HABLÓ ROCÍO, LA SOBREVIVIENTE DEL INTENTO DE FEMICIDIO
“No voy a dejar de luchar por mi hija, por mi nieta y para que él pague por lo que me hizo”

Sebastián Sire le dio 15 puñaladas, le perforó los dos pulmones y la dejó en Terapia Intensiva. Sólo por azar, Rocío Barrozo sobrevivió para contarlo y para luchar por justicia. La violencia de género desde adentro: la manipulación, los golpes físicos y psicológicos, el aislamiento y el peor final.
Por Mónica Farabello
Según datos de los Observatorios de la Violencia Machista, una mujer muere cada 29 horas en Argentina. Las cifras son escalofriantes, pero es aún más doloroso conocer las historias con nombre y apellido.
Rocío Barrozo es mucama del Hospital Centenario. Todos los días se levanta a las 6 de la mañana y agarra su bici para pedalear desde la plaza de los Antepasados hasta su lugar de trabajo. Allí limpia durante 6 horas para llevar el pan a la mesa de su casa.
Es mamá de tres hijos: Ezequiel de 23; Kevin de21, Verena de 15 y además es abuela de una nieta de 5 añitos.
A Sebastián Sire lo conoció en octubre de 2021. Estuvo apenas 6 o 7 meses en pareja con él y los golpes y la violencia psicológica no se hicieron esperar. En tan corto tiempo le robó su teléfono, su bicicleta, la golpeó, la amenazó y la persiguió por la calle.
Buscaba aislarla de sus amigos y su familia y como si fuera poco, hasta merodeaba su lugar de trabajo.
La violencia que crece
¿Cuál es el primer día en que ya no vemos los ojos del hombre que amamos? ¿Cuándo una mujer se da cuenta que el “novio ideal” en realidad es un violento? Rocío recuerda ese momento exacto: “Un día él me robó un facón que era de mi papá. Siempre buscaba excusas para que yo no vea a nadie. Agarró ese cuchillo y me dijo que se iba a matar. A mí me dio un ataque y desde ese día yo cambié porque me di cuenta que no era la persona que yo creía. Después me decía que se iba a ahorcar en mi habitación y que cuando saliera de casa mirara para atrás porque se iba a colgar en el patio; yo le creía y tenía miedo. Hacía todo para manipularme para que no lo deje y después me decía que iba a cambiar”, relató Rocío en una entrevista en exclusiva con Ahora ElDía.

La violencia y la tensión en la pareja crecían a pasos agigantados. Una noche Rocío salió a bailar con una amiga y todo volvió a terminar mal. Ella recordó que la estuvo persiguiendo hasta que pudo irse. “Cuando salí, él intentó subirse al remis donde yo estaba con mi amiga. El remisero no avanzó y buscamos a un policía que se dio cuenta de lo que estaba pasando. Ya lo conocían y le dicen: Sire, ¿qué pasa? Mi amiga les dice: ‘Él tiene una perimetral y no puede acercarse’… y él responde que sólo quería conversar conmigo. Ahí pudimos irnos, pero ese día también hizo problemas en la casa de su hermana y su mamá”.
“También cruzó a mi hija cuando iba al colegio; yo me iba antes para no cruzármelo y porque él me había robado la bici. Verena, mi hija me escribió para ver si había llegado bien al trabajo y yo le dije que sí. Esa era nuestra rutina desde que Sebastián entró a nuestra vida”, contó la víctima de intento de femicidio.
“¿Llegaste bien?” es el mensaje que más enviamos las mujeres a nuestras amigas y hermanas. Es que el peligro siempre está latente en una sociedad atravesada por la violencia patriarcal.
La noche del ataque; la noche que Rocío quiere olvidar
Después de la denuncia a Sebastián Sire, quien hoy cumple prisión preventiva en la Unidad Penal Nº 2 hasta el 6 de septiembre, Rocío no andaba sola en la calle; el miedo ya se había apoderado de su vida.
“De esa noche me acuerdo de todo. Sería lo más lindo no recordar nada, pero me enfoco en seguir adelante y saco fuerza cuando la veo a mi hija luchar por mi vida, luchar para que no me maten. Ella duerme a varios metros de mi cuarto pero escuchó los gritos y me socorrió.
Yo perdí la noción del tiempo y no tomé conciencia de la gravedad de todo, hasta que me dieron el alta”, narra Rocío.

La noche antes del ataque se fue a dormir cerca de las 12:30 y se desperté con él encima apuñalándola. “Empezamos a luchar y no llegué a activar el botón antipánico. Cuando mi hija llegó al cuarto, ya tenía los brazos cortados, un pinchazo en el pecho (en el pulmón derecho). Mi hija se le tiró de encima, tironeándolo del cuello. Ella es una nena muy flaquita luchando contra un hombre de 2 metros y más de 85 kilos.
Cuando ella lo suelta para ir a buscar a la Policía, él me vuelve a dar un pinchazo en el otro pulmón. Me apuñala, gira el cuchillo, lo saca y se va por la ventana… mirándome. Tenía cortes en la espalda, las piernas, los brazos, el pecho y la cara”, cuenta la víctima con lágrimas en sus ojos.
Por el accionar de su hija, la Policía y el personal del Hospital, hoy Rocío puede contar su historia. Llegó a la guardia con los dos pulmones perforados. Allí, el doctor Francisco Altura actuó muy rápido y le salvó la vida: “Yo no sentí nada de la misma adrenalina que tenía. Si no hubiera actuado tan rápido, me hubiera muerto. Yo lo había escuchado nombrar pero no lo conocía y cuando lo volví a ver fue cuando me pasaron a la sala de cirugía. Cuando lo veo entrar vi a mi ángel. No sabía ni su nombre pero le dije: ‘doctor, usted me salvó la vida. No sé cómo es su nombre pero su imagen no se me va a borrar nunca de mi mente’. Y él me dijo: yo soy el doctor Altuna”.
Las secuelas y la lucha por justicia
La semana que viene Rocío volverá a tener una consulta con el cirujano, se tendrá que hacer placas, nuevas consultas con el traumatólogo y el neurólogo por el golpe en la cabeza. Sigue con un fuerte dolor de oído y tiene dormida la mandíbula.
Aunque siente un gran alivio por la detención del femicida en potencia, sigue sintiendo mucho miedo y cansancio.

“Fui a Tribunales y sentía que tenía una mochila tan grande que no podía. Me tomé el colectivo y me vine llorando todo el viaje. Cuando llegué a casa me acosté con mi hijo y me quedé dormida. Quiero que esto pase, que sea sólo una pesadilla”, contó, y agregó que tiene que “permitirse llorar y recordar. Yo estoy en mi casa y no tengo miedo de estar en mi cuarto pero no quiero acordarme más de esto. Necesito contarlo aunque se me haga muy difícil”.
Para Rocío, su cable a tierra es su trabajo y el fútbol porque le encanta jugar a la pelota; así que busca mejorarse pronto para retomar su vida normal.
“Conocí al Fiscal Lucas Pascual y me pareció un hombre muy decidido. Él me dijo que vamos a ir a fondo que confíe en él. Me dio mucha confianza”, confió y aseguró que está en contacto con ex parejas de Sire que tuvieron que irse de la ciudad para encontrar la tranquilidad.
“Quiero que sea condenado porque si lo largan nadie va a estar tranquilo”, cerró.
“Pidan ayuda”
Rocío le habló a todas las mujeres que hoy están siendo víctimas de una relación violenta: “No tengan miedo, hay mucha gente atrás que nos ayuda. Yo me aislé por miedo y tuvo que pasar esto para tomar conciencia. Yo protegí a mis hijos, a mi nieta y no me estaba protegiendo a mí misma. No voy a dejar de luchar por mi hija, por mi nieta y para que él pague por lo que me hizo. Hagan bochinche para que la gente nos ayude”. Este lunes a las 10 horas en Rocamora y 25 de Mayo se hará una nueva movilización para pedir Justicia. Allí estará junto a su familia, amigos y todos los que quieran acompañar.