Se viene un Kirchner recargado
Faltan dos semanas para las elecciones y todavía no hay certezas sobre si el kirchnerismo ganará o no la provincia de Buenos Aires, que es por lejos el principal distrito del país (37,3% del padrón). Con razón, se la suele llamar "la madre de todas las batallas". Por Patricio GiustoOpinión
Teniendo en cuenta los principales estudios de opinión publicados durante estas últimas semanas, puede decirse que sí hay certezas de que en caso de ganar en la provincia de Buenos Aires, el kirchnerismo no superará la barrera del 35% de los votos (37% según los más optimistas). Con lo cual, aún ganando, el oficialismo perderá al menos 6 diputados nacionales de los 20 que pone en juego, sólo en esa provincia. El panorama para los Kirchner es igualmente desalentador en el resto de los grandes distritos. En la Capital Federal y en Córdoba, el kirchnerismo saldría cuarto y no superaría el 10%. En Santa Fe, tampoco superaría ese porcentaje y quedaría tercero. En Mendoza, quinto distrito, se impondría el radicalismo de Julio Cobos, quedando en segundo lugar el kirchnerismo.En lo que respecta a nuestra provincia, que fue epicentro del conflicto con el campo, el resultado todavía está abierto. Lo mismo sucede en Salta, otro distrito relevante donde el kirchnerismo podría sufrir una derrota a manos del PJ disidente. En cambio, el oficialismo seguramente se imponga en Tucumán, sexto distrito, y en otras 10 provincias chicas.Como saldo, el kirchnerismo perderá el quórum en la Cámara de Diputados y muy probablemente también en el Senado. Las perspectivas podrían ser inclusive peores para los Kirchner si el PJ disidente, el Acuerdo Cívico y Social y otros partidos menores logran acordar una agenda legislativa común, ya que considerada en su conjunto, la oposición tendrá quórum propio en ambas cámaras.Ahora bien, la pregunta es ¿cómo reaccionará Néstor Kirchner ante este considerable recorte que sufrirá su poder? Cualquier político más o menos racional se tornaría más moderado y dialoguista, tratando de reforzar su bloque mediante la incorporación de nuevos sectores y buscando la construcción de consensos con los líderes de la oposición. Pero desde que inició su carrera política hace más de 20 años, Kirchner ha demostrado largamente no ser un hombre propenso al diálogo ni a la búsqueda de consensos. Por el contrario, al ex presidente siempre le incomodaron las minorías y las disidencias. En lugar de tolerarlas, siempre optó por cooptarlas y/o combatirlas hasta las últimas consecuencias.Es por eso que en mi opinión, después del 28 de junio se viene un “Kirchner recargado”, mucho más autoritario y obcecado, que ignorará al Congreso Nacional y se burlará de la mayoría opositora. Como contrapartida, es muy probable que comiencen a proliferar los decretos de necesidad y urgencia, las presiones a los medios de comunicación y a otros “enemigos” como el campo, vía AFIP, ONCCA y otros organismos con “poder de fuego” impositivo.En el fondo, Kirchner sabe que se acerca su final. Y como le pasó a tantos déspotas en la historia, en la desolación de la decadencia suelen dejar expuesta su faceta más oscura. Por eso, lo que veremos después del 28 no será un “nuevo” Kirchner, más moderado y dialoguista, como tantos presuponen. Lo que se viene es el Kirchner de siempre: autoritario, obstinado, dispuesto a todo para no seguir resignando poder… y peor aún, porque el aislamiento y la desesperación terminarán exaltando los rasgos de su inquietante personalidad.En definitiva, con estas elecciones comienza el tránsito definitivo hacia el post-kirchnerismo. Todo indica que será un paso bastante traumático para la Argentina, pero resulta aún más preocupante que la oposición todavía no da muestras claras de estar a la altura de las circunstancias. * Lic. en Ciencias Políticas
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