Nazareno Fernández: “Quiero pelear con todos”

Ganó por la vía rápida y trepó en el ranking de los pesos completos. Dijo que le gustaría pelear con el Patón Basile y que no lo intimida enfrentarse a boxeadores de mayor talla y peso. Tranquilo, con palabras medidas, Nazareno Fernández, el único boxeador profesional de la ciudad, dialogó con ElDía en la intimidad de su domicilio.Lo hizo acompañado de Gaspar Saucedo, el entrenador con que transita el camino del deporte de los puños desde los 14 años, pero con una pausa que duró algunos años.Es que Fernández se fue a probar suerte a otros horizontes. Trabajó en Canadá y luego emprendió el regreso al país y a los cuadriláteros.Incursionó en el profesionalismo con un peso de 110 kilos. Lógico, tenía que pelear en los pesos completos. Actualmente suma cinco peleas, con un record de dos ganadas, dos empates y una perdida. La de Fernández es la categoría en donde todavía hace papelones la Mole Moli, un producto del marketing. Ser grandote, acumular kilos y pegar fuerte no asegura nada. Basta con preguntarle al cordobés qué suerte corrió cuando enfrentó a un crucero como Marcelo Domínguez. Pero a Nazareno no le costó demasiado afianzarse en el mundo del profesionalismo. Muestra de esto es que los dos últimos combates los ganó por nocaut, haciendo gala de su temible pegada. En la madrugada del sábado con cuatro manos tiró a Oscar Juárez (160 kilos) a los 30 segundos de iniciado el combate. Triunfo explosivo, más allá de que el gigante de 2 metros quiso seguir.Fernández (34 años) analizó el triunfo, aunque primero destacó que "Más allá del nocaut es otra puerta que se abre, como lo es acceder a los diez primeros del ranking. No nos olvidemos que la victoria fue ante el sexto del ranking. Creo que voy a escalar al quinto puesto, y esto es algo que me pone muy feliz", sostuvo con una amplia sonrisa. Y agregó: "Quiero pelear con todos, paso a paso, pero mi intención es enfrentar a los mejores rankeados".Sobre los pesados, opinó que "es una categoría en donde todo se define con un golpe. Para esta pelea (la de Juárez) llegué muy bien entrenado. Eso te da una relativa seguridad arriba del ring, pero los dos subimos a ganar y el que se come una mano, por más entrenado que esté, puede besar la lona y no levantarse más".El último rival de Nazareno impresionaba: dos metros de altura y 160 kilos. Un container de carne y hueso que le sacaba más de una cabeza al púgil de Pueblo Nuevo. "Lo había visto en un video, personalmente es más grande todavía, pero los grandotes también caen y hacen más ruido, aunque lo hacen en cámara lenta", comentó entre risas.Además, recordó que no es la primera vez que le toca enfrentar a rivales de mayor talla. "En los pesados es así; en la pelea con Juárez, la intención no era ponerme a boxear, ya que por el largo de brazos me iba a superar en ese aspecto. Así que tuve que buscar la pelea a hierro corto y con manos voleadas; tratar de ganar por la vía rápida, aunque estaba entrenado para pelear del primer al cuarto asalto". No tuvo que pensar demasiado la pelea; no hubo un primer asalto de estudio. Nazareno lo definió en 30 segundos. "Sabía que era un tipo de puntear, nunca parte con derecha, zurda en punta siempre. Busqué una mano abajo, pero no la sintió, 'pesado en serio' dije y fui arriba: se comió cuatro golpes, quedó sentido y lo remate con una zurda". Lo que viene"Le tengo ganas al Patón Basile", dijo en relación al boxeador tatuado que pelea para el Sindicato de Camioneros, y que protagonizó un escándalo en Defensores del Oeste, tras una pelea con un púgil brasileño. "Pero soy consciente de que tenemos que ir paso a paso. Mi técnico, entrenador y amigo, como lo es Gaspar Saucedo, me dirá cuando esté listo para enfrentarlo". IncondicionalEl pesado sostuvo que el apoyo de la familia "es clave en un deporte como este, además en nuestro país no se vive del boxeo, tenés que tener otro trabajo si o si, por más profesional que seas... en ese sentido, mi gente cumple un rol fundamental en mi alimentación, en el tiempo de descanso, en el entrenamiento, me apoyan en todo, todo es en base al sacrificio". Un poco de historiaNazareno tiene 34 años, trabaja en el Servicio Penitenciario Provincial desde hace tres años y tiene su historial en el mundo de los puños. "Arranque a entrenar a los 14 y peleé hasta los 26 en el campo amateur. Deje algunos añitos, luego volví, pero el cuerpo tiene memoria. Te queda la experiencia: muchos combates en la espalda, en diferentes lugares, eso sirve".
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