Pascua joven en las calles, el geriátrico y el hospital

Tuvieron distintos destinos. Diario El Día los acompañó en el Hospital Centenario. Pero hubo otros grupos con otras misiones.
Eran aproximadamente veinte chicas y muchachos, tanto de Gualeguaychú como de Concepción del Uruguay. Pidieron a las autoridades del nosocomio visitar las salas de hombres, de mujeres, la de pediatría, neonatología… No los dejaron pasar a todas.
En pediatría se asombraron con el caso del niño quemado (ver recuadro). En las salas de hombres y mujeres se enfrentaron con la realidad de la soledad: enfermos que pasan los días sin que ni familiares ni amigos vengan a visitarlos.
Durante esta Semana Santa, los jóvenes concentrados en Santa Teresita participaron de todas las celebraciones pascuales, vivieron el Via Crucis por las calles de Fátima, rezaron, trabajaron en grupos, revisaron sus vidas.
Monseñor Jorge Lozano los acompañó varias veces. Anoche, compartieron la Vigilia Pascual y luego, un fogón con sus familias.
Los coordinaron Alejandra Benedetti y los seminaristas Agustín Rojas, Daniel Alarcón, Cristian Degrás y Gregorio Nadal, este último, Diácono.
Ayer, en la recorrida por las calles aledañas a la parroquia y visitas al hospital, geriátrico y hogar, los jóvenes encontraron una forma de vivir lo que reflexionaron en días anteriores.
Paralelamente, otra concentración similar se realizó en Paraná. La “Pascua Joven” de la capital provincial incluyó los aprestos de una representación como la vivida en 2008 en Gualeguaychú llamada Pascua junto al Río.
Monseñor Lozano ha incentivado la realización de esta clase de encuentros, como forma de motivar a los jóvenes y darles la oportunidad de vivir más intensamente tanto el misterio pascual como la alegría de la Navidad. “La idea es ir buscando así la continuidad respecto de los encuentros del año pasado. Los frutos se ven ahora –agregó Benedetti-, cuando un número tan elevado de jóvenes opta por encerrarse tres días para rezar y meditar. Implica responsabilidad y búsqueda profunda”.
Niño quemado por otro niño
No cabían en sí del asombro. En la sala de pediatría del hospital local, un niño de 6 años se recuperaba con gran parte del cuerpo quemado. Tenía, según contaron los jóvenes, afectada la espalda, cuello, cuero cabelludo… Su madre les explicó: “un amigo lo invitó a jugar a su casa. Allí, lo roció con alcohol y le prendió fuego”.
¿La causa? ¿Habían peleado, hubo algún hecho que alterara de tal modo al otro niño para provocar semejante acción? Los jóvenes visitantes no alcanzaron a saberlo.
Pero cabe la pregunta: ¿qué sucedió? ¿Cómo es posible tal violencia en pequeños de 6 años? ¿Intervino el Consejo del Menor?
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