“Nadie dice que todo está bien, pero no es cierto que sea un caos”
Dirigió Planeamiento Municipal en los '90, en cuyo ámbito se incubó el Corsódromo. Hoy conduce la Unidad Promotora para el Desarrollo Urbano Territorial de Gualeguaychú.Marcelo LorenzoEl arquitecto Domingo Carrazza opina que es natural que la ciudad haya sido elegida por tantos jóvenes el fin de semana de carnaval. "Es lo que hemos buscado en los últimos 25 años", le dijo El Día.- ¿Cómo se explica, según su parecer, el boom turístico del fin de semana largo de carnaval?Domingo Carrazza:- Hay varios factores en juego, no uno solo. El detonante más significativo es que el gobierno nacional decidió que se volvieran a tener dos días feriados de carnaval. Y en la memoria colectiva de Argentina la marca carnaval, por más que el evento se haga en otros lugares, la tiene Gualeguaychú. Es natural, entonces, que la gente que se planteó aprovechar ese feriado, al menos un gran porcentaje de gente joven, haya elegido esta ciudad. Porque además Gualeguaychú tiene otros aditamentos que acompañan al espectáculo, que hacen propicio que se quiera estar 3 o 4 días pasándola bien. Todo esto no está mal. Suma. Es bueno aclarar que hace más de 20 años que venimos remando para pasar los 20 mil turistas en un fin de semana. Aunque ha habido algunos picos muy raros de ingreso masivo, aquí hubo una especie de "desborde" que obligó, por ejemplo, ha habilitar la cancha de la Liga para poner carpas.- Y así salir de la emergencia...- De algún modo, aunque no me gusta usar esa palabra en este caso. La emergencia la empleamos cuando hay riesgo de vida. Y en realidad cuando el turismo pasa determinado umbral, hay que duplicar los esfuerzos en todo sentido. La demanda supera los servicios previstos, y se impone buscar pronto alternativas.- ¿Hay algunas cosas que le inquietan sobre lo que pasó?- Bueno, detrás del beneficio de conseguir el arribo de 65 mil personas, yo veo que se encienden algunas luces amarillas. Creo que tenemos que trabajar durante todo el año para generar nuevos espacios y eventos. Con la idea de que esto se convierta en un beneficio para más días. Concuerdo con el intendente cuando dice que ninguna ciudad se puede planificar para tres días. Pero yo agregaría algo más: nadie puede invertir en serio en la ciudad para 8 o 10 días. Hay una pequeña inversión cuentapropista, eventual sui generis, que se arma y se desarma rápidamente para usufructuar esos pocos días. Quizá tengamos que pensar en hacer cosas, como eventos, para que durante más fines de semana llegue más gente. No digo 65 mil personas, pero sí 10 mil o 15 mil. Un ejemplo de ello es lo que pasó con el recital de La Renga. Más allá de que también aquí se hablo de desbordes. Me parece que podríamos agregar dos o tres recitales durante el año, con organización y planificación de los espacios.Es lo que se quería - ¿Y cuál es su opinión sobre los "desbordes", de que habla?- Creo que hay muchos preconceptos sobre la juventud. En esa etapa de la vida se suelen hacer cosas que quizá incomoden a otros. Aunque como alguien que pasó los 50 años debo decir que me asombra la mentalidad de los pibes y el modo como se divierten. Y en lo específico de Gualeguaychú, estos grupos masivos sorprenden por su convivencia en espacios reducidos. Pensemos por un momento en la multitud que se congrega en los espectáculos de fútbol. En ese tipo de situación, el individuo se suele mimetizar con el grupo. La conducta se masifica. Y a veces eso conduce a la violencia. Aquí todavía no se ha dado algo parecido, aunque tendríamos que trabajar para evitar eso. Quizá proponiendo otras alternativas. A todos los que dicen que esto es un caos, yo digo: está bien. La pregunta que hago es ¿podemos prohibirles que vengan? ¿Podemos decir, como se han dicho estos días: no hacemos más carnaval? Ahí me parece que estamos jugando con fuego. En estos últimos 25 años hemos trabajado -y me incluyo en esto- para convertir a Gualeguaychú en un centro turístico, en una alternativa no sólo en Entre Ríos sino en el país. Y resulta que cuando lo estamos consiguiendo, hay gente que se asusta.- ¿Usted propone salir de la estacionalidad carnavalera? ¿Es así?- Digo que tenemos que ser inteligentes. Y pensar que para que el turismo sea sustentable tenemos que conseguir que venga más público los otros fines de semana, siendo creativos. Podríamos hacer, por ejemplo, otro parque urbano. De hecho tenemos los espacios. ¿Vamos a seguir promoviendo la concentración que se da en el microcentro y la costanera? ¿O tratamos de contrarrestarla, alentando el sur o el norte? No estoy pensando que sea el Estado el que tenga que resolver solo todas estas cosas. La comunidad toda tiene que involucrarse en esto.- La bonanza turística de estos días quizá haga pensar a algunos que hay que dejar que las cosas sigan su curso...- Creo que nadie dice que está todo bien. No he escuchado a nadie que diga que está todo perfecto. Y que concluya que, entonces, hay dejar las cosas como están. Pero tampoco creo que esto sea un caos total y que estemos en peligro. Tampoco creo en eso. Yo me jacto de ser de Gualeguaychú. Porque tenemos una juventud espectacular y hemos sido capaces de hacer cosas importantes, en varios planos. El carnaval es el hecho más sobresaliente. Una actividad que hemos exportado a otros lugares. Tenemos una imagen bien ganada en este plano, una marca. Todo esto es un beneficio. Ahora, nos equivocamos si creemos que todo está hecho. Hay que mostrarle al joven que viene, que eligió Gualeguaychú esos cuatro días, que va a encontrar cosas en la ciudad durante todo el año. Esto hay que trabajarlo con los prestadores de servicios. A propósito, me gustaría que muchos de ellos, que en esos tres días han hecho fortuna, salgan a contar algo, que digan su experiencia. Ahí vamos a poner las cosas en equilibrio.Riesgos lógicos - La ciudad, en esos días, queda rebasada. Y eso alimenta el temor de que aquí pudiera ocurrir algo parecido a un 'cromañón veraniego'. ¿Usted qué piensa?- Ese riesgo está presente en todos los lugares donde hay mucha gente. ¿Quién me puede garantizar que en una noche de carnaval, donde hay 25 mil personas en el corsódromo, donde hay gente que bebe, no se producirá una trifulca o pelea que derive en una tragedia mayor? Sin embargo en todos estos años no hemos tenido que lamentar un saldo humano de este tipo. Con esto no digo que tenemos que dormirnos. Lo que digo es que no estamos exentos de que ocurran accidentes. En otros momentos del año también hay un riesgo latente. Gualeguaychú no escapa a la realidad nacional y a la realidad internacional. Miremos lo que pasó en Brasil hace unos días. Dicho esto, me parece también que tenemos que seguir trabajando en los controles, prestando un servicio de calidad, que mejore por ejemplo la seguridad. Tenemos que mejorar el escenario. ¿Cuál escenario? No la costanera, sino toda la ciudad.- Se ha propuesto por ahí "zonificar" la diversión en el verano. ¿Cree que esto es posible?- Pero los jóvenes tienen sus alojamientos diseminados por toda la ciudad. Hay grupos de ellos que, ante la sobreocupación en el centro, alquilan casas en los barrios. Es decir están por toda la ciudad. Cuando 5.000 mil de ellos en el balneario saltan y se tiran al agua, uno dice: que no pase nada. Yo lo he dicho y seguramente mucha gente. Sin embargo, un evento grave podría suceder entre grupos de chicos que se alojen en dos casas pegadas, en la periferia (...) Sabemos cómo son ellos. Vienen a escuchar música todo el día y a dormir muy poco. También beben, aunque no todos. Este es otro preconcepto. Propietarios de bungalows, que alquilaron a jóvenes, me dicen que no tuvieron problemas con ellos. Cuando abandonaron esas instalaciones, las dejaron impecables. Eso sí, volvían a la madrugada y dormían de día. Lo que quiero decir es que este turismo no es sinónimo de vandalismo, como algunos pretenden instalar, haciendo una generalización abusiva. Los desmanes suelen ser episodios promovidos. Los pibes que vienen a Gualeguaychú no vienen a pelearse ni a matarse. No vienen a causar destrozos ni a robar. Pero podría haber grupos minoritarios que con su conducta nos vengan a embromar a todos. Es ahí donde hay que estar atentos.- Se dice que la oferta crea su demanda. Y el carnaval es diversión y en un punto exceso. Visto en estos términos, lo que ocurre no debería sorprender...- ¿Qué pasa en Río de Janeiro? Esa ciudad es turismo de todo el año. Pero durante el tiempo de carnaval es ocupada por millones de personas de todo el mundo.Hacen una ocupación del área donde se desarrolla el carnaval y son los dueños de la ciudad. Es decir, hay que entender la lógica que hay detrás de este tipo de turismo.Si es necesario, correrse - ¿Usted sugiere mayor tolerancia por parte de los residentes?- Acá hay un costo-beneficio. Y esto tiene un costo de incomodidad. Con respecto a la mayor basura, a los ruidos, a la falta de espacio. Pero hay un alto beneficio económico que tiene la virtud de repartirse en todos los sectores de la ciudad. Yo, por ejemplo, soy un prestador de servicios. Hago proyectos. Si esta temporada turística va bien, probablemente vendrá un cliente a pedirme que le diseñe dos cabañas, la ampliación de un hotel, y demás. Hay otro beneficio: el turismo obliga al Estado a mejorar los espacios públicos, la infraestructura, a innovar en muchas cosas. El licenciado Jorge Delfino, el experto que trajimos con Alberto Flejas en 1992, ya decía que el primer turista tiene que ser el habitante. De lo que se trata es que los vecinos podamos disfrutar todo el año de la ciudad. Tenemos también que entender la lógica que se pone en funcionamiento cuando arriban 65 mil personas en cuatro días. Entonces tenemos que compartir la ciudad. Y a veces, corrernos. Y esto no está mal. Esa es mi humilde visión: si habitualmente voy al balneario porque me gusta tomar mate, entonces en esos días me abstendré de ir. Y esto porque hay una lógica que me indica que a ese espacio tengo que compartirlo con los que vienen a dejar un montón de dinero en Gualeguaychú. ¿Qué hace uno cuando recibe amigos y parientes en su casa, y le falta espacio? ¿Acaso no se acomoda a la situación planteada?- Los servicios (agua, luz, limpieza, por ejemplo) no dan abasto ante el turismo masivo. ¿Qué hacer?- No se trata de tener una infraestructura que acompañe el incremento de la demanda, que virtualmente se duplica en ese período excepcional. Eso sería altamente oneroso y no sustentable. No podríamos tener subocupados durante todo el año el 50% de la oferta de servicios. Lo que tenemos que hacer es generar un sistema alternativo, que sea ágil, ante la circunstancia de entrada masiva de turistas. Los servicios hay que prestarlos. Pero está claro que no es lo mismo su funcionamiento cuando la ciudad recibe el doble de su población normal. Hay algunos problemas estructurales, como la electricidad, que estos episodios ponen al descubierto. Si con 40 grados de calor, y sin turistas, el servicio se resiente, se entiende que la cosa se complique en temporada alta (...) Hay que trabajar en dos líneas. Por un lado mejorar los espacios existentes e incorporar otros nuevos. Después, claro, a eso hay que mantenerlo, lo cual cuesta plata. Por otro lado, hay que prepararse para las eventualidades del ingreso masivo de turistas.
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