Progresismo de cotillón vs. progresismo real
En estos días de agitación política parece que todos disputan por ver quién es más progresista. Lo que no deja de ser sorprendente, porque para ser considerado progresista hace falta un hecho básico: creer en la progresividad de los impuestos.*Por Jorge Omar ChemesOpinión Y esto que es fácil de decir, es más difícil de demostrar. Porque en la cancha, los que se dicen progresistas muestran ser bastante reaccionarios.Pruebas al canto: gracias a la gestión de nuestro amado Ministro de Distracción, la inflación no solamente se come los salarios sino que, además, hace que más gente pague más impuestos. Así, nuestro amado ministro logró que usted, yo, el kiosquero que le vendió el diario y el dueño del diario, todos paguemos la misma tasa de impuesto a las ganancias.Esto que parece un disparate, se viene repitiendo desde hace años: el superávit fiscal lo financian los que menos tienen, no los que ganan más.En estos ocho años de grandes discursos revolucionarios no se hizo absolutamente nada para cambiar la estructura regresiva de los impuestos. Nuestro amado ministro se ha preocupado por hacernos escuchar algunos blues, pero no tuvo tiempo de mandar un solo proyecto para modificar la estructura impositiva que heredó de la convertibilidad. Lo que es raro, porque se llenan la boca con grandes gestos y palabras hablando pestes de los noventas y de sus defensores, pero son ellos los que defienden los noventas en los hechos manteniendo viva la estructura inequitativa de los impuestos.Hoy pagan la misma tasa de ganancias tanto Cristina, como su dentista y su cosmetóloga. Si sus ingresos superan los $12.000 -pesos mensuales-, todos pagan el 35% de ganancias. ¡Caramba que hay que tener coraje para explicarles a las argentinas y a los argentinos que la dueña de decenas de propiedades, hoteles y empresas paga la misma tasa de ganancias que su profesor de tenis y que eso es una revolución!¿Qué clase de progresismo premia a los ricos y castiga a los pequeños comerciantes, profesionales liberales y empleados calificados? ¿El anestesista tiene que pagar la misma tasa de ganancias que el dueño de una cadena de sanatorios? ¿El gerente de una sucursal bancaria tiene que pagar la misma tasa de ganancias que el dueño del banco?Ser progresista es creer que el que más tiene, tiene que pagar más. Es creer que parte de esa mayor ganancia tiene que ser destinada, en función de su mayor capacidad contributiva, para sostener el aparato de protección social del Estado. Y ser progresista con función de gobierno es trabajar para que esto se concrete.¿Por qué llegamos a esto? Porque negar la inflación hace que no quieran actualizar los montos de la ley del impuesto a las ganancias. Y a pesar de los reclamos, no quieren habilitar los debates en la Cámara de Diputados porque el oficialismo decidió que nadie puede tener protagonismo en un año electoral más que ellos. Los opositores no podemos tener cámaras ni micrófonos.Y adivinó: el que paga el pato es usted, no nuestro amado ministro que sigue tocando la guitarra por el Gran Buenos Aires.Suena raro que cosas tan obvias y tan elementales tengan que ser explicadas como grandes novedades. Y es por esta razón que los progresistas queremos llegar al gobierno: para que los que más tienen paguen más, y para que usted -que está leyendo esta columna mientras viaja en un micro- por ejemplo, no pague lo mismo que el dueño de la empresa de transportes.*Diputado de la Nación (UCR-Entre Ríos).
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