Pocha Kreymborg: la Toto de Urdi
Dolores tan grandes como la pérdida de Pocha Kreymborg sólo pueden exorcizarse escribiendo lo que era, lo que hizo, para que la gente sepa lo que se pierde con esta mujer, cuya vida se apagó en Urdinarrain, el 1 de octubre.La última vez que estuve con ella, hace varios meses, la noté sin ganas lo que era preocupante en una mujer para quien la vida era lucha y servicio a los demás. Lo importante era darse a los demás, a los que sufren, a los humildes, a los ancianos.No debe haber obra social en Urdinarrain que no haya sido apoyada, impulsada o concretada por Pocha, que ejerció diversas funciones públicas y trabajó en varias de las hoy llamadas ONG en apoyo sobre todo de sus obsesiones: los ancianos y los pobres.Maestra de vocación y de alma, mujer altamente educada y siempre ansiosa de aprender, Pocha fue un ejemplo de desinterés y amor a la gente, en esta época podrida por el materialismo, el egoísmo y el afán de lucro de tanto gobernante.Ella se enorgullecía de nunca haber ganado un peso -al contrario: perdió mucho, quizá más de lo que se sabe- por sus tareas sociales.Amaba a la Intransigencia, amor heredado de su padre, don Adolfo, gran impulsor de todo tipo de obras grandes en su ciudad. Pocha trabajó un tiempo con su padre pero lo suyo era el contacto directo con la gente, la ayuda social desinteresada y despartidizada.Detestaba lo que ahora conocemos como "asistencialismo", o sea esa horrorosa y degradante costumbre de ayudar a alguien y reclamarle su voto. "¿Querés creer, Julito, que Fulano de Tal anda recorriendo tal zona de Urdi canjeando planes por el voto? Deberíamos denunciarlo, no sé qué puede ser más repugnante", me dijo un día, no hace muchos años.Su amor por el pensamiento intransigente no tenía límites: un día hace muchos años, estaba en Urdi trabajando y viene Pocha a hacerme un pedido. Zalamera como siempre que pedía algo. "Querido, vos que sabés tanto de historia, ¿podrías hacerme una historia del pensamiento intransigente? Pero toda, desde Alem hasta Alende". Se la hice, por supuesto, a máquina porque no existían las PC: eran como cien páginas, con la continuidad del pensamiento de Alem, Yrigoyen, Lebensohn, Alende; y las consecuencias prácticas, en obras y debates, de ese pensamiento. Y los ecos en Urdinarrain y Gualeguaychú. Al tiempo, se los reclamo para al menos fotocopiarlo, porque se iba a perder algo que me había llevado mucho tiempo. Muy suelta de cuerpo, Pocha me dice: "Julito, creo que se fueron en una donación de papeles que hice para tal obra", y muy tranquila sigue la conversación.Así era ella: todo era para dar, para darse. Hacía realidad, en lo político y en lo social, sus convicciones religiosas.Un ejemplo de vida que merece conocerse, porque hubo pocas mujeres como "la Pocha", y su ejemplo debiera servir para espejo. Para que haya muchas más.Fue algo así como la Toto Irigoyen de Urdi, pero añadiendo al compromiso social, el político.Querida, queridísima Pocha: sé que en verdad te dejaste morir, quién sabe por qué desilusiones. Pero mientras yo viva, vivirás en mí.
Colaboración de Julio Majul, para EL DÍA y Urdinarrain
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