Silencio sonoro y gritos en voz baja

Sin embargo, muchos ciudadanos se preguntan azorados: ¿hay alguna obligación legal para la firma Baggio de controlar si los transportistas que ingresan a su planta tienen en orden a su propio personal?En su caso, ¿cuál es la norma que así lo prescribe? Si tal normativa existiera ¿cuál es el modo legítimo de hacer que eso se cumpla? ¿quién está facultado para exigirlo?Y si por el contrario, no hubiera esa obligación ¿hay alguna norma que permita a un sindicato plantar un piquete, entorpeciendo el tránsito de camiones, buscando ser atendidos en pos de ese objetivo?Si así fuera, en el mejor de los casos, estaríamos ante un acto de justicia por mano propia, anomalía que por lo generalizada, amenaza nuestro orden básico, a lo que nos vamos acostumbrando como si no fuese un grave retroceso. También ya estamos viendo como normal, la proliferación de prácticas corporativas, muchas de ellas apoyadas en privilegios establecidos por Ley. Menos normal sin embargo, resulta la aplicación de ingredientes cuasi mafiosos, como el apriete, la amenaza velada, los "mensajes". Y menos aún, que ello empiece a generalizarse en nuestro Gualeguaychú, que lamentablemente ya registra algunos antecedentes.En este clima, por ahora incipiente pero potencialmente peligroso, es natural que muchos se formulen estas preguntas en voz baja. Lo que no nos parece entendible, es el silencio -tan llamativo que casi aturde- de la totalidad de los dirigentes políticos. ¿Que raro no? ¡Tan propensos muchos de ellos a ruidosas alharacas por cuestiones menores! El mismo silencio que guardaron, cuando hace unos años un grupo de municipales causó destrozos en el Salón Azul. Y más aún, por parte de quienes tienen responsabilidades de gobierno, incluyendo en el concepto a las funciones legislativas. No sólo quisiéramos oír sus pareceres sobre casos como el relatado, sino que además debieran ilustrar a la opinión pública, sobre si el orden legal vigente tolera tales modos de actuación sindical. Seguramente que no, porque el cumplimiento de las leyes laborales y sociales está a cargo de los órganos de Policía del Trabajo en los distintos órdenes, cuya función es acompañada, pero no suplida, por los gremios. Menos aún, cuando se pretende que una empresa particular asuma esas funciones ante otras, para comodidad de un sindicato.Sería interesante que nuestros dirigentes políticos, quienes con gran fruición nos hablan de "políticas de Estado", acordaran en actualizar la legislación sindical y ponerla en sintonía con la de países de avanzada, donde se sanciona con todo el peso de la ley -incluso con la pérdida de su personería gremial- a quienes utilizan prácticas como las aquí vistas. Y también la legislación penal, para que las tipifique claramente como delito y nadie pueda entonces mirar para otro lado.Mientras tanto, pareciera que aquí no hay responsables ante los tamberos ajenos al tema, que perdieron 30.000 litros de leche.Probablemente, no se hable de esas responsabilidades en la reunión de Paraná, porque todo debe estar en función de la de Concordia. ¿Cuál?: pues la convocatoria de Hugo Moyano, para armarle un gran acto al esposo de la Presidenta el próximo 1° de Mayo en esa ciudad. Pareciera que efectivamente, una vez más, aquí no ha pasado nada.
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