Se festejó en la ciudad el Día del Tango

El Día del Tango Argentino se celebra los 11 de diciembre, fecha en la que coincidió el nacimiento de Carlos Gardel, inventor de la manera de cantar tangos, y Julio De Caro, el músico que llevó el atril a las orquestas. Por Julio MajulEspecial para El DíaEn Gualeguaychú tuvo su fiesta, organizada por el cantor Mario Gebhardt, en el Anfiteatro del Instituto Magnasco.Allí se cumplió un programa variado, que contó con un suceso estelar: la presentación de los dos mejores bandoneonistas de la zona: nuestra Carmelo Silvia y el oriundo de Rosario del Tala, Carlos Mancini.Mancini actuó acompañado por la guitarra (excelente) de Roberto Labella, y comenzaron su labor con una impecable versión de  "Danzarín",  el hermoso tema de Julián Plaza. Desgranaron su trabajo entre solos de música y acompañamiento de Hugo Reynoso, cantor que volvió a demostrar que para él los años no pasan,  ni deterioran sus cualidades.También se presentó el joven cantor larroquense Miguel Leites, quien lo hizo acompañado por la legendaria guitarra de Daryn Solari.Alberto Faiad, acompañado por grabaciones, dio otra muestra de su calidad, exhibiendo su inalterada vigencia con tangos, valses y milongas.Cerraron el espectáculo Mario Gebhardt con el  Trío Tango  (Carmelo Silva  en bandoneón, Juan Carlos Leiva en el piano y Luis Herling en bajo).Gebhardt dejó su impronta indeleble en varas interpretaciones con su sello, y junto a Reynoso, Faiad y Leites hicieron un improvisado pero vibrante final de fiesta, cantando juntos.  No quisiera dejar de mencionar la tarea de Leiva, especialmente lucida cuando recordara a Juan Polito en la orquesta de D´Arienzo en "La Cumparsita"; Herling tuvo su solo de luciminto en "El choclo", y Carmelo Silva mostró su inoxidable solvencia en una maravillosa interpretación de "Recuerdo", el muy difícil tema de Osvaldo Pugliese.Con el trío y sus amigos se presentó la pareja de baile de Facundo Silveyra y Anita Escobar, pero no puedo decirles nada al respecto, porque cuando terminé de admirar las gambas de Anita, se acabó el espectáculo.¡Que se repita, Mario!