¿TEMPORADA SIN TURISMO?
Playas en la ciudad: panorama complicado e incertidumbre por el verano que vendrá
Los propietarios de playas sobre el Gualeguaychú manifestaron su preocupación por lo que puede llegar a pasar en la temporada estival. También presentan un mismo panorama los complejos turísticos del Camino de la Península.
El turismo es una de las principales industrias que tiene Gualeguaychú. Según fuentes confiables es la tercera economía de la ciudad y de la zona si contabilizamos todo lo que ofrece la vecina localidad de Pueblo Belgrano. Actualmente los balnearios están cerrados, sin actividad puertas adentro y con mucha incertidumbre en lo que a su futuro respecta. Algunos mantienen una tibia esperanza de que para el verano la situación haya mejorada, en tanto que otros tienen una visión optimista. Por su parte los dueños de complejos turísticos piensen en cómo seguir en pie. Un referente del Balneario Ñandubaysal, sobre los márgenes del Uruguay, indicó que “no se está realizando ningún tipo de actividad, a excepción de un grupo de surfers que vienen a practicar. La temporada que arrancó mal en lo que refiere a todas las actividades de invierno, no pudimos trabajar con las escuelas, los tradicionales fogones y las excursiones que siempre se realizan, tampoco con la pesca del pejerrey. En definitiva, una serie de actividades que involucran, también, a personas de la tercera edad que concurren a un lugar que ofrece distintas alternativas”. Señaló que “el balneario está cerrado y nada se puede hacer, aunque con un poco de buena voluntad se podría permitir el ingreso de personas cumpliendo con todos los protocolos, especialmente a la zona de camping y en la playa a pasar el día. De esa manera tendríamos la oportunidad de recaudar algo de dinero que nos permita comenzar a trabajar, cuando todo se habilite, en una serie de reformas”. Recordaron que “Ñandubaysal cuenta con amplias y extensas playas, zona de camping y demás comodidades que podrían ser habilitadas respetando todo lo que indiquen las autoridades de salud, aunque nadie se ha dado una vuelta para ver cómo están las instalaciones y como se podría delimitar el uso de la playa”. Asimismo, destacó que “en el balneario trabajan en temporada alta 62 personas en tareas atinentes al emprendimiento turístico propiamente dicho, y unas 250 más en los espacios concesionados a los que debe sumarse proveedores, personal de seguridad y demás”. Por parte, Edgardo Moreyra, dueño del balneario Solar del Este, que cuenta con una superficie de 11 hectáreas trazó un panorama pesimista. “Somos un balneario que trabaja en el verano. Lo hacemos en los meses de enero y febrero, mientras que invierno el predio permanece cerrado, aunque en tiempos normales, las tareas siguen puertas adentro, ya que es mucho lo que hay que mantener”. El empresario sostuvo que “es difícil no ser pesimista con todo lo que estamos viendo. En las zonas turísticas de España y en gran parte de Europa, con temperaturas de 40 grados, han tenido que retroceder por rebrotes de Covid-19 y nada nos garantiza que para el verano tengamos la vacuna y la solución”. Dijo que “Gualeguaychú sustenta buena parte de su economía con el turismo y en este verano no creo que tengamos carnaval”. Moreyra indicó que “están en riesgo miles de puestos de trabajo, que en la temporada estival abarcan en diferentes rubros. En Solar del Este trabajan en el verano 150 personas, si a estas les sumamos las que lo que hacen en forma indirecta, puedo decir que 400 familias dependen del emprendimiento, además de todo un barrio que ha crecido a la par del Balneario alojando a quienes nos visitan, además de montar puestos de comida y demás”. Adelantó que “si no tenemos movimiento en el verano, el invierno del 2021 puede ser muy duro” y comentó que “la utilización del camping, salvo en el feriado de Carnaval, viene bajando año a año, debido a que la gente prefiere alquilar un bungalow, una casa o un departamento”. Finalmente, destacó que “mientras ciudades como Colón y Federación aumentan su recepción de turistas en un 30%, Gualeguaychú se ha estancado y nadie quiere venir a invertir en la ciudad por las trabas existentes”. En tanto, Celso Bereciartu, presidente del Club Tiro Federal, señaló que “todavía no se ha definido si continuará al frente de la playa el concesionario que estuvo en el último verano. En los próximos días, con un panorama más claro, nos sentaremos a conversar con la expectativa de que no siga. Y en el caso de que no continué, la trabajará el club para los socios de la entidad”. Sostuvo que “el Tiro Federal necesita que la playa, el camping trabaje para generar dinero y de esa manera abonarle el sueldo a los 13 empleados, además de mantener la infraestructura de la entidad”. Respecto al camping opinó lo mismo que Moreyra: “la gente hace años ha optado por ir a bungalow y cabañas, dista mucho de lo que supo ser hace diez años”. Finalmente, Mariano Almirón, propietario de Altos Verdes ubicado en camino de la Península, señaló a ElDia que “todos los que llevamos adelante un emprendimiento turístico en la zona estamos parados, sin generar un solo peso, desde que comenzó la cuarentena. Obviamente no contamos con ninguna reserva, además las pocas consultas que hemos recibido son de clientes que vienen todos los años”. Almirón recordó que “a esta altura del año ya comenzábamos a tomar reservas y hoy día no tenemos nada confirmado, por lo que la situación es caótica. Decidimos venirnos a vivir al complejo para cuidar y mantener el mismo nosotros, dado que no podemos tener personal por la situación descripta”, añadiendo que “nadie nos afloja nada, tenemos que seguir pagando la luz, todos los servicios y una carga impositiva muy alta si se tiene en cuenta que tenemos cero ingreso. Para que tengan una idea gastamos 7000 pesos mensuales en combustible para cortar el pasto”. También dijo que “mantenemos las dos hectáreas a pulmón, superficie que tiene tres piscinas que vaciamos para pintarlas y diez bungalow que levantamos poco a poco luego de nivelar el terreno con más de 3000 camiones de tierra”. Expresó que “aguantamos como podemos, dado que no nos quedó reserva alguna, debido que la última creciente nos provocó daños muy severos, sin dejar de mencionar dos anteriores. No nos quedó nada, solo deudas que tratamos de afrontar como podemos. Y lo peor de todo es de que tenemos expectativas de que esto cambie”. Dijo que el “silencio asusta y en los 16 años que llevamos en esto, nunca habíamos pasado por una situación igual y si para diciembre la situación no mejora trabajaremos el complejo en familia, ya que los márgenes serán demasiado ajustados como para tomar gente”.
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