concepción más animada del capital es la de Blanc de St.-Bonnet, el capital es la herramienta, la vaca, el carnero, el caballo, el capo listo, el pan por adelantado, el techo, el vestido, es la máquina, el río y la gravitación conquistada, es toda la fuerza, es toda la fuerza que el hombre ha conseguido, es el hombre mismo; ¡precioso capital!. Con el aprendizaje acumula en sus brazos el saber y la habilidad del pasado, por su orden, su virtud, su arte de perfeccionar y mediante la educación suministrada a su hijo, transmite ese capital vivo que corre a acrecentarse en el porvenir.¡Tamaña definición avasallada por el capitalismo!La definición más acabada del capital en el sistema actual sería el régimen en donde la ganancia es el fin, la competencia (concurrencia) la regla de juego, y las empresas, poderosamente equipadas, representan los medios.¡Tamaña definición sostenida por el capitalismo!No puede jamás regirse el salario de un trabajador por una ley - la oferta y la demanda - incompleta y subordinada a otra superior como la ley de la reciprocidad en los cambios. El trabajo no es una mercadería, es el fruto del esfuerzo humano.En la segunda parte de este trabajo analizaremos a la luz de los argumentos esgrimidos que es lo que sucede en al comunidad de Gualeguaychú.Como decíamos en la presentación de nuestro trabajo sobre Gualeguaychú, con el aporte inestimable del Centro de Defensa Comercial e Industrial de Gualeguaychú: en ese orden económico propuesto no se puede negar la existencia de una serie de hechos que se movilizan a través de la oferta y la demanda. Estos hechos que no constituyen ninguna ley, requieren de manera forzosa someterse a los arbitrios de la reciprocidad en los cambios. Lamentablemente los textos y autores que gobiernan lo económicamente correcto tanto en la educación como en el mundo empresario, aviesamente ignoran esta premisa propia de la economía católica que propone que nadie se puede enriquecer en una comunidad si al mismo otro se empobrece.La defensa del hábitat natural constituye una prioridad en estos tiempos, Pero también se debe observar que existen muchas organizaciones no gubernamentales que bajo el clisé de la defensa de la ecología no hacen más que procurar apropiarse de los recursos naturales, que aún vírgenes conservan un valor inestimable para las naciones en vías de extinción. La soberanía económica es la variable vital para recuperar la primacía del Orden Natural ante tanta defección provocada por las políticas de dominio.Sombart en el burgués es elocuente: se sabe hasta que punto ese exceso de actividad comercial agota a los cuerpos y marchita a las almas. Todos los valores inherentes a la vida son sacrificados al Moloch del trabajo, todas las aspiraciones del corazón y del espíritu deben ceder el lugar a un único interés, a una sola preocupación: los negocios. * Dirección de Investigaciones
La disputa despiadada entre la Unión Industrial Argentina y la Confederación General del Trabajo, por la forma de distribución de las ganancias en las empresas, ha actualizado una disputa que constituye el punto culminante de un proceso contable más que económico, obviando la discusión medular.La dificultad así analizada es insoluble, pues la misma se encuentra en el proceso productivo en sí. No está radicada en la ganancia, está detrás. Está en la forma en que se distribuye el producto bruto comunitario obtenido, en como se distribuye la riqueza generada.Previamente es prioritario determinar que la ganancia vendría a ser el último eslabón de una serie de procesos previos que se dan en la economía y que terminan con un resultado cuantitativo que es más la exaltación de una ecuación contable que la verdadera exposición de lo que realmente ha llegado a trasuntarse como ganancia.Hay cuestiones filosóficas que se anteponen a todo atisbo matemático de determinar un excedente que puede ser la ganancia, y que al mismo tiempo ya se establece como dogma sin permitir debatir sobre cual es el camino correcto no sólo de determinarla, sino también de repartirla.Es el problema de siempre, desde que el capitalismo, con sus componentes trágicos para el hombre, y no así para el capital, emergió en el mundo con su fuerza arrolladora.Muchas veces la ganancia emerge repugnante para la mayoría de los hombres, cuando en el proceso de su determinación no se examina la condición esencial de la ética y la justicia social.Es fácil comprenderlo, el hombre sometido al ajetreo constante de las tareas fabriles emergentes de la maquinización, participa con su esfuerzo de la elaboración de los bienes necesarios para la supervivencia de la humanidad, y también para el lucro desenfrenado de muchos.Toda actividad económica elabora un producto, y cuando éste es trasladado al consumo, es indudable que su valor se ha acrecentado. No hay adición ni yuxtaposición de componentes concurrentes, sino que lo que se observa es una combinación de los diversos elementos participantes.Cuando se produce un excedente de valor justificado por la apreciación del consumidor por el bien, irrumpe la ganancia y el capital se transforma en el destinatario de tal estipendio.Pero hay cuestiones a dirimir que resultan insoslayables. La ganancia desde su origen, ha tenido dos connotaciones diversas, la escasez era su norte en el comienzo de estos tiempos. El consumo adquiere una dimensión singular. Los nuevos aluviones humanos de trabajadores serviles resultan consumidores precarios en el empiece del capitalismo.Pero luego todo cambia, la incorporación constante de tecnología, la mala distribución de la riqueza, el uso despiadado de los recursos naturales transforman la escasez en sobreabundancia y el designio de consecución de ganancias merece una modificación sustancial.Como lo define Henri du Pasaje S.J. la ganancia sucumbe, porque no hay escasez; mientras que quien por ambición inconsciente había trabajado para generar abundancia, hoy día procura invertir el movimiento.Jaques Dubion aclara, los hombres, en lugar de luchar contra la escasez de las cosas útiles, como lo habían hecho durante sesenta siglos, comenzaron a organizarse para luchar contra la abundancia. Apenas se remonta más allá de dos siglos esta actitud y ha revestido las formas más diversas.Esa mutación de la escasez hacia la sobrerabundancia no habría sufrido tropiezos y hubiese operado en beneficio de la humanidad si la máquina al reemplazar el trabajo rutinario del hombre no lo hubiese esclavizado.¿No habría sido conducente que la mano de obra reducida por el uso de la máquina hubiese recibido una retribución más elevada acorde a los beneficios brindados por la tecnología?Sería demasiado extenso seguir desarrollando esta problemática silenciada de ex profeso, como ocurre con todo aquello que se relaciona con el dineroOriginariamente la ganancia surge de la evaluación que hace la comunidad de los bienes producidos.Hombres habituales de antaño daban la estimación común de los bienes. Eran hombres sabios, competentes y libres.Su veredicto era honorable y el precio y la ganancia emergentes eran equitativos.El equilibrio surgía de la diversidad en contraposición a la uniformidad saliente del capitalismo.La ganancia sin sospecharlo pasa a ser la víctima de un sistema que no ha podido, y menos ha querido edificar un procedimiento que distribuya con equidad.Para dejar de ser el chivo expiatorio la ganancia debe ser tratada de otra manera. Ese rendimiento excepcional que provoca la tecnología debe ser para toda la comunidad, y no solo degustado por unos privilegiados.En lo concreto, no se debe ser injusto y arbitrario, y si se aprecia el riesgo del capital invertido en la actividad económica, se debe aceptar el riesgo obrero, tanto profesional como de paro.En síntesis, la ganancia no deja de ser un patrimonio que está íntimamente ligado a las generaciones predecesoras. Todos aportaron una dosis de talento para que la refulgencia de ese avance científico y tecnológico beneficie equitativamente a toda la comunidad. Cada generación le aportó lo suyo. El que a través del ocio recreativo generó ideas, el que las plasmó, quienes acompañaron directa o indirectamente como las respectivas familias.Aunque a veces se pueda cuestionar los métodos de producción o las llamadas funciones de producción, el problema del debate se centra no en la eficacia de la producción, sino en la justicia de la distribución.La ganancia, en los tiempos que corren, tiene una íntima relación con el capital. Para muchos está representado por los dineros colocados en los emprendimientos económicos, desde donde se espera que fructifiquen consistentemente.Una concepción más animada del capital es la de Blanc de St.-Bonnet, el capital es la herramienta, la vaca, el carnero, el caballo, el capo listo, el pan por adelantado, el techo, el vestido, es la máquina, el río y la gravitación conquistada, es toda la fuerza, es toda la fuerza que el hombre ha conseguido, es el hombre mismo; ¡precioso capital!. Con el aprendizaje acumula en sus brazos el saber y la habilidad del pasado, por su orden, su virtud, su arte de perfeccionar y mediante la educación suministrada a su hijo, transmite ese capital vivo que corre a acrecentarse en el porvenir.¡Tamaña definición avasallada por el capitalismo!La definición más acabada del capital en el sistema actual sería el régimen en donde la ganancia es el fin, la competencia (concurrencia) la regla de juego, y las empresas, poderosamente equipadas, representan los medios.¡Tamaña definición sostenida por el capitalismo!No puede jamás regirse el salario de un trabajador por una ley - la oferta y la demanda - incompleta y subordinada a otra superior como la ley de la reciprocidad en los cambios. El trabajo no es una mercadería, es el fruto del esfuerzo humano.En la segunda parte de este trabajo analizaremos a la luz de los argumentos esgrimidos que es lo que sucede en al comunidad de Gualeguaychú.Como decíamos en la presentación de nuestro trabajo sobre Gualeguaychú, con el aporte inestimable del Centro de Defensa Comercial e Industrial de Gualeguaychú: en ese orden económico propuesto no se puede negar la existencia de una serie de hechos que se movilizan a través de la oferta y la demanda. Estos hechos que no constituyen ninguna ley, requieren de manera forzosa someterse a los arbitrios de la reciprocidad en los cambios. Lamentablemente los textos y autores que gobiernan lo económicamente correcto tanto en la educación como en el mundo empresario, aviesamente ignoran esta premisa propia de la economía católica que propone que nadie se puede enriquecer en una comunidad si al mismo otro se empobrece.La defensa del hábitat natural constituye una prioridad en estos tiempos, Pero también se debe observar que existen muchas organizaciones no gubernamentales que bajo el clisé de la defensa de la ecología no hacen más que procurar apropiarse de los recursos naturales, que aún vírgenes conservan un valor inestimable para las naciones en vías de extinción. La soberanía económica es la variable vital para recuperar la primacía del Orden Natural ante tanta defección provocada por las políticas de dominio.Sombart en el burgués es elocuente: se sabe hasta que punto ese exceso de actividad comercial agota a los cuerpos y marchita a las almas. Todos los valores inherentes a la vida son sacrificados al Moloch del trabajo, todas las aspiraciones del corazón y del espíritu deben ceder el lugar a un único interés, a una sola preocupación: los negocios. * Dirección de Investigaciones
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