ADIÓS A UN GRANDE
Murió Hugo Reynoso, el gualeguaychuense que se convirtió en una leyenda del Tango
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Fue una de las grandes voces del tango. Comenzó desde pequeño en el mundo del 2x4. Recorrió el país y cantó en varias naciones de Latinoamérica. Su voz era inconfundible, única, cantaba con mucha pasión y amor por lo que hacía. Transmitía su energía, melancolía, acorde al tango que interpretaba a los presentes en miles de escenario en una carrera de 70 años arriba de los tablones.
Una persona querible, bonachona, amable, atento, buena gente que dejó este mundo hace algunos días. Cuarenta y ocho horas después de compartir una peña y cantar con sus amigos. Acompañó a la gente que trabajó duramente para restaurar y poner en funcionamiento la casa de la Asociación Musical. Un tanguero de ley, una persona que cantaba con el corazón e interpretaba letras que solo el tango puede escribir.
Nació en el viejo Gualeguaychú de la década de los cuarenta con calles empedradas y mayoría de tierra. A los 15 años debutó en el club Pueblo Nuevo con el acompañamiento de la Orquesta Tango Club dirigida por su hermano Ramón. A partir de ese momento comenzó a actuar en diferentes escenarios compartiendo los mismos con importantes orquestas de la Capital Federal y Gran Buenos Aires. A los 20 años, luego de haber sido exceptuado del servicio militar, actuó en los bailes de carnaval del Club Independiente, junto a Feliciano Brunelli y su orquesta.
Alentado por sus amigos, se radicó en Buenos Aires con el objetivo de estudiar Canto y Vocalización. Inició sus estudios con el profesor Ricardo Domínguez, quien tenía su conservatorio frente al Café de Los Angelitos en Avenida Rivadavia y Rincón. Asiduo concurrente a ese espacio comercial y cultural, le permitió conocer los cantores populares que concurrían. Estos contactos le permitieron trabajar en lugares nocturnos.
Participó del concurso Grandes Valores del Tango, conducido por Silvio Soldán, logrando un segundo puesto. La participación en este evento televisivo y la obtención del premio le posibilitaron integrar el elenco de “El Rincón de los Artistas” cuya figura máxima era Héctor Mauré.
En 1978 se trasladó a la ciudad de Salta donde, además de actuar en esa ciudad, firmó contratos para cantar en Santa Cruz de la Sierra, Cochabamba, Oruro y La Paz, ciudades de la República de Bolivia.
Con el acompañamiento del cuarteto “Los Amigos”, dirigido por el violinista Daniel Perego, recorrió Perú, Chile y Colombia, giras que lo mantuvieron lejos del país por cinco años.
Finalizados estos viajes por el exterior, retornó a la ciudad de Buenos Aires, en donde continuó trabajando en tanguerías y lugares nocturnos.
Nuevamente en su ciudad natal se reencontró con viejos amigos y se integró al “Trío Tango” con los maestros Carmelo Silva, Juan Carlos Leiva y Julio César “Cascarilla” Portaluppi y la voz de Mario Gebhardt. Años después deja Trío Tango para formar el grupo con el que actuó acompañado por Lucio Salinsky al piano y Carlos Manccini en bandoneón.
