Qué estudiar después del secundario
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Para esta época los jóvenes que cursan el último año de la escuela media empiezan a elegir qué carrera seguir. ¿Qué factores influyen en esta instancia? Eso les preguntó ElDía a Mercedes Vicco y Carolina Coletti, dos profesionales locales que trabajan juntas en orientación vocacional. Marcelo Lorenzo - Los chicos terminan la secundaria y muchos de ellos no saben qué hacer de sus vidas. ¿Cómo enfrentar estas dudas? ¿Qué es lo recomendable?Mercedes Vicco:- Eso va a depender de cada chico y de cada familia. En nuestro caso, muchas de ellas empezaron trayendo al hijo mayor, y luego han venido los hermanos. Los padres han valorado, así, la orientación. Que es empezar a descubrirse, a pensar, a conversar qué significa irse a estudiar o elegir una carrera. Nosotros lo que hacemos es ayudar a pensar esta instancia. A los padres les ha servido, porque ellos se preguntan también cómo pueden acompañar a sus hijos. - ¿Esto también es un desafío para los padres?MV:- Absolutamente. En realidad los papás eligen la escolaridad desde sala de 5 años. Y tienen fuerte incidencia a lo largo de toda la escolaridad. Ahora se abre una instancia en la que los chicos son los que tienen que decidir. Pero ellos no están ajenos. De hecho consideramos que es clave el diálogo que tiene que haber entre padres e hijos. Porque acá tampoco se trata de elegir por ejemplo oceanografía -que se estudia en Mar del Plata- y quizá la familia no cuenta con los medios económicos para solventar esos estudios. Entonces se tienen que evaluar las distintas alternativas. - Cuando hablamos de "vocación", ¿a qué nos estamos refiriendo en realidad?Carolina Coletti:- En realidad creo que es un punto bastante complejo definir la vocación. Hoy por hoy no es algo que aparezca tan claro. Antes, quizá, eran más claro los modelos a seguir. Y hoy los chicos están más bien desorientados, y algunos dudan sobre su aptitud para tal o cual cosa. - ¿Cree que el contexto cultural agrava las dudas vocacionales?CC:- Sí. No sé si la palabra correcta es 'inseguridad'. Pero lo cierto es que los adolescentes desconocen las fortalezas con que cuentan. Y lo que nosotros hacemos acá es ayudarlos a descubrirlas, al igual que las debilidades. Es un proceso que lleva un tiempo. Es decir no se resuelve en una entrevista. Aunque todo depende de cada chico y de su ritmo. De esta manera, quienes tienen la posibilidad de irse a otra ciudad, por ejemplo, cuando empiezan a aflorar las dificultades, saben con qué herramientas cuentan para afrontarlas. - Se trata de determinar las competencias, las destrezas de cada quien...MV:- Nosotros indagamos mucho las actitudes, algo que toca la identidad de las personas. Desde aquí uno puede descubrir lo que le resulta más llevadero. Porque está claro que elegir una carrera no es elegir algo que complique la existencia. Uno va a elegir pensando en lo que va a trabajar en el futuro, no en las materias que va a tener que sortear en la carrera. Se trata de descubrir, entonces, en qué puedo rendir mejor. Esos recursos, identificados, me van a permitir encarar la carrera con solvencia. Ahora bien, lo que nosotros estamos viendo es que no todos los chicos tienen un rendimiento escolar adecuado. Y ahí se produce un desequilibrio entre las actitudes básicas de la persona y los aprendizajes. Ocurre que hay ciclos que hay que cerrar. El deseo de irse de casa - Quiere decir que no siempre las inclinaciones son respaldadas por los saberes adquiridos.MV:- Y eso genera un déficit en los rendimientos. Si no hay hábitos de estudio ni estrategias adecuadas para poder rendir bien en el colegio las cosas se complican. Ahí tenemos que hacer una separación entre la necesidad de terminar una etapa y decidir una carrera. Ocurre que todo va de la mano. Un mal desempeño escolar podría estar marcando problemas de aprendizaje que son anteriores al dilema de qué carrera seguir (...) Nosotros pedimos compromiso y sinceridad al paciente para que esta elección sea a conciencia. Por ejemplo, hoy nos pasa también que escuchamos: 'yo me quiero ir de casa'. Eso significa, entonces, que la carrera es algo secundario. Si esto es así, la expectativa es vivir afuera y solo. No obtener un título. - Ahí el deseo es otro, es la necesidad de independencia. ¿Es así?MV:- Totalmente. Pero hay que aclararlo. De ahí que muchos padres busquen estos espacios para poner en palabras esta realidad. Nos dicen: "tenemos la sensación de que en realidad se quiere ir de casa; pero no sabemos a qué se va a dedicar".CC:- En realidad son los papás los que llaman para preguntar sobre la orientación vocacional. Son pocos los chicos que vienen solos.MV:- La idea es sentarse a conversar. Elegir lo que van a hacer los chicos una vez que terminan el secundario tienen que partir del diálogo. Aunque nadie va a decidir por ellos, los padres intervienen. Algunos de ellos declaran que no quieren influir, pero a veces discuten que esta o aquella carrera no va a tener salida laboral, algo que es comprensible. Siempre les explicamos que nosotros aquí no podemos garantizar que de acuerdo a la carrera elegida va a tener o no trabajo. Porque eso depende de muchos factores, como la personalidad de cada quien. La idea es que los chicos hagan una elección acertada, para que pongan todo de sí en aquello a lo que se van a dedicar. Porque parte de la felicidad reside en trabajar en lo que ellos tengan inclinación. - ¿Cuáles son las estrategias o técnicas que se emplean en el proceso de orientación? CC:- Como psicopedagogas apuntamos a armar un perfil profesional a futuro. Interesa que el chico tenga actitud, que tenga interés, que tenga cuestiones cognitivas adecuadas para la edad para afrontar los estudios superiores. El proceso está ordenado en etapas. Lo que hacemos es evaluar la capacidad intelectual que tiene el chico. Todo lo que tenga que ver con estrategias, herramientas y hábitos de estudio. Y también evaluamos algunos indicadores de personalidad. Esto nos ayuda a armar el perfil profesional a futuro. De ahí vamos sacando cuestiones positivas, con la idea de reforzarlas, y los aspectos que marcan debilidades. Sobre la base de este diagnóstico surge la orientación. El trabajo es autodirigido. Eso significa que nosotros entregamos el material al chico, al paciente, para que lo haga. Aunque nos mantenemos en contacto, es él quien debe administrar esta tarea. La experiencia se va observando. Todo esto, por supuesto, se desarrolla dentro de un marco teórico y un proceso que utiliza, por ejemplo, técnicas estandarizadas o de enfoques proyectivos.MV: -Muchas veces nos encontramos con pacientes que no logran ordenarse en el tiempo. Sus niveles atencionales están desfasados. Entonces se instrumentan organizadores, para que el trabajo se haga. - De alguna manera, al hacer este trabajo, ustedes están haciendo una radiografía del secundario. ¿Es correcto?CC:- En un sentido sí. De hecho en ocasiones interactuamos con instituciones. Como los adolescentes se manejan en grupo, algunos de determinado colegio se aparecen acá. Con ellos hemos podido analizar el rendimiento escolar de un año. MV:- Recuerdo que alguna vez me comuniqué con un colegio para decirles que el rendimiento de los chicos había sido impecable. Y a la vez sugerí las cosas que se podían ajustar. Las situaciones son distintas. Se da el caso, por ejemplo, que los chicos con nosotros trabajan, pero ese interés no lo tienen en la institución escolar. Al hacer un diagnóstico de actitud, nos encontramos que algunos estudiantes no concretan en la institución todas sus potencialidades y fortalezas, y eso hace decaer su rendimiento. Desaprobados en lectura - ¿Qué cosas ven como déficit recurrente del sistema escolar?MV:- Unas tienen que ver con las estrategias de aprendizaje. Los chicos no tienen hábito de estudio; les falta autodisciplina. Yo acá no hablaría de la institución, sino del proceso de aprendizaje que arranca en la sala de 5 años y continúa hasta el último año del secundario. Tiene que ver, creo, con una manera de vivir, en la cual los chicos no logran hacerse un lugar en la casa para sentarse a estudiar. En ocasiones la tecnología los distrae. Cuando vienen acá, por ejemplo, les pedimos que por favor apaguen el celular. Entonces hay distractores que obstaculizan las estrategias que ellos deberían elaborar. Y con respecto al contenido escolar nosotros vemos lentitud en la lectura. Cuando los hacemos leer los chicos tardan mucho. El área de la comprensión es deficitaria. En la escritura lo que vemos es la desaparición de los signos de puntuación y la acentuación. También se detectan problemas en cuestiones lógico-matemáticas. - ¿Todas las unidades educativas deberían contar con un departamento de orientación vocacional y profesional?CC:- Hay colegios que tienen asesoría, aunque no como departamento. Las tutoras o algunas profesoras de psicología suelen hacer orientación vocacional. Sobre todo informan sobre qué cosas se pueden estudiar en la ciudad y en la región. Lo nuestro, en cambio, es un aspecto clínico que tiene que ver con la necesidad de que el chico descubra sus aptitudes y destrezas. - Los padres han tenido siempre protagonismo en la vida de los hijos. Su opinión ha sido escuchada. Incluso se solía seguir la "tradición familiar". ¿Esto se mantiene?MV:- En ciertas familias aún incide el mandato familiar. Pero en general los chicos tienen mayor libertad para decidir. Además, hoy hay más oferta educativa en la ciudad y en la región. Al menos con las personas que nosotros trabajamos aparece que los padres anhelan que sus hijos tengan la posibilidad de seguir estudiando. Porque tienen la certeza de que el título los va a habilitar para un nivel laboral diferente. Eso a nosotros nos parece buenísimo. Pero como dije antes hay chicos a los que en realidad les interesa salir de su casa, trasladarse a otro lado, tener un departamento, y el estudio aparece como algo secundario. Esto lo hablamos con los padres. Los prejuicios - Acá deben surgir algunos preconceptos, tanto de los padres como de los hijos.MV:- Seguro. Por ejemplo, los padres cuyos hijos tienen bajo rendimiento escolar tienen temor de que al irse a estudiar fracasen. Pero esto no es tan lineal. Se dan los casos de estudiantes que, pese a sus bajas calificaciones en la secundaria, les va bien en la universidad, porque eligen una carrera que está en el plano de sus motivaciones. Por el otro lado, están los chicos que creen que es fácil irse a vivir lejos de casa. Nosotros siempre les decimos: miren que las sábanas se cambian, las toallas se lavan, los lugares se limpian. Es decir, hay que llevarlos hacia la realidad. Después están aquellos que se quedan a estudiar en la ciudad, siguen viviendo con sus padres, y encaran los estudios superiores como si continuaran en la secundaria. - ¿A qué se debe, según creen, que haya tanto abandono de carreras?CC:- Puede haber varios factores en juego. Puede ser que chicos con una orientación vocacional bien definida, dejen de estudiar por motivos económicos o de otra índole. MV:- Quizá se deba, también, a una elección equivocada. Están los otros que, por ejemplo, cursan tres materias, no les gustan y entonces se desencantan con la carrera. Pero el punto es que a ningún estudiante le gustan todas las materias de la carrera que están cursando. No se deja de estudiar por que no nos agradan algunas materias. De lo que se trata es de ir sorteando metas. Todo es importante. Para obtener el título hay una acumulación de conocimientos, y si bien en el primer momento al estudiante algo no le parece pertinente, tiene que saberlo para encarar luego su profesión. En este sentido, me parece que la deserción académica está en parte asociada a la poca tolerancia a la frustración. Los chicos de hoy integran la 'generación ya'. Ficha técnica Mercedes Vicco y Carolina Coletti trabajan juntas desde hace tres años en el área de orientación vocacional y en la temática del aprendizaje. Atienden en el consultorio de Gervasio Méndez 1028, adonde se llevó a cabo la entrevista con este diario.Mercedes Vicco cursó la primaria y la secundaria en el colegio Malvina Seguí de Clavarino de Gualeguaychú. Y luego obtuvo la licenciatura en Psicopedagogía en la Universidad del Salvador de Buenos Aires.En tanto Carolina Coletti, oriunda de Urdinarrain, es Licenciada en Psicopedagogía. Se recibió en la Universidad Católica de Paraná, y luego terminó su tesis de grado en Buenos Aires, donde se especializó en neuropsicopedagogía.
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