“Para cambiar la realidad en la que vivimos hay que animarse a soñar”

El pastor Nestor López habló sobre la actualidad del Hogar Un Encuentro con Dios. Después de un año de trabajo de los más de veinte internos en rehabilitación inauguraron su propia panadería en Irazusta al sur.Luciano PeraltaDurante todo el año los vendedores del Hogar Un Encuentro con Dios recorrieron las calles de la ciudad ofreciendo las panificaciones de elaboración propia para juntar el dinero suficiente para concretar el objetivo fijado: la construcción de su propia panadería.A menos de un año, ese sueño que parecía lejano es una realidad. Hoy, el Hogar Un Encuentro con Dios tiene su local ubicado en Irazusta al sur y planea seguir concretando nuevos objetivos.ElDía dialogó con el pastor Nestor López, responsable del lugar que contiene a más de veinte adictos en recuperación, quien detalló el camino transitado para poder "cumplir este sueño"."En febrero empezamos con la ventas de las canastas en las calles de la ciudad, teníamos una panadería muy precaria. La idea era poder tener un lugar propio para que los internos de a poco dejen de salir a la calle y puedan seguir trabajando", expresó y explicó que "para un chico en rehabilitación, si no está del todo bien, no es lo mejor andar con la plata de las canastas todos los días en la calle, por eso esto es un paso muy importante para nuestro proyecto".La panadería, que también produce comidas y vende artículos de despensa, fue inaugurada el 9 de diciembre. El dinero para la remodelación del local que alquilan y la compra de maquinaria, muebles, heladeras y mostradores, surgió, casi exclusivamente, de la venta ambulante que algunos de los internos realizan diariamente en la ciudad."Tenemos que agradecer enormemente a la gente que siempre colaboró con nosotros. Cuando compraban una bandejita de alfajores o facturas los chicos le decían que era para construir el local nuevo que hoy es una realidad", continuó.Las obras edilicias fueron llevadas adelante por los propios internos y, en menos de un año, pudieron comprar todo el equipamiento necesario. "Estamos vendiendo muy bien, empezamos haciendo 25 kilos de pan por día y hoy estamos en los 75 kilos. Contamos con mano de obra barata, más allá de que cada uno de los chicos se lleva su sueldo, y eso nos permite tener el kilo de pan a 10 pesos", explicó López y agregó que "acá cada uno se paga su rehabilitación con su propio trabajo, tenemos dos chicos que se han podido comprar la moto para el delivery con lo que han podido juntar".Los "canasteros" del centro: Los sueños que vienenConsultado por los objetivos próximos, López contó que "uno es hacer este mismo trabajo en otra ciudad, que puede ser Paraná o Colón, que es una localidad donde los chicos se mueren por la droga. Y un segundo objetivo es tener nuestra panadería en el centro".Además, desde el hogar aclararon que la situación óptima para quien está rehabilitándose de las drogas es poder trabajar en su propio emprendimiento sin la necesidad de lidiar con las tentaciones y los peligros de la calle. Aunque destacaron la labor de los siete canasteros que trabajan actualmente. "Germán está a la mañana en el centro con la canasta y a la tarde trabaja como delivery con la moto que se compró. Esto habla de una mejora, no solo en lo que hace a su rehabilitación, sino que, además ellos comienzan a tener objetivos personales, proyectos de vida que les dan fuerzas para seguir por este camino".
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