Se fue el parque de diversiones que estaba en la Costanera de la ciudad

Estuvo durante tres temporadas y dos años ininterrumpidos en la Costanera. Tuvieron que partir porque no les renovaron el contrato por el terreno. Los dueños afirman que si fuera por ellos, no se irían jamás, por lo que intentarán volver en diciembre, pero en otro predio.Amílcar NaniFueron tres temporadas, en las cuales no se movió ni siquiera un tornillo durante dos años seguidos. Tanto tiempo estuvo en Gualeguaychú que su fisonomía pasó a ser parte de la ciudad y terminó amalgamándose en uno de los puntos más turísticos del puerto. Sin embargo, como dice la canción, todo concluye al fin y todo tiene un final.Ayer se desarmó el parque de diversiones que a mediados de 2015 se instaló en la manzana de Leandro N. Alem, Nicaragua, Tiscornia y Goldaracena, frente a la Plaza de los Niños, detrás de los galpones del puerto, e indefectiblemente el paisaje al cual muchos ya se habían acostumbrado tuvo un cambio abrupto."La verdad es que la pasamos muy bien en Gualeguaychú, fueron tres temporadas en las cuales trabajamos bien, pero por sobre todas las cosas estuvimos tranquilos", afirma con un dejo de nostalgia Silvia, la encargada del parque mientras ve cargar los camiones con todas las atracciones ya desmanteladas. Aunque el espíritu de los parques de diversiones y los circos tenga esa aura itinerante y aventurera, Silvia confiesa a ElDía que la partida no es una elección, sino que no le quedó otra opción: el dueño del terreno decidió no seguir renovando el alquiler, y sin un terreno donde hacer base, la única opción es seguir el camino. "Ahora nos estamos yendo a General Pinto, en provincia de Buenos Aires, donde conseguimos un lindo lugar para instalarnos. Si hubiera sido por nosotros, nos habríamos quedado, pero el dueño nos dijo que quiere montar un emprendimiento propio en ese lugar", explica.Los dueños del parque se definen como habitantes del mundo, y el hecho de recorrer el país de un rincón a otro hizo que pocos se sientan cómodos con algún gentilicio. Pero en Gualeguaychú habían encontrado un lugar donde encontraron una comodidad poco habitual y hay un poco de dolor con el tener que partir. "Todo el mundo se ha portado muy bien con nosotros acá, tanto los vecinos como la Municipalidad. Gracias a Dios nos llevamos lindos recuerdos", reconoce.Durante el tiempo que estuvo en la ciudad, el parque le dio trabajo a más de una docena de vecinos de la ciudad: "La mitad de las personas que trabajamos para poner en marcha todo es de acá, y con el correr del tiempo nos fuimos transformando en una familia", remarca Silvia a ElDía. Enseguida, sus palabras se transforman en realidad: unas cinco chicas que trabajaron en diferentes atracciones y puestos llegan para despedirse de los que hasta hace unos días eran sus compañeros de trabajo. Y como en toda despedida, las lágrimas no tardan en aparecer."Igualmente, vamos a hacer todo lo posible para que esta no sea una despedida definitiva. Estamos hablando y negociando para poder volver en diciembre, pero en otro lugar, no acá frente al puerto", adelanta la encargada mientras se abraza emocionada con los que quedan acá y no siguen viaje.Son tres en total los camiones cargados con fierros que hasta hace unos días eran atracciones. El único que tiene su propio transporte es la vedette del complejo: "El Samba". Doblado por la mitad, sólo el contorno redondeado delata que ese armatoste fue esa ruleta vertiginosa que al ritmo del más estridente reggaetón invitaba a los más valientes a meterse en esa especie de licuadora gigante.Al anochecer, solo quedan los elefantes y caballos de la calesita y el inconfundible "Gusano Loco", que esperan ser cargados en el último camión. Por su parte, los autitos chocadores, los toboganes, el puesto del tiro al blanco y los bungies ya están en camino a General Pinto, donde en unos días divertirán a otros chicos más.
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