¿Qué sentido tiene estudiar?
A finales de 2010 me encontraba descansando en mi casa, finalizando el año laboral y atendiendo algunas necesidades académicas de mi hijo mayor, quien estaba terminado su ciclo lectivo como el salmón.Lic. Marcelo Cagnoli*Opinión La situación no era muy encantadora para nadie, se cruzaban miradas de reproches, mezcladas con conceptos algebraicos y frases cortas que parecían decapitas de una idea mas amplia.En un determinado momento y seguramente agobiado por la presión patriarcal, Matías levantó su mirada hacia mí y con un tono rendido hizo "la" pregunta concisa y al pie:- ¿Qué sentido tiene estudiar?El ser participe y testigo del desarrollo de los jóvenes a medida que transcurren los diferentes instancias curriculares dentro de la universidad, me ayudaban a brindarle una escolástica respuesta, pero tenia que encontrar un formato sencillo, creativo y sincero para responder a un pre adolescente, así que, grosera e Inconcientemente acudí al sentido mas trivial que es el común y al empirismo forjado en estos años.En principio descarte algunas inmemoriales teorías que en sus predicas decían: sin estudio no serás nadie, teorías que en pocas ocasiones consideraban si realmente el receptor quizás tenía la intención de ser nadie, o que significaba ser alguien, y donde seguramente para cada familia el nadie o el alguien dependía de su contexto, los ídolos del momento, los paradigmas sociales o el estudio de los padres o familiares, pero en fin, esta antigua deducción histórica no me cuadraba con un adolescente que maneja una buena cantidad de información, como todos los adolescentes en la actualidad.Entonces primero pensé en responder a secas la pregunta y luego dar algunas explicaciones que sustentarían la misma.Respondí: - "el sentido de la libertad para poder hacer".Ahora sí, la situación era peliaguda y apretada, me tenía que apurar en apuntalar rápidamente este predicado antes que saliera corriendo sin encontrar claridad y pensando que solo había sido una respuesta más de su padre el incomprensible.Rápidamente y con una frase casi corrida y sin respiro, afirmé con vehemencia que estudiar tiene sentido porque es una forma de tomar conocimientos ajenos, con permiso de sus dueños, para nuestro provecho.Encontré el aliento perdido, y cambiando la postura física y racional retomé la charla en un tono menos apasionado.El conocimiento es un activo intangible y registrable que tiene nombre y apellido, donde sus propietarios los vuelcan en libros, apuntes, charlas, seminarios, y nosotros nos los apropiamos para desarrollo de acciones personales.Su respuesta fue otra mirada que claramente significaba: -¿que decís...?-A ver hermano, (dialecto entrerriano que no quiere decir que cambio la filiación sino prestá atención por favor), los tipos que han logrado transformar la acción en conocimiento se tomaron el trabajo de comunicarlo para que otros puedan aprender de sus quehaceres.Su mirada me decía todo, podía ver su nuca de lo transparente que es una personita a esa edad.En ese momento pensé en la antigua frase rectora que había desechado, y que había perdurado por varias generaciones, pero no me rendí a mis creencias y finalmente creí haber entendido lo que sucedía, graficar con ejemplo lo mencionado ayudaría a entender, así que aparecieron en la conversación algunos modelos familiares y amigos como patrones ejemplificadores.- Hijo, el tamaño del escenario donde te moverás estará en función del conocimiento y dicho conocimiento lo podrás adquirir por propia experiencia o por estudio, en el primero de los casos tendrás que desarrollar acciones nuevas y experimentales basadas en tus propios sentidos y donde los resultados podrán ser correctos o erróneos. Con el tiempo estas acciones se capitalizarán como un saber hacer y seguramente se perfeccionarán cuando se conviertan en una labor repetitiva, en el segundo caso las pruebas y errores las cometieron otros, quienes se tomaron la molestia de comunicárnoslas en algún texto o charla para que nosotros no volvamos a cometerlos.Ante esta respuesta, seguía un tanto desconcertado pero ya había disminuido su desinterés.Si bien la respuesta no causaba la felicidad de una play 3, al menos había dejado caer sus hombro y quedado en posición de descanso, claro que uno se desconcierta al no saber si la acción era por comprensión, compasión, interés, o exceso de tiempo libre sin mejores alternativas.Al final se fue y me pregunté si lo que estaba diciendo realmente me convencía a mi también, porque al final en ningún momento le pregunté si él tenía una respuesta a la pregunta planteada, quizás solo estaba haciendo una comparación de mi opinión con lo que el piensa.Al final temí caer en la vieja teoría con una literatura más de cotillón.Finalmente en mi interior siempre termino dando las gracias a los grandes maestros que nos prestaron sus conocimientos y que hoy nos ayudan a elegir, a nuestros antepasados que sin textos oficiales supieron con su cordura y prudencia comunicar sus aciertos y desaciertos, a los niños que nos obligan a la adquisición de nuevos conocimientos para entender sus emociones y sus diversiones tecnológicas.Finalmente vuelve mi hijo, que se había retirado a su habitación y me dice:-¿no tendrías una respuesta mas acotada y entendible, como por ejemplo que el conocimiento te ayudará a tener más alternativas?".Me di cuenta que hay una bolilla que no he aprobado la cual reza en su título: respuestas simples y concretas para dar a las nuevas generaciones. * Docente de UCU - Regional Gualeguaychú
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