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Shakira y Piqué venden su casa en Barcelona: el millonario precio, la piscina con cascada y el escenario de la infidelidad
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La cantante y el futbolista llevan tres años intentando deshacerse del lugar en el que criaron a sus hijos en la capital catalana
Aunque ha sido una de las rupturas más sonadas del mundo del corazón y su trama dio la vuelta al mundo, la historia de amor entre Shakira y Gerard Piqué fue una de las más intensas desde su comienzo en 2010, cuando se conocieron durante el Mundial de Sudáfrica. Un año después confirmaron oficialmente su relación y, en 2012, dieron un paso más instalándose juntos en Barcelona. Allí levantaron un imponente complejo residencial en Esplugues de Llobregat que pretendía convertirse en el hogar definitivo de la pareja y sus futuros hijos. Sin embargo, la relación terminó en 2022, tras más de una década marcada por altibajos, rumores de crisis, infidelidades y diferencias irreconciliables.
Desde la separación, la artista colombiana y el exfutbolista han atravesado distintos frentes, desde cuestiones relacionadas con la custodia de Milán y Sasha hasta la gestión de un importante patrimonio común. Este verano de 2025, ambos han logrado resolver uno de los asuntos pendientes: la venta de una de las tres viviendas que componen su exclusivo complejo barcelonés.
Según informa Architectural Digest España, la mansión, situada en la urbanización de Ciudad Diagonal, se ha vendido por algo más de tres millones de euros. La cifra dista mucho de los doce millones que se pedían inicialmente, pero ha permitido a la expareja dar un paso simbólico en la liquidación de sus bienes conjuntos.
El complejo, diseñado en 2012 por la arquitecta Mireia Admetller, suma casi 4.000 metros cuadrados de superficie, repartidos entre tres residencias interconectadas. La transacción afecta únicamente a una de ellas, de aproximadamente 700 metros cuadrados, mientras que el resto continúa en el mercado.
Un lujo a medida de una pareja mediática
La propiedad, inscrita a nombre de la sociedad Inversiones BCN Two & Two SL, vinculada a Piqué, es un ejemplo de arquitectura contemporánea y estilo minimalista. Predominan los tonos claros, los espacios abiertos y los ventanales de gran tamaño, que inundan las estancias de luz natural. Entre sus instalaciones destacan seis dormitorios, cinco baños, varias terrazas con pavimentos de madera, un amplio salón y una cocina equipada con isla central.
La casa cuenta además con comodidades poco habituales: piscina interior y exterior con cascada, gimnasio completo, biblioteca, sala de cine y un estudio de grabación donde Shakira trabajó en numerosas ocasiones. En el exterior, los jardines albergan un campo de fútbol y una pista de pádel, reflejo de la pasión deportiva de Piqué. También dispone de ascensor y accesos adaptados para personas con movilidad reducida.
Más allá de su valor económico, la mansión tiene una fuerte carga emocional. Fue en esas paredes donde Shakira y Piqué consolidaron su vida en común y vieron crecer a sus hijos. Allí celebraron cumpleaños, reuniones familiares y triunfos profesionales, pero también protagonizaron discusiones y momentos difíciles. Aunque, según contaron los medios tras su ruptura, la cantante empezó a sospechar de la falta de fidelidad de Piqué en esa misma casa, lo que convirtió algunos de sus rincones en escenarios incómodos para la convivencia.
Diferencias en la negociación
La venta no estuvo exenta de desencuentros. Shakira defendía mantener un precio de salida alto, cercano a los doce millones, mientras que Piqué era partidario de aceptar una rebaja para acelerar la operación. Finalmente, el acuerdo se cerró en poco más de tres millones, muy lejos de las expectativas iniciales, pero suficiente para dejar atrás un asunto que llevaba abierto más de tres años.
Aún queda por resolver el destino de las dos viviendas principales del complejo de Esplugues, valoradas en conjunto en más de once millones de euros. De concretarse, significaría el cierre definitivo de un capítulo inmobiliario que empezó como un proyecto familiar y terminó convertido en símbolo de una relación fallida.