Por puntos, Matthysee ganó una pelea de sangre, sudor y lágrimas

La Máquina fue el ganador de la gran pelea ante Ruslan Provodnikov, en un combate sin títulos en juego, pero decisivo para la carrera del argentino.Provodnikov terminó el segundo round con un profundo corte en la ceja izquierda, producto de los latigazos del argentino, luego de que ambos pugilistas se estudiaran mutuamente en la contienda que se desarrolla en Verona, Estados Unidos. El tercer asalto mostró una leve mejoría del siberiano, que logró conectar algunos golpes pero no alcanzó para imponerse. El cuarto encontró a un Provodnikov mejorado, que por primera vez logró conectar con contundencia algunos golpes al patagónico.En el quinto y sexto round se vio lo mejor hasta el momento de Mathyssee, conectando golpes certeros que dejaron tambaleando al ruso. Se aguardaba un golpe letal del patagónico que finalmente no llegó, pero sí mostró mayor solidez que su rival. El séptimo mantuvo la misma tesitura, pero en el octavo sacó lo mejor de su repertorio, mostrando una solidez capaz de soportar las peores bombas sin que lo pueda doblegar.La tendencia se confirmó en el noveno round, con un ruso mejorado que no le permitió conectar a un errático Matthysee, que perdió la capacidad de golpear. Provodnikov no perdonó y le asestó algún golpe para ganar el asalto.Como si de un homenaje se tratara, Lucas Matthysse (36-3, 34 KO) y Ruslan Provodnikov (24-3, 17 KO) protagonizarán un combate con tintes bélicos treinta años después de la histórica guerra que Marvin Hagler y Thomas Hearns inmortalizaron durante apenas tres rounds sobre el ring del Caesears Palace. Soñada por los fanáticos, potencial fight of the year, el mundo espera una sanguinarea conflagración en Verona.Sin títulos en juego, que al fin y al cabo poco importan en un escenario de múltiples campeones y decenas de interinatos absurdos, el atractivo de Matthysse-Provodnikov nace en el estilo que ambos comparten, cortados por una misma tijera pero con pequeños detalles que en un plano ideal marcarían una leve ventaja para el argentino.No por nada Provodnikov es el Rocky de Siberia. El afamado personaje encarnizado por Sylvester Stallone era un kamikaze como Ruslan, un boxeador trazado por una matriz callejera no porque sea especialmente desprolijo sino porque pelea sin miramientos, cuidados ni precausiones. Matthysse, con un estilo más depurado y con mayores variantes que Provodnikov, también es un noqueador, tal vez el más letal de la categoría y, por qué no, uno de los más arteros de la actualidad, amén de Gennady Golovkin. El argentino, un pegador al que disciplinaron a base de entrenamiento, tiene fundamentos que el Rocky moderno desconoce: marca distancias y lastima con el jab, ejecuta combinaciones que castigan no solo a la cabeza sino también al cuerpo e incluso sin ser un dotado puede escaparse de su cazador en base a sus movimientos defensivos.La ventaja, por su multiplicidad de recursos, es de Matthysse aunque el pronóstico de la pelea es absolutamente reservado.
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