Precios, carreras y mayor tranquilidad atraen a los estudiantes universitarios
Estudiantes de otros lugares de la provincia, el país y el exterior, se capacitan en Gualeguaychú. La mayoría coincidió en que respecto a otras ciudades, los alquileres y facultades son accesibles y que además, tienen en cuenta la calidad de vida. (INFORME ESPECIAL)Por Rubén Skubij/ Mónica Farabello/ Carlos Riera
Los jóvenes que están cursando el último año de Nivel Medio, cuando analizan su futuro tienen en cuenta varios factores.Muchos, desde pequeños, ya decidieron seguir medicina, magisterio, un profesorado, ser abogados o dedicarse de lleno al trabajo. Otros, en cambio, observan y piensan bien el paso que darán.En ese marco, Gualeguaychú cuenta con un número importante de carreras universitarias y terciarias lo que posibilita a que cientos de estudiantes entrerrianos, argentinos y de otros países, opten por venir.Pero ¿por qué lo hacen?, ¿qué les atrae de la ciudad?, ¿cómo nos ven? Estos y otros cuestionamientos fueron desmenuzados por elDía junto a futuros profesionales de diversas asignaturas.En la facultad de Bromatología no sorprende cruzarse con estudiantes de cualquier provincia argentina o del extranjero. Allí se brinda una capacitación que trasciende las fronteras de Entre Ríos.Lo tuvo en cuenta Romina Machado, de Oberá, Misiones, y Luciano López Noviello, nacido en Mar del Plata para luego trasladarse con su familia a Paraná.Romina Machado está próxima a egresar como Licenciada en Nutrición; es maestra de música. "Me atrajo e interesó la carrera que buscaba, averigüé y encontré esta facultad cuya comunidad me abrió las puertas desde el 2003, año que ingresé", expresó. Se adaptó fácil al lugar, "la gente es muy amable y abierta, está acostumbrada a tratar con gente de afuera, te reciben de otra manera en sus casas".Como maestra de música trabajó en escuelas de Nivel Medio y en la actualidad enseña a los niños. Alterna con el estudio, "la tesis me lleva tiempo y mi meta es terminar y regresar".Y acotó: "la idea es volver al hogar". Oberá está a 900 kilómetros de Gualeguaychú, allí viven sus cinco hermanos y padres. "No recuerdo cuantas veces viajé, sí lo hacía en vacaciones de julio o en verano, a Gualeguaychú viajaron sólo dos hermanos y mi mamá", recordó.Romina no es la única de Oberá en la Facultad. "Un día me enteré por casualidad que una chica, que vive a dos cuadras de mi casa, estaba viviendo y estudiando en Gualeguaychú".El regreso a un lugar determina la despedida de los amigos. "Dejo casi familias acá porque tengo amigos, son muchos años que estoy acá. Por eso la idea es volver a pasear y visitarlos", sostuvo."Egreso y me quedo"Esa la decisión de Luciano López Noviello, alumno de 3er año de Licenciatura en Bromatología. A los 4 años su familia de Mar del Plata se fue a Paraná donde cursó la primaria y secundaria en la Escuela Sarmiento, "pública y con orientación bromatológica. Por eso me interesó y cuando terminé inicié los estudios de Ing. en Alimentos en Santa Fe, en el 2009. Me di cuenta que no era lo mío, buscaba otra cosa".En el año 2010 Gualeguaychú lo recibió "y me fue bien tanto que en la actualidad soy ayudante de cátedra en la Facultad -en dos materias- lo que me permite interactuar mucho con los estudiantes, además me ayuda a no olvidarme de los conceptos".Paraná no está alejado de Gualeguaychú, sin embargo Luciano sólo viaja dos veces al año. "La verdad que me gusta esta ciudad, mi plan una vez que termine la carrera es quedarme acá y, si es posible, dando clases. Me llena de felicidad el poder enseñar lo que uno sabe".Comentó que su adaptación "fue muy rápido, la gente es sumamente amable, está acostumbrada al turista y pregunta de dónde sos y cómo te está yendo, a uno lo hace sentir cómodo. Además, la facultad, que parece que es especialista en gente de afuera, te toma como si fuese tu familia.Luciano es hijo único, sus padres y familiares de Mar del Plata conocieron la ciudad y la recorrieron en varias oportunidades.Economía de un estudianteAmbos coincidieron en que "resulta cara" la vida para un estudiante. "A veces es complicado, no obstante la ciudad no es cara. Cuando voy a Paraná tomo conciencia de los valores. Lo único que hay que hacer es administrarse y, en mi caso, me ayuda la beca nacional (Bicentenario)", dijo Luciano.Romina aclaró que es económicamente independiente, "es costoso el alquiler", punto en el que asintió el futuro bromatólogo."No estamos solos"Los estudiantes de afuera "muchas veces estamos mal y no tenemos a nadie de la familia, pero los amigos de acá te respaldan. La distancia, el no ver a tus seres queridos no es fácil pero una mano extendida siempre encontramos. Cuando ingreso a la facultad y encuentro gente con una sonrisa digo 'no estoy tan solo'", señaló Luciano.Romina acotó que "los amigos son de acá, de ciudades y pueblos de la provincia y del país. También de gente que viene de afuera por el intercambio de becas como mexicanos, peruanos, españoles".En tanto, los estudiantes destacaron la posibilidad de "tener facultades públicas con excelentes profesores. Esto da lugar a que muchos jóvenes egresen y sean dignos de reconocimiento"."Elegí la ciudad porque me quedaba cerca y por su importante abanico de posibilidades"
Daniela y Luisa llegaron a Gualeguaychú en busca de una posibilidad para estudiar y formarse en una carrera de nivel terciario o universitario. Ya instaladas y en plena cursada de las diferentes materias, contaron porqué eligieron la opción de vivir en Gualeguaychú y porqué desecharon otras opciones.Desde la Aldea San Juan llegó Daniela con la decisión de estudiar la Licenciatura en Nutrición en la Facultad de Bromatología. Le llevó un año darse cuenta que la elección no había sido la correcta, para tomar la decisión de hacer un cambio.Actualmente, Daniela cursa el profesorado de Nivel Inicial en el Instituto Superior de Perfeccionamiento Docente (Isped).La joven de Aldea San Juan contó a elDía que "el año pasado me ayudaban mis hermanos, pero no me gustó la carrera de Nutrición y abandone. Este año comencé el profesorado de nivel inicial y estoy trabajando así que me pago el alquiler y mis estudios".Actualmente, Daniela trabaja como niñera por las mañanas y a la tarde asiste al Isped a cursar las materias para ser maestra jardinera.En tanto, Luisa es oriunda de Maciá Departamento Tala. Ella aseguró que llegó a la ciudad casi de casualidad. "Me ofrecieron un trabajo para la temporada y acepté porque era la única manera de juntar la plata para empezar a estudiar".Finalmente, al cerrar la temporada de verano, comenzó con sus estudios para ser maestra jardinera junto a Daniela. Ambas comparten los gastos de alquiler y aseguran estar conformes con la elección realizada.Los precios de la ciudadEn cuanto a los costos para mantenerse en Gualeguaychú, las chicas expresaron que "el alquiler es tal vez lo más costoso, pero por suerte nosotras conseguimos una casa de una señora que está sola y nos cobra alrededor de 450 pesos, así que es bastante accesible".En este sentido, la estudiante de Aldea San Juan expresó que con su "sueldo puedo pagar los 450 pesos de la casa y después me arreglo para ir al supermercado"."Los precios en Gualeguaychú son bastante accesibles, pero cuando tenés que trabajar para mantenerte y estudiar, tal vez se complica un poco más pero se puede", reflexionó Daniela.Además, otros de los puntos que se tienen en cuenta a la hora de elegir un destino para estudiar, es la cercanía con el lugar de origen. En este sentido, la joven de Aldea San Juan explicó que eligió "Gualeguaychú porque es lo más cerca que me quedaba y porque yo no quería irme muy lejos de mi pueblo. A esta ciudad la veo muy linda, muy tranquila así que me quedaría a vivir acá".También manifestó que "de diferentes pueblos vienen a la ciudad. Conozco chicos de Urdinarrain o de San Antonio que vienen a estudiar acá".Por otra parte, resaltó que "no sólo me fijé en la cercanía sino también en la variedad de carreras que hay acá; son muchas las posibilidades por lo que es una buena opción venir para acá".Otra de las cosas a tener cuenta, es el costo del pasaje para volver a la ciudad de origen a visitar a la familia. Luisa de Maciá comentó que "el pasaje está bastante caro, porque mi ciudad queda cerca y sale 35 pesos el pasaje por lo que gasto 70 pesos para ir y venir a mi casa".De todos modos, resaltó que en comparación con otros lugares, convienen estudiar en Gualeguaychú: "he hablado con compañeros míos que se fueron a estudiar a Paraná, a Rosario y Santa Fe, y es bastante más caro el alquiler y la comida. Allá están arriba de los 1000 pesos los alquileres y acá conseguís por 600 o 500".Acostumbradas a otra cosa
Dejar la ciudad de origen y encarar un futuro en otra ciudad siempre puede generar dudas. Históricamente, el ser humano, le ha temido a lo desconocido y no es excepción lo que ocurre entre los jóvenes que llegan a Gualeguaychú.Desde hace mucho tiempo, la capital del carnaval dejó de ser un pueblo de calles de tierra, de poco tránsito, donde todos se saludan con todos. En la actualidad, muchas personas de otras localidades entrerrianas, incluso de otras provincias, decidieron vivir en Gualeguaychú por diferentes alternativas.El sector educativo brindó opciones de nivel terciario y universitario para captar la atención de la juventud, que anteriormente debía emigrar a Buenos aires o La Plata para continuar con su educación. Pero esto también atrajo la curiosidad de otros chicos de localidades cercanas que vieron en Gualeguaychú un destino parecido a sus lugares de origen donde seguir perfeccionándose.El caso de Macarena Bianchi es muy claro. Nació en Gualeguay pero cursó todos sus estudios secundarios en Ceibas, muy cerca de Gualeguaychú. Cuando finalizó quinto año surgió el inconveniente de dónde continuar la carrera elegida y los destinos posibles eran Concepción del Uruguay o Gualeguaychú. Sin dudar eligió la más cercana.Macarena se trasladaba todos los días a Ceibas para ir al colegio porque en Ñancay no hay secundaria. "Nos pasaba a buscar un colectivo todos los días muy temprano y viajábamos 14 kilómetros de ida, 28 kilómetros en total, de lunes a viernes", señaló en referencia que está acostumbrada a los trayectos largos.Pero paradójicamente, una de las cosas que menos le gustan de Gualeguaychú son las largas distancias. Con una amiga alquilaron un departamento en la zona de Pueblo Nuevo y contó que los horarios en que ingresa a la facultad muchas veces no coinciden con los horarios de los colectivos y eso le trae algunos contratiempos.Macarena tiene 18 años y hace pocos meses inició la carrera para Contador Público en el Sedes Sapientae. Como todo estudiante de otro lugar, debió alquilar algo para vivir en Gualeguaychú, y al igual que todos los entrevistados para este informe, coincidió en decir que "está todo caro".
Macarena y su amiga pagan 800 pesos mensuales por un pequeño departamento en calle Pellegrini y Belisario Roldán. Como hace poco que están en la ciudad, no trabajan hasta "acomodarse" con el estudio y los horarios, pero aseguró que "todo está muy difícil".El caso de Soledad Korell es muy similar. Ella tiene 22 años y ya lleva cuatro años cursando la carrera de Contador Nacional en el Sedes. Le falta poco para terminar pero aseguró que en todo este tiempo en la ciudad no se sintió a gusto.Soledad es de la zona de Rincón del Gato, una zona rural muy tranquila, donde se vive un estilo de vida muy distinto a Gualeguaychú, pero sabe que una vez que termine con la carrera deberá quedarse en la ciudad para ejercer el título, "a mi me encanta el campo", comentó resignada.Al igual que Macarena, desde el momento que llegó hasta la actualidad, sobrevivir por sus propios medios en Gualeguaychú no le ha sido muy fácil. Desde hace un tiempo trabaja limpiando un local pero aseguró: "estoy desesperada por encontrar algo, últimamente pasantía que sale pasantía que agarro".En muchos casos los padres ayudan desde la distancia a sus hijos. Soledad explicó que en su caso, cada vez que visita su casa de Rincón del Gato, aprovecha y se trae mercadería del almacén de sus padres, "me traigo de todo, hasta verdura porque tenemos una quinta allá"."Hay que rebuscárselas de cualquier forma", agregó la joven que debe pagar, junto su hermano menor, un alquiler de mil pesos mensuales por un departamento en la zona de San Luis y Colombo. Aseguró que la situación de sus compañeros de cursada es muy similar, todos concuerdan que los precios son altos y deben recurrir a la ayuda de sus padres.
Los jóvenes que están cursando el último año de Nivel Medio, cuando analizan su futuro tienen en cuenta varios factores.Muchos, desde pequeños, ya decidieron seguir medicina, magisterio, un profesorado, ser abogados o dedicarse de lleno al trabajo. Otros, en cambio, observan y piensan bien el paso que darán.En ese marco, Gualeguaychú cuenta con un número importante de carreras universitarias y terciarias lo que posibilita a que cientos de estudiantes entrerrianos, argentinos y de otros países, opten por venir.Pero ¿por qué lo hacen?, ¿qué les atrae de la ciudad?, ¿cómo nos ven? Estos y otros cuestionamientos fueron desmenuzados por elDía junto a futuros profesionales de diversas asignaturas.En la facultad de Bromatología no sorprende cruzarse con estudiantes de cualquier provincia argentina o del extranjero. Allí se brinda una capacitación que trasciende las fronteras de Entre Ríos.Lo tuvo en cuenta Romina Machado, de Oberá, Misiones, y Luciano López Noviello, nacido en Mar del Plata para luego trasladarse con su familia a Paraná.Romina Machado está próxima a egresar como Licenciada en Nutrición; es maestra de música. "Me atrajo e interesó la carrera que buscaba, averigüé y encontré esta facultad cuya comunidad me abrió las puertas desde el 2003, año que ingresé", expresó. Se adaptó fácil al lugar, "la gente es muy amable y abierta, está acostumbrada a tratar con gente de afuera, te reciben de otra manera en sus casas".Como maestra de música trabajó en escuelas de Nivel Medio y en la actualidad enseña a los niños. Alterna con el estudio, "la tesis me lleva tiempo y mi meta es terminar y regresar".Y acotó: "la idea es volver al hogar". Oberá está a 900 kilómetros de Gualeguaychú, allí viven sus cinco hermanos y padres. "No recuerdo cuantas veces viajé, sí lo hacía en vacaciones de julio o en verano, a Gualeguaychú viajaron sólo dos hermanos y mi mamá", recordó.Romina no es la única de Oberá en la Facultad. "Un día me enteré por casualidad que una chica, que vive a dos cuadras de mi casa, estaba viviendo y estudiando en Gualeguaychú".El regreso a un lugar determina la despedida de los amigos. "Dejo casi familias acá porque tengo amigos, son muchos años que estoy acá. Por eso la idea es volver a pasear y visitarlos", sostuvo."Egreso y me quedo"Esa la decisión de Luciano López Noviello, alumno de 3er año de Licenciatura en Bromatología. A los 4 años su familia de Mar del Plata se fue a Paraná donde cursó la primaria y secundaria en la Escuela Sarmiento, "pública y con orientación bromatológica. Por eso me interesó y cuando terminé inicié los estudios de Ing. en Alimentos en Santa Fe, en el 2009. Me di cuenta que no era lo mío, buscaba otra cosa".En el año 2010 Gualeguaychú lo recibió "y me fue bien tanto que en la actualidad soy ayudante de cátedra en la Facultad -en dos materias- lo que me permite interactuar mucho con los estudiantes, además me ayuda a no olvidarme de los conceptos".Paraná no está alejado de Gualeguaychú, sin embargo Luciano sólo viaja dos veces al año. "La verdad que me gusta esta ciudad, mi plan una vez que termine la carrera es quedarme acá y, si es posible, dando clases. Me llena de felicidad el poder enseñar lo que uno sabe".Comentó que su adaptación "fue muy rápido, la gente es sumamente amable, está acostumbrada al turista y pregunta de dónde sos y cómo te está yendo, a uno lo hace sentir cómodo. Además, la facultad, que parece que es especialista en gente de afuera, te toma como si fuese tu familia.Luciano es hijo único, sus padres y familiares de Mar del Plata conocieron la ciudad y la recorrieron en varias oportunidades.Economía de un estudianteAmbos coincidieron en que "resulta cara" la vida para un estudiante. "A veces es complicado, no obstante la ciudad no es cara. Cuando voy a Paraná tomo conciencia de los valores. Lo único que hay que hacer es administrarse y, en mi caso, me ayuda la beca nacional (Bicentenario)", dijo Luciano.Romina aclaró que es económicamente independiente, "es costoso el alquiler", punto en el que asintió el futuro bromatólogo."No estamos solos"Los estudiantes de afuera "muchas veces estamos mal y no tenemos a nadie de la familia, pero los amigos de acá te respaldan. La distancia, el no ver a tus seres queridos no es fácil pero una mano extendida siempre encontramos. Cuando ingreso a la facultad y encuentro gente con una sonrisa digo 'no estoy tan solo'", señaló Luciano.Romina acotó que "los amigos son de acá, de ciudades y pueblos de la provincia y del país. También de gente que viene de afuera por el intercambio de becas como mexicanos, peruanos, españoles".En tanto, los estudiantes destacaron la posibilidad de "tener facultades públicas con excelentes profesores. Esto da lugar a que muchos jóvenes egresen y sean dignos de reconocimiento"."Elegí la ciudad porque me quedaba cerca y por su importante abanico de posibilidades"



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