UN UNIVERSO DE FANÁTICOS
Mundo Otaku: el boom de la cultura japonesa también se vive en Gualeguaychú
Cómo se manifiestan en la ciudad nuevas identidades juveniles que se construyen desde los consumos culturales japoneses.
Tres jóvenes gualeguaychuenses que se sienten identificados con las prácticas y consumos ligados a lo “otaku” hablaron con Ahora ElDía. El término japonés refiere a los “fanáticos” o “aficionados” del anime, los mangas y sus derivados, como la música, la estética, los videojuegos y todo lo referente no sólo a la cultura del país del “Sol Naciente” sino también a todo el universo pop.
Una aclaración sobre la terminología empleada en esta nota. “Anime” (también escrito ánime y animé en español) hace referencia a un estilo de animación japonés, tradicional o digital, utilizado en películas y series. El “manga” es la historieta o el comic japonés y abarca una extensa variedad de géneros, llegando a públicos diversos y presenta estilos narrativos y gráficos muy distintivos. Por otra parte, “cosplay” es el término que se utiliza para hablar del acto artístico, performático, de vestirse y caracterizarse como un personaje, por lo general de ficción; no está necesariamente ligado a lo japonés pero sí es muy común ver “cosplayers” (quienes hacen cosplay) representando a personajes de anime.
Con respecto a lo “otaku”, hay que aclarar que es una categoría bastante amplia. Valentino Puccio, estudiante de 16 años consultado por Ahora ElDía, aclaró que “el ser otaku no está solamente relacionado a cosas japonesas” y que él no se siente del todo identificado con el término: “me considero un otaku de spiderman, ya que tengo cientos de artículos y consumo más que nada cosas de ese personaje”.
“He visto dos animés y quiero leer un manga. De lo poco de animé que he visto me gusta mucho su estética y sus personajes”, agregó.
El fenómeno en la ciudad
Rebecca Parretta, profesora de inglés de 25 años, es otra joven de Gualeguaychú que comparte el gusto por lo otaku. “La movida otaku está presente desde que entré en ese mundo, que fue en 2014. Para ese entonces ya se empezaron a armar eventos que mezclaban anime, gaming y K-pop”, explicó consultada sobre “la movida otaku” en Gualeguaychú.
“Sé que, de a poco, vamos adoptando esa cultura y comenzaron a compartir nuestros gustos. Esto pasa mucho en Concordia, por ejemplo. Desde antes de la pandemia se habían dejado de hacer eventos relacionados a la movida otaku, o los que estuvieron no tuvieron demasiada trascendencia”, contó.
Como señal de que la “movida otaku” está avanzando en la ciudad, el 11 de noviembre se realizó en los Galpones del Puerto un evento llamado NeoFreak, una convención que involucró la cultura del animé, el cosplay, las series y videos juegos. Fue un evento similar a la famosa Comic Con, la convención internacional que en Argentina tiene lugar en Buenos Aires y que es uno de los más importantes de América Latina y que el principal atractivo de la versión local fueron los concursos de cosplay y la venta de merchandising.
Es por acciones como esta, tal y como señala Rebecca Parretta, que “la movida otaku” está tomando forma en Gualeguaychú, recobrando el impulso que tuvo en su momento con otros eventos y en sintonía con su crecimiento en otras ciudades: “Definitivamente es algo que se reactivó con la aparición de la NeoFreak y con la normalización de gustos ‘alternativos’, por así decirlo, en la sociedad. Diez años atrás, una persona que mirara animé o a la que le gustara hacer cosplay se lo consideraba como alguien raro, pero hoy está muchísimo más difundido, y obvio que las redes sociales jugaron su parte en ese sentido. Hoy es mucho más común encontrar personas que compartan esta cultura, al punto de que en cada aula encuentro al menos un alumno o alumna a quien le guste y hasta me dan recomendaciones de mangas o de juegos”.
Carla Benetti, cosplayer y cosmaker (quien confecciona disfraces) de Gualeguaychú y una de las organizadoras del evento que se realizó en noviembre comentó al respecto: “La experiencia NeoFreak fue hermosa, estamos esperando que repercuta socialmente para que toda esta movida se vuelva a desarrollar, así Gualeguaychú con los nuevos negocios y todos los que desde antes vendían mangas o incluso figuras, vuelvan a remontar y traigan muchísima más mercadería”.
Foto: Kevin Müller (@kevm.ph)
De Japón al mundo
La influencia de los productos culturales japoneses tiene larga data. Las generaciones nacidas en las décadas de los ‘80 y ‘90 también crecieron viendo animes: Sailor Moon, Los Caballeros del Zodíaco (Saint Seiya), Pokemon, Dragon Ball, entre otros. Sin embargo, el verdadero impacto de la cultura nipona en países como Argentina se ha dado -o consolidado- en la última década.
Carla, nacida en la primera mitad de los ‘90, contó cómo llegó a sentirse tan interpelada por las producciones japonesas: “Me hice fan por Sailor Moon, el Viaje de Chihiro (una película de Studio Ghibli) y por Saint Seiya, claro que sin darme cuenta de que era ser otaku o de que eso era anime. Lo que más me llamaba la atención era particularmente que mostraba protagonistas mujeres con una fortaleza única y capaz de sobrellevar todo lo que les sucedía que, claro, no era poco”.
Por su parte, Rebecca, contó que su gusto empezó por recomendaciones de amigos que en un principio le sugerían que leyera mangas, pero que se recién se consolidó cuando le recomendaron “Shingeki No Kyojin”: “Desde ahí empecé a notar que es un tipo de entretenimiento muy distinto a lo que se suele ver en el mundo occidental”, comentó.
“Creo que resulta atractivo para el ojo observador porque es diferente a lo que estamos acostumbrados: el concepto de que la animación es algo exclusivo para los niños está casi completamente desterrado. También la estética juega un rol muy importante: uno puede encontrar animaciones más simples o más detalladas, pero siempre va a haber algún animé que se ajuste a los gustos personales debido a la gran variedad, que puede ir más allá de las series que se consumen popularmente”, resaltó.
Rebecca también se refirió al cosplay, algo que también comparte con Carla: “Es algo a lo que no me hubiera adentrado si no fuera por la influencia de internet. Meterte en el mundo del animé te lleva inevitablemente a encontrarte con el cosplay, y el concepto de "disfraz + juego" es algo que todavía no es tan común en esta parte del mundo a comparación de otros lugares, pero que resulta divertido cuando tenés espacios para compartir ese gusto, como lo fue la NeoFreak”.
“Lo interesante del cosplay es que la comunidad es, en general, muy abierta con respecto a las libertades que uno puede tomarse al momento de ponerse en la piel de un personaje: si decide cambiar una u otra cosa que no sean fáciles de reproducir o con las que uno no se sienta cómodo, está perfecto, y se van a emocionar al verte y hasta te van a pedir fotos”, detalló.
Finalmente, y con respecto a la libertad de que cada quien exprese sus gustos, Valentino quiso sumar su reflexión: “Si algo te gusta, no dejes que las personas te digan que lo dejes por tu edad. Si es algo bueno y lo disfrutás, seguí haciéndolo, que te valga nada lo que los otros digan. A fin de cuentas, es tu vida no la suya”.