LA MUJER QUE SOPORTÓ MALTRATOS, VIOLACIONES Y PUÑALADAS
Rocío, el día después de la sentencia contra el hombre que la apuñaló 15 veces

Rocío Barrozo, la mujer que salvó su vida milagrosamente luego del salvaje ataque de Sebastián Sire quien la acuchilló 15 veces, habló del juicio abreviado, de los 12 años de pena y de la posibilidad de que a los 6 años le otorguen salidas transitorias. Contó que el interno de la UP9 la amenazó y violó en reiteradas ocasiones antes del ataque. También que amenazó con hacerle daño a su nieta. Dijo que ella y su hija Berena están con tratamiento psicológico.
Por Fabián Miró
Luego del trance y el paso judicial, Rocío opinó que la pena que le fue impuesta a Sebastián Sire de 12 años fue de “común acuerdo entre la fiscalía y la defensoría en una segunda instancia, luego de una primera donde me propusieron 10 años y 8 meses, pena que me pareció por demás injusta. Luego me llamaron para acordar, en un juicio abreviado, por 12 años cuando la máxima es 15”. Señaló que el “Fiscal Lucas Pascual había pedido 14; no había mucha diferencia así que me decidí por esa pena”.
Remarcó que “ya no daba más, mi situación era de extrema complejidad. Psicológicamente no aguantaba más, las marchas pidiendo justicia me agotaban, además el temor de que lo dejaran en libertad hasta el juicio daba vuelta una y otra vez por mi cabeza. Un combo que me estaba destruyendo en lo psíquico y en lo físico. Fue así que le dije a mi Psicóloga que no aguantaba más y le transmití una pregunta que me repetía una y otra vez y era de ¿Por qué nadie me pregunta qué es lo que yo quiero? Si bien todos me decían “vos sos fuerte”, “vos podes”, llegaba un momento en que no quería saber más nada, estaba muy cansada, quebrada en mil pedazos por la situación extrema vivida. Las crisis se sucedían una detrás de otra, casi en forma diaria, con ataques de pánico, salía corriendo, en horas de la noche, de mi casa a la calle asustada y luego de darme cuenta de que estaba todo bien. No podía dormir y cuando cerraba los ojos se me aparecían cosas, imágenes escabrosas, sentía el ruido de la ventana como si alguien la estuviese abriendo”.
Contó que no solo de noche tiene pesadillas y temor, también a plena luz del día: “Me ha sucedido que vengo escuchando música para abstraerme de todo lo que me pasó y se me aparecen imágenes de Sebastián Sire arriba mío con el cuchillo apuñalándome. Por ahí voy caminando y me miro el brazo donde me cortó, cuando me baño lo mismo. Es muy difícil borrar o intentar lo que me marcó en cuerpo y mente”.
Se me aparecen imágenes de Sire arriba mío con el cuchillo apuñalándome
Sobre el hecho de sobrevivir a un ataque salvaje, en el medio de la noche, sin la posibilidad de atinar a defensa alguna, recibir quince puñaladas y sobrevivir señaló que “un médico en el Hospital luego de un ataque de pánico que sufrí me dijo que era “una elegida” debido a que muy pocas personas pueden sobrevivir a un ataque de esa naturaleza”. Ese día tuve que “ser contenida por las chicas de Salud Mental en el Hospital que es el lugar en el cual trabajo. Estaba de guardia, era un jueves, cuando me avisan que al otro día era el juicio abreviado. La noticia me provocó un trastorno y lo primero que hice fue llamarla a Agustina (la Psicológa) para que me ayude porque no sabía dónde estaba. Llorando me recorrí los pasillos del hospital hasta que me llevaron a la guardia, me tranquilizaron, dije cosas que nunca antes había manifestado y logré recuperarme un poco”.
Contó que habló con sus hijos para decirles lo que “tenía pensado para terminar con todo esto, ellos estuvieron de acuerdo, al igual que mi familia”. Señaló que “llega un momento en que no podes manejar la situación, supera todas tus defensas anímicas y corporales”.
El sostén de sus hijos
El mayor se “llama Exequiel y tiene 23 años. Kevin 21 y Berena 16. Los dos primeros están en pareja y el mayor tiene una nena que es la debilidad de Rocío.
Mencionó que su hija Berena (16 años) creció de golpe, que continúa con ataques de pánico y que está viviendo con su abuela porque no quiere regresar a la casa donde sucedió todo.

“Yo estuve en la casa de mi vieja tres o cuatro días luego de que me dieran el alta, pero necesitaba volver a mi casa. Es mi hogar y no voy a dejarlo. Cada ladrillo que está puesto es producto de mucho esfuerzo y si bien pensé en venderla luego desistí de hacerlo. He pasado por muchas cosas, perdí a un bebé a los 16 días de nacido que hoy tendría 20 años. Si Dios me puso esa prueba tan dura, porque lo peor que le puede pasar a una madre es perder a un hijo, cómo no voy superar esto. Desde el momento en que estuve en terapia, mi objetivo fue salir de otra situación límite. El bebé se llamaba Marcelino y cuando empecé a vomitar sangre por la boca en terapia, sentía que alguien me tenía del hombro y no dejaba de pensar en ese hijo que perdí a los pocos días de nacer. Era mi angelito que me ayudó a superar un momento sumamente crítico. Siempre estuve consciente en la UTI (Unidad de Terapia Intensiva). El día que las chicas trajeron una radio para escuchar música y tranquilizarme, cortan la canción para informar que había una marcha por Rocío. Me puse muy nerviosa, empecé a gritar, no podía respirar, es como que toqué fondo por primera vez”.
La pena para Sire
“Cuando hablé con el Fiscal Lucas Pascual por la pena de 12 años “me dijo que no iba a tener beneficios de ningún tipo y cuando concurrí a fiscalía, me explicó que todo pasó a otro juzgado. Me fui hasta el juzgado en cuestión donde me comentaron que era la primera vez que una víctima se acercaba hasta el lugar para pedir el traslado del agresor y me notificaron que Sire había sido trasladado de la UP2 a la UP9 en el Potrero.
Me enteré que a los 6 años si hace todo bien puede pedir salidas transitorias, siempre y cuando yo esté de acuerdo. Por eso me mandaron una notificación para saber si yo estaba de acuerdo en recibir todo lo que haga en la cárcel en el caso de que se le otorgue el beneficio de las salidas a mitad de la condena, yo puedo apelar esa medida para que él no salga y cumpla efectivamente con los 12 años que se le impuso”, relató la víctima a Ahora ElDía.
Dijo que “siempre está el miedo a la represalia porque Sire no tenía buenas juntas, gente que entiendo no le dio lugar, no lo recibió por miedo a quedar pegado a lo que había hecho”.

El juicio abreviado fue de 40 minutos en los que “le clavé la mirada, luego de que me diera cuenta de que estaba sentada al lado del abogado defensor que le puso el Estado. Me doy cuenta cuando Berena me aprieta el brazo y lo veo. Me llamó la atención que la jueza Alicia Vivian le preguntara dos veces por los hechos, la segunda a pedido del mismo Sire. Me resulta difícil explicar lo que sentí al verlo. Me preguntaba qué clase de persona había llevado a mi casa, qué clase de persona había convivido con mi hija, también con mi nieta”.
Los detalles del horror
"Todo comenzó cuando intenté terminar con la relación. Me dijo que se iba a matar, que iba a llegar de trabajar y lo iba a encontrar colgado en mi pieza. Después de una primera denuncia, él igual entró por el fondo y dejó una cuerda colgada para luego mandarme un mensaje y decirme que mirara porque me iba a llevar una sorpresa. Después me quitó la bicicleta y me llevó detrás del frigorífico. Me dijo que decidiera qué quería hacer. Siempre con la mano en la espalda donde tenía un cuchillo prometiéndome que iba a cambiar. Antes de esa ida al frigorífico dijo que me iba a esperar y que si yo no lo hacía sabía dónde tenía que ir. Ahí fue cuando le dije que con mis hijos no se meta. La respuesta me dejó petrificada: Con tus hijos no, pero con Melena (mi nieta de 5 años) puede ser. Yo la toco y esto se acaba. Paralizada por el miedo le dije que íbamos a volver, pero a mi casa no debido a que mis hijos no querían saber nada. Él se quedó en lo de un tío hasta que volvió a mi casa. Habrán pasado cuatro días cuando empezaron los golpes y las violaciones. Y en una noche en la que había amigos y conocidos de Sire, en una casa o departamento que no era la nuestra, me golpeó pero nadie dijo nada. Nadie se metió. Perdí el conocimiento y cuando me recuperé intenté vestirme. Él ingresó a la habitación y me volvió a pegar, me sacó la ropa, me encerró con llave y me dijo que cuando venga el dueño te vas. Yo golpeé con fuerza la puerta, entró nuevamente, me obligó a acostarme y me violó hasta que se cansó. A las 6 de la mañana regresamos a casa, y como si nada hubiese pasado juntó las cosas de pesca y me dijo: nos vamos al río. él sabía que yo le tenía miedo. Fundamentalmente que le hiciera algo a mi nieta. Eso fue poco menos de un mes antes del salvaje ataque”, concluyó el crudo relato.