CUIDAR EL BOLSILLO
Por la crisis económica, más gualeguaychuenses buscan reparar antes que comprar algo nuevo
Desde electrodomésticos y celulares hasta calzado e indumentaria, todo es posible de ser reacondicionado para un próximo uso. Ahora ElDía consultó a reparadores de diversos rubros sobre el aumento en la demanda de arreglos y su conveniencia en relación a la compra de algo nuevo.
En épocas de crisis y recesión económica, donde la alta inflación y los bajos salarios suponen una pérdida del poder adquisitivo de las familias, la reparación de los bienes o la compra de usados suelen ser opciones. Sin embargo, cuando el bolsillo aprieta, sólo queda la alternativa más barata.
Es por esto que en este contexto es que los reparadores volvieron a tener una especie de auge, donde los objetos cotidianos volvieron a tener una sobrevida y no ser descartados ante la primera falla. La frase “es más barato comprar uno nuevo que arreglarlo” quedó en el pasado, y ahora desde heladeras, televisores, celulares, computadoras hasta indumentarias, calzados y accesorios, casi todo hoy en día es susceptible a ser reparado antes que ser descartado.
“La demanda en el último año en materia de reparaciones, tanto de calzado como de mochilas, bolsos y valijas, ha ido en constante aumento y más aún en estos últimos meses dada la brecha que existe en el valor de comprarse algo nuevo y arreglarlo, que años atrás no era tanta”, contó Omar Sosa, quien lleva adelante un comercio dedicado a la marroquinería y a la compostura de calzado.
“Hoy todo se arregla y se recicla. A comienzo de año, por ejemplo, había madres que venían con las mochilas de sus gurises, y por el valor de una mochila nueva, de las buenas, cambiaban cierres y hacían arreglos varios para tres o cuatro mochilas. Eso resultó muy ventajoso para mucha gente. Misma situación sucede con los borcegos, zapatillas y zapatos: se piden desde pequeños arreglos hasta el cambio total de la planta del calzado, dejándolo de esta manera casi como si fuera uno nuevo, que representa entre el 20% y el 30% del valor total de uno a estrenar, y lo podes usar tranquilamente más de un año”, explicó.
Y señaló a modo de ejemplo: “Unas zapatillas de marca oscilan entre los 60 y 80 mil pesos las más baratas. Si se rompió la suela, se desarma, se coloca una nueva, y eso cuesta 22 mil pesos con mano de obra y material incluido. Otro ejemplo son los borcegos de seguridad, que están desde 90 a 120 mil pesos aproximadamente. Un arreglo total, con suela incluida, para un calzado de la marca Febo, cuesta 30 mil pesos. Después, los arreglos menores –como parches, pegados, costuras y punteras– van de los 5 mil a 10 mil pesos el par”.
Algo similar sucede en el rubro de la indumentaria. Lucía Andisco, una modista de Gualeguaychú que tiene más de 30 años de experiencia confeccionando y arreglando prendas, notó que entre los últimos meses “hay muchísimo más trabajo”.
“Mis clientes reciclan ropa, algunas confeccionadas por mí hace 10 años atrás. O sea, cambian el modelo”, comentó antes de aclarar que realiza “variedad de arreglos, tanto de mujer como de hombre”. En cuanto a los precios que maneja, la modista indicó que los cambios de cierres para camperas de todo tipo se cobran entre $4.500 y $6.000, aproximadamente. Por otra parte, achicar o agrandar pantalones cuesta entre $5.000 y $7.000, mientras que el mismo trabajo para los sacos supone montos de $10.000 en adelante. “Eso incluye hilo únicamente, el cierre o género lo abona el cliente”, aclaró, y estimó que “el precio máximo que puede salir un arreglo es $18.000”.
Nora, otra conocida modista de la ciudad que atiende su local en el centro, coincidió en que ha habido un aumento de la demanda. “En este último tiempo está entrando mucha cantidad de gente, para arreglar parches, cambiar cierres, de todo. La verdad que es mucho lo que están pidiendo”, contó, y observó que se trata de clientes de todo tipo de nivel adquisitivo. La modista comentó que un cambio de cierre para una campera cuesta de $5.000 en adelante, y $4.000 para los pantalones, todo con el cierre incluido. Los cambios de elásticos rondan entre los $3.000 y $4.000. Los emparchados cuestan menos, desde $1.500 en adelante. El trabajo de sastrería puede costar en total desde $10.000 en adelante. “Todo depende del trabajo, de la dificultad que tenga la prenda”, aclaró Nora.
Otro sector cuya demanda ha aumentado con el correr de los años es el de reparación de celulares y dispositivos electrónicos (Pcs, tablets y notebooks). Raúl Fernández, uno de los service consultados, aseguró que “ha aumentado el consumo de reparación”. “Diría que de diez presupuestos que paso por semana, se concretan seis”, estimó, y señaló que también aumentó la consulta de teléfonos celulares, tabletas y computadoras usadas, sobre todo notebooks.
Con respecto a los costos de arreglar un celular, indicó que “depende más que nada de la calidad del teléfono; lo más común que se repara es un cambio de módulo, y si es un teléfono de gama media-baja ronda entre los 35 y 50 mil pesos; si es gama media-alta, como un A50, A51, A54, S23 o un iPhone, estamos hablando de un precio por arriba de los 80 mil pesos hasta 120 mil. Muchas veces en el caso de los de gama alta el precio varía en cuanto a la calidad del repuesto que se presupuesta. Hay diferentes calidades, diferentes precios”, explicó.
En cuanto a los precios mínimos para trabajos de arreglo, comentó que “el reemplazo de un pin de carga hoy ronda los 9 mil pesos de mano de obra, y restaurar un teléfono de fábrica sale alrededor de 5 mil pesos”.
Por su parte, Mauro Guardia, otro service del sector de la electrónica, observó que “en el último año y medio cada vez hay más gente que arregla celulares”. Según calculó, “un cambio de módulo completo ronda entre los $35.000 y los $45.000 pesos, dependiendo del modelo, con mano de obra, repuesto, envío del repuesto y demás”; mientras que la compra de un teléfono nuevo, “el más básico de una marca reconocida”, “sale $190.000 o $200.000 pesos”. De esta manera, un arreglo importante puede costar fácilmente “una cuarta parte de lo que vale el teléfono nuevo y toda la vida conviene repararlo”, consideró.
La situación con los electrodomésticos es un tanto diferente. La obsolescencia programada de muchos artefactos del hogar se ha incrementado con el paso del tiempo, por lo que su vida útil ya no es lo que era. En ese sentido, la relación entre gastar en un nuevo aparato o repararlo se ve complejizada. “Con las heladeras estamos viendo que después de dos, tres o cuatro años ya están pinchadas; vienen con los caños tan finitos que se deteriora el aluminio en el tiempo que habrá estado en el depósito”, señaló Rodolfo, un service de electrodomésticos y aires acondicionados. Y ejemplificó: “Hoy, si tenés que ir a ponerle una válvula de carga o ponerle gas a una heladera, no sabes cuánto tiempo te va a durar, si tres meses, seis meses o un año como máximo, antes de tener que volver a repetir la operación. Dependiendo de la heladera eso cuesta entre 40 y 50 mil pesos, pero es una reparación que no tiene sentido”. A modo de comparación, una heladera nueva de marca económica hoy fácilmente tiene un valor por encima del medio millón de pesos.
“En un lavarropas, hacerle un cambio de correas, polea, eje, rulemán y cojinete, que es una reparación grande, cuesta 100 mil pesos aproximadamente, dependiendo del lavarropa”, agregó, aclarando que aun así representa un monto “que está lejos de lo que vale un lavarropa nuevo”, ya que uno de oferta está “entre 600 y 800 mil pesos”. De esta manera, consideró que “hoy en Argentina todavía sirve reparar”, dado que sus costos están “lejos de lo que vale algo nuevo”. “Estamos en un periodo de transición entre reparar el electrodoméstico y no repararlo”, diagnosticó.
Por otra parte, Rodolfo también observó que en los últimos tiempos, entre el año pasado y este, el encarecimiento de los precios llevó a una recesión en el sector. “La gente se sorprendía directamente, no hubo más reparaciones. Hablaba con varios colegas, de otros rubros también, y bajó terriblemente el caudal de trabajo”, comentó. Sin embargo, consideró que “muy paulatinamente esto está cambiando”. “Ahora empezamos de vuelta, bajaron mucho tanto los repuestos como también los artefactos electrodomésticos nuevos”, mencionó.