Por encima de Moyano
La bruma que enturbia el clima político de estos comienzos del invierno impide ver algunas cosas con claridad. Mario Alarcón Muñiz Durante la semana se endurecieron los reclamos, primero del gremio de los camioneros, luego de la CGT, con Hugo Moyano al frente de ambas columnas. La mirada colectiva se sitúa en el miércoles venidero, día de la movilización a la plaza de Mayo. La amplia información proporcionada por los medios nos permite ahorrar detalles. Lo real es que al gobierno se le ha presentado una fuerza opositora que no esperaba, al menos tan pronto. Si lo que está sucediendo tendrá o no consecuencias políticas concretas, lo dirá el paso del tiempo. Mientras tanto se observa el despertar de una oposición que hasta ahora se había mostrado dispersa cuando no diluida y por lo tanto débil e inexpresiva. El contrapesoSalvo algunas circunstancias aisladas y en situaciones muy puntuales, la gestión K ha funcionado sin oposición. El conflicto con el agro constituyó la excepción mayor, hace cuatro años. Su resultado inmediato se produjo en las elecciones legislativas de 2009, cuando el gobierno perdió el control del Congreso. La oposición, por su propia incapacidad de cohesión y consenso, desaprovechó la oportunidad en 2011. No volvió a lo anterior. Le fue peor. Y desapareció o poco menos.Todo proceso político requiere un contrapeso. Si éste no existe, tarde o temprano algo o alguien ocupa el espacio. El oficialismo puede llegar a crearlo de sus propias filas sin proponérselo (caso Moyano) o a imaginarlo. Obsérvese un detalle: tanto los discursos presidenciales como el periodismo K no dejan de señalar como "enemigos" a los medios críticos. Esto es así porque esos medios ocupan el lugar de la oposición ausente. No rebaten los voceros del gobierno a ningún partido político, sino a ciertos diarios. Parece una obsesión -y quizá lo sea-, pero obedece a un acto reflejo del subconsciente. Alguien tiene que estar en la vereda de enfrente. Y los políticos no están. O no se los ve. Las diferenciasMás allá de las demandas sectoriales muy concretas, Moyano corporiza por el momento el malhumor social. Tiende a encabezar la oposición. Quizá no sea el líder más apropiado para interpretar y representar el espectro multicolor de la disconformidad, pero es el que hoy aparece. Así lo considera también el gobierno que ahora le apunta con todos los cañones. Es el enemigo a la vista. Mauricio Macri, al que se vislumbraba desde la Casa Rosada como adversario, tendrá un período de descanso.Algún día se evaluará cuánto le deben los K a Moyano y viceversa hasta julio del año pasado. La fecha no es antojadiza. Probablemente los desencuentros comenzaron antes, pero se evidenciaron a la hora de confeccionar las listas de candidatos para los comicios de agosto y octubre. En esa instancia casi todos los moyanistas fueron borrados y en alta proporción reemplazados por militantes de la Cámpora.De manera paulatina se profundizaron las diferencias hasta llegar a diez días atrás con el paro de transporte de caudales, seguido desde el lunes pasado por el paro de transporte de combustibles, la actuación de Gendarmería, más tarde el llamado a movilización del miércoles próximo, las denuncias penales, los cruces verbales, en fin, todo lo que conocemos. Una hendija¿Buscaba el gobierno este escenario de dura confrontación, según ha sido habitual en casi todas las situaciones difíciles que se le han presentado en nueve años? ¿No era más aconsejable el diálogo, el intercambio de opiniones, conforme lo indica el más elemental catecismo de la democracia? ¿Qué necesidad tenía de medir fuerzas con un dirigente y una organización cuya capacidad de convocatoria y métodos para realizarla se conocen porque son los mismos que usa el oficialismo en estos casos?Ayer Moyano abrió una hendija. "Si modifican el impuesto a las ganancias (en este caso al salario) y las asignaciones familiares, no me presento a la reelección en la CGT", dijo el dirigente. Es una invitación a solucionar la presente confrontación, pero a la vez un desafío. Un tema de evaluación. Si el gobierno accede, Moyano deja el campo libre en la CGT, pero gana este pleito. Algo pasaDe todos modos, situaciones como la presente pueden reiterarse porque el gobierno no le encuentra la vuelta a la economía, insiste con sus caprichos, no dialoga, se niega a escuchary no acepta opiniones diferentes. Lo señalábamos en esta columna hace una semana. La inflación, la caída del ritmo productivo, la fuga de capitales, las cuentas en rojo de muchas provincias, los problemas del agro y la industria, las insinuaciones de desempleo, parece que no ocurren aquí, sino en Saturno.El mes pasado reclamaron los petroleros del sur. A principios de junio lo hizo el agro durante una semana. El viernes 8 se manifestó la CTA en casi todo el país. El puerto de Mar del Plata llega a un mes y medio de clausura por demandas gremiales. Hace un par de días una protesta similar produjo serios daños en el principal yacimiento petrolífero de Chubut. Algo está pasando, por encima de Moyano.
ESTE CONTENIDO COMPLETO ES SOLO PARA SUSCRIPTORES
ACCEDÉ A ÉSTE Y A TODOS LOS CONTENIDOS EXCLUSIVOSSuscribite y empezá a disfrutar de todos los beneficios
Este contenido no está abierto a comentarios