Noche solidaria: jóvenes cocinan para más de 200 vecinos todos los viernes
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Pertenecen al Hogar de Cristo Nazareth, en el barrio de La Cuchilla. Son adictos en recuperación. "No es asistencialismo, es una manera de tender un puente y una mano a quienes lo necesitan", expresó Francisco Sobral, uno de los referentes de la Pastoral de Adicciones.Luciano PeraltaHace poco más de ocho meses funciona, en Perito Moreno y Belgrano, el Hogar de Cristo Nazareth, un centro de día para personas con problemas de adicciones. Allí, a diario, de 8 a 19, un grupo de jóvenes realiza diversas actividades recreativas, educativas, deportivas y espirituales.ElDía dialogó con los referentes del lugar, quienes contaron los pormenores de su día a día. En este sentido, Alejandro Gallay, quien es "acompañante par" de quienes llegan al hogar, habló de la rutina y las alternativas que brinda el hogar."Yo me encargo de acompañar a los chicos, ya pasé por su situación. Conmigo van a hacerse el documento, a la escuela, a comprar a la despensa o cualquier lugar. De lo que se trata es de que el pibe no se sienta solo, que esté contenido, porque acá solo nos tenemos a nosotros", dijo."Arrancamos a eso de las 8 con el desayuno, después limpiamos el hogar, tenemos un espacio de reflexión y espiritualidad, la terapia individual, y tantas otras actividades, como la huerta, el taller de guitarra, el de skey o el grupo terapéutico que coordina el doctor Dardo Caraballo -uno de los hacedores del hogar- con la psicóloga Paula Angelini", agregó el joven que estudia la carrera de Acompañante Terapéutico.Si bien la mayoría de los jóvenes que concurren al hogar son de Gualeguaychú, llegan de otras partes del país y con todo tipo de problemas. ¿Cómo llegan? "Acá recibimos a todo tipo de personas en situaciones de calle, con problemas familiares o de adicciones. Se trata de acompañarlos, darles un abrazo, hacerles el chequeo médico, el tratamiento psicológico y todo lo que en otro lado no tienen", indicó Gallay y aclaró que "no es un centro de internación, pero sí es necesario la persona puede internarse en otros centros que funcionan en Santa Fe y Buenos Aires".La Noche Solidaria Todos los viernes por la noche, desde el hogar cocinan para más de 200 personas del barrio. Casa por casa y en las esquinas, reparten la comida y hablan con los vecinos. Al respecto, Francisco Sobral, uno de los referentes de la Pastoral de Adicciones, contó que "no se trata de asistencialismo, es una herramienta, más allá de que un buen plato de guiso no le viene mal a nadie, es una excusa para hablar con chicos que tienen problemas, de adicciones o de otro tipo, contarles de nuestra experiencia y poder acercarlos, mostrarles que no están solos"."Además, es una manera también de que ellos (por los jóvenes del hogar) hagan cosas por el otro, y por ellos mismos, poder hacerle bien a alguien que está mal puede ser increíblemente sanador", agregó.Todos los viernes, son tres ollas las que se cocinan. Luego, los propios adictos en recuperación son los que reparten las porciones en el barrio. "No es casual que la hagamos los viernes, ése es el día más crítico para un adicto, es cuando más se consume. Entonces, poder dedicar su tiempo y esfuerzo a esta obra, puede ser realmente transformador para ellos", apuntó Sobral.Día del NiñoHoy, desde temprano, el hogar comienza con la celebración del Día del Niño. Esperan alrededor de 200 chicos. "Arrancamos con el desayuno, vamos a ver una película y si el tiempo acompaña se inflarán algunos inflables. Gracias a la colaboración de muchos voluntarios, va a haber juegos y sorpresas para los más chiquitos", contaron los organizadores e invitaron a los vecinos a acercarse a la fiesta."Recuperé la alegría y las ganas de estar bien"Alberto tiene 18 años y conoció el hogar hace apenas tres semanas. Después de largos años de consumo, de marginación y un estado de depresión que fue avanzando hasta resultarle insoportable, decidió, por primera vez, pedir ayuda."Llegué al hogar muy mal, sabía que necesitaba ayuda, pero no creía que me iba a sentir mejor tan rápido. Desde el día que entré, me hicieron sentir uno más. Yo sentía que era un problema para mi familia y para todo el mundo, me sentía depresivo y solo lloraba. Después de muchos años de consumir y hacer las cosas mal, hoy siento que empiezo a sentirme mejor, recuperé la alegría y las ganas de estar bien", contó a ElDía.Alberto, como tantos otros adictos, aprendió a pedir ayuda, a aceptarse tal cual es y a trabajar, todos los días, "cada minuto, cada segundo", para estar mejor y para poder ayudar a quienes están pasando por lo mismo que él.
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