
La intervención se practicó ayer en un paciente de 34 años que sufrió años atrás una fuerte descarga eléctrica cuando trabajaba con un cable de media tensión. Destacada labor del cirujano Enrique Pener y todo el equipo médico. Por Carlos Riera Un hecho importante, que quedará guardado en la memoria colectiva, sucedió ayer en el quirófano del Hospital Centenario. El ex jefe de
cirugía de mano, miembro superior y microcirugía reconstructiva del Hospital Fernández, Enrique Pener, dirigió una intervención en un hombre, al que se le practicó una neurólisis reconstructiva de antebrazo y mano por cicatrizaciones posteriores a un accidente producido por corriente eléctrica y necrosis posterior.Pener, de 75 años de edad y 51 de profesión, es catalogado como una eminencia en la materia. En su extenso currículum figura el reimplante que le realizó al ex arquero de la selección argentina de fútbol, Nery Pumpido, cuando en julio de 1987, durante un entrenamiento en River Plate, se sacó los guantes y su anillo de casado quedó enganchado en el soporte de la red y se sacó el dedo.El reconocido cirujano dialogó en exclusiva con Diario El Día luego de las dos horas y media que duró la operación y contó que trabajó "como si hubiera estado en mi casa". Además agradeció a "los seres humanos" que lo ayudaron: el traumatólogo Joaquín García Bonzón, el anestesista Diego Schneider, el instrumentista José Beorda y el enfermero Ricardo De La Baúl. La operaciónEl paciente tuvo hace alrededor de dos años una fuerte descarga eléctrica que le ocasionó una fuerte quemadura en el lado derecho del cuerpo que motivó la amputación total del antebrazo derecho, además de una quemadura en la cara palmar del antebrazo y mano izquierda."El accidente dejó una gran quemadura de los tendones flexores y él no podía flexionar la muñeca y ni mover bien los dedos, tenía un miembro amputado y una mano inútil", comentó Pener.El profesional contó que llegó a la ciudad, obviamente que ya conociendo el caso, preparado a transplantar un colgajo del abdomen para cubrir la pérdida del tejido. "Por suerte hice una liberación profunda, y obtuve dos colgajos, o sea dos bordes laterales, bien aproximables y bien vascularizados, que me permitió trabajar en la profundidad y liberar los tendones lo mejor que se pudo porque estaban tremendamente fibrozados, (adheridos, muertos) con poca capacidad de deslizamiento", explicó.Pener indicó que le practicó una "liberación del nervio mediano, del nervio cubital y respectivas arterias radial y cubital, y traté la mejora de la flexión de la muñeca y codo". Anteriormente a la operación, el paciente no tenía movilidad en su mano izquierda debido a la condición en que se encontraba la cicatriz."Nunca será una movilidad normal pero lo suficiente como para hacer una pinza entre el pulgar y los demás dedos. Con esto se le brinda la posibilidad de que realice las funciones básicas", añadió. Además agregó: "sólo se le puede dar una mano útil, mínima, que pueda tomar un vaso, que se pueda manejar solo". Un humanistaTodas las personas que intervinieron en la operación se mostraron fascinadas con la tarea que practicó este reconocido médico. El director del Hospital Centenario, Hugo Gorla, no fue menos y sus palabras sólo fueron de elogios para tal distinguida personalidad.Pener se encuentra jubilado pero sigue siendo un médico muy consultado por los jóvenes profesionales. Gorla explicó que la familia del paciente se contactó en Buenos Aires con Pener y a través de un subsidio que otorgó la Secretaría de Salud de la provincia gestionado por la Vice-gobernación por intermedio del Hospital Centenario, se pudo realizar la histórica intervención.El Director del nosocomio local manifestó su alegría por lo sucedido y elogió al cirujano al decir que "es un médico con una gran formación humanista que quiere delegar a los profesionales que vienen". Gracias Doctor "Quisiera agradecer al doctor Enrique Pener, y a todo el equipo que colaboró con él, en tan exitosa cirugía, en la que se me realizó un reimplante debido a la consecuente amputación total de los cuatro dedos de la mano izquierda, por una guillotina, después de 25 horas de ocurrido el accidente en la provincia de Misiones."Cabe destacar el compromiso humano y la voluntad del doctor Pener, que sin ningún interés personal ni económico y fuera de su horario de servicio realizó la cirugía con su propio instrumental quirúrgico en las instalaciones del hospital Fernández, 14 horas después de haber llegado a Buenos Aires, donde ningún servicio de guardia consultado, me consta, de esta ciudad y del Gran Buenos Aires me recibió para la solución de este tan grave y urgente problema. Francisca Toledo
DNI 10.000.919Carta de lectores publicada en Diario La Nación en Noviembre de 2001