“Sin formación cultural no se puede ejercer el periodismo”

Por Gustavo Carbone y Marcelo Lorenzo- ¿Qué significado tiene para usted esta distinción?Mario Alarcón Muñiz:- Es un estímulo. Nunca he trabajado para los premios. Pero por ahí algunos reconocimientos me han sido otorgados. Gustavo Carbone recordará, por ejemplo, la estatuilla del Santa Clara de Asís, de hace 32 años. ¡Cómo pasa el tiempo!- Estuvimos en aquella emotiva ceremonia...- Es cierto. Y después vinieron algunos otros reconocimientos por distintas cuestiones relacionadas siempre con esta profesión. En este caso se trata del reconocimiento por parte de la Cámara de Diputados a dos programas que habían sido declarados el año pasado de interés cultural y que se emiten por LT14, Radio General Urquiza. La Subsecretaría de Cultura de Entre Ríos, cinco años atrás, me había otorgado idéntico reconocimientos y hace menos tiempo hizo lo propio la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Paraná. En suma, son estímulos que uno recibe, desde luego. Y en el caso de la Cámara de Diputados es valioso, porque hubo una sesión pública para entregármelo. A mí me llenó de satisfacción.- ¿Cuáles son los programas radiales declarados de interés cultural y legislativo?- Uno se llama "La Calandria" y el micro "Entrerrianías". Éste último, como su nombre lo indica, no excede de dos minutos. Va varias veces al día en LT 14. Parece que a la gente le interesa y le gusta. A partir de ese micro tuve la necesidad de editar un libro, hace ya dos años.- ¿Cuándo lo va a presentar en Gualeguaychú? - El problema es que se agotó. Tengo que reeditarlo. Con todo gusto iré a presentar el libro en Gualeguaychú. También debo una presentación en Victoria, Concepción del Uruguay y Nogoyá. En otros lugares ya lo he presentado. En Villaguay también me han pedido. Quizá la siguiente edición del libro la encare en los primeros meses del año que viene.- Nos gustaría una reflexión suya sobre el periodismo y la cultura.- Esto depende, fundamentalmente, del periodista. Creo que es elemental. A mí me enseñaron, cuando empecé a interiorizarme en esta actividad, que el periodismo es docencia de masas. Esto quiere decir que, si no estás preparado, no lo puedes ejercer. Porque hay dos condiciones que son fundamentales para mí. Una de ella es decir siempre la verdad, o de lo contrario buscarla afanosamente. Y la otra es la de capacitarse permanentemente. Hay una exigencia profesional de una capacitación permanente en todos los órdenes. Y esto, claro, nos lleva hacia el terreno cultural. Porque sin una formación cultural, dentro del rubro que uno elija dentro del periodismo, que se va haciendo cada vez más variado, no se puede ejercer este oficio. Desde luego que hay muchísima gente que lo hace. Pero insisto, no se puede ejercer con responsabilidad este oficio sin formación. Abrevar en la cultura entrerriana- No es lo mismo hacer periodismo en Buenos Aires que hacerlo en Entre Ríos. ¿Cómo ve la relación entre la cultura entrerriana y los periodistas entrerrianos? O en otros términos: ¿estamos los periodistas de esta provincia a la altura de ese legado? - Bueno, esto es relativo. Aunque globalmente diría que nos falta mucho. Pero esto en parte es responsabilidad de cada uno. Quizá no hubo quien nos pudiera transmitir ese legado. En mi caso particular, yo recibí algunas líneas de mi padre, por ejemplo. Él era muy entrerriano y convencido de muchísimas cosas, como la idea del país federal. Pero a partir de ahí uno tiene que bucear solo, porque la escuela no te lo enseña.- Eso no habla bien del sistema educativo formal en Entre Ríos...- Pero bueno, todo corre por cuenta de cada uno. Hay posibilidades de acercarse a la cultura entrerriana. Hay libros, publicaciones. Y hay un montón de gente que, sin ser periodista por supuesto, ha dejado una obra importante. No hablemos sólo de los historiadores de fuste como Pérez Collman, Facundo Arce, Filiberto Reula, Leoncio Gianello o los más cercanos en el tiempo. Hay muchísima gente que ha escrito cosas importantes sobre el acervo provincial. Hay gente que se ha dedicado a estudiar las costumbres, el pasado, y la geografía entrerriana en detalle. Quienes trabajamos acá, estas cosas las tenemos que conocer.- ¿Hay relevo en los estudios historiográficos entrerrianos?- Yo creo que sí. Hay algunas figuras nuevas dedicadas a la historia que están trabajando en serio. No sé si son tantos como había antes. Me parece que no. Porque claro, hay otras exigencias que también impone la vida moderna. Por otra parte, tampoco hay demasiados estímulos económicos para hacerlo. Conozco algunos escritores jóvenes que se están dedicando a hurgar en algunos aspectos del pasado. Y esto me parece muy auspicioso. Es el caso de Capdevila, un historiador que trabaja en el archivo de la provincia. Está trabajando con seriedad, al igual que otra gente. En distintos lugares de la provincia observo -como es el caso de Américo Schvartzman en Concepción del Uruguay- una dedicación seria en al abordaje de las cosas de la región. El centralismo también es cultural- Así como hablamos del centralismo en materia económica y política, ¿existe el centralismo cultural? - Sí, claro. Pruebas al canto, en general consumimos culturalmente lo que pasa por Buenos Aires. Pese a que son muchísimas las manifestaciones culturales de las provincias y de las distintas regiones del país interior. Estoy hablando de una realidad riquísima que si no pasa por Buenos Aires, no tiene ninguna significación para el gran público. Esto ocurre permanentemente en todos los órdenes. Y nosotros, si se quiere, estamos más afectados por eso. Pero esto tiene raíces históricas. Si nos ponemos a pensar cómo se hizo nuestro país, la cosa se aclara. No sólo se borraron los rastros de los pueblos originarios, ignorando así un riquísimo legado étnico. Desde el Virreinato, el país se vertebró en torno a la ruta Buenos Aires-Potosí. Era la ruta para extraer la riqueza minera de Potosí. Se extraía la riqueza minera de Potosí, transitaba Jujuy, Salta, Tucumán, Santiago del Estero, Córdoba y la provincia de Buenos Aires. La Capital era el puerto donde se comercializaba esa riqueza. Esto fue por siglos. Mientras se privilegió este corredor, comenzaron a formarse el rancherío de la bajada del Paraná a principios del siglo XVIII y la Universidad de Córdoba, por ejemplo. Esto ayudó a crear la idea cultural de que el país interior es el de la ruta Buenos Aires-Potosí, Potosí-Buenos Aires. Es decir, el centralismo tiene raíces remotas (...) Después de la ruta a Potosí, comienza la ruta a Chile, y de ahí es la vinculación de Mendoza con los centros culturales y demás. Nosotros hemos estado marginados. Fíjense que el gobierno de Buenos Aires, en la época anterior al Virreynato, no le daba importancia a nuestra zona. El único que advirtió que podía convertirse en un freno para los portugueses, que siempre ambicionaron la Mesopotamia, fue el gobernador Bruno Mauricio de Zavala. Pero recién fue el virrey Juan José de Vértiz quien tomó cartas en el asunto y lo envió al capitán Tomás de Rocamora. Entonces se produjo la fundación de los pueblos entrerrianos de Gualeguaychú, Gualeguay y Concepción del Uruguay.- Esta matriz virreinal continuó con el país independiente y republicano y ha llegado hasta nosotros. - No ha cambiado para nada. Se ve en el plano informativo. El público consume lo que se produce en Buenos Aires. Ahora, a nosotros, nos están dando alguna importancia noticiosa por las inundaciones. Pero en general no figuramos. En realidad, tiene que haber una catástrofe para que captemos la atención de los grandes medios capitalinos. Pero a la vez, cuando se produce un acontecimiento equis en Córdoba y otro igual en Entre Ríos, el que va a aparecer en los grandes medios es el de Córdoba. Hay muchísimos casos de este tipo. Cuando aquel estudiante Bordón fue muerto por la policía en Mendoza ya hace unos años -creo que 10 años atrás- aquí en Concordia se produjo un hecho exactamente igual y en la misma época. El de Mendoza tuvo una repercusión formidable; del de Entre Ríos no se enteró nadie. Ahora se habló mucho de lo que les pasó a los Pomar, pero pocos saben que un matrimonio de Entre Ríos y sus cuatro hijos, la familia Gil, son buscados desde 2002. Apartado de la política partidaria- Usted cubre hoy como periodista las sesiones de la Legislatura entrerriana, de la cual años atrás fue miembro. ¿En que período fue diputado provincial?- Fue entre 1963 y 1966. Era muy joven. Y la política ha cambiado desde entonces. Por ejemplo había una relación muy respetuosa entre el oficialismo y la oposición. Yo era de la oposición. Gobernaba Entre Ríos Carlos Contín, mientras que el presidente de la República era Arturo Illía.- ¿Usted era partidario de Uranga?- Pertenecía a la UCRI. Después me alejé. No podría vivir hoy en la política. Desde hace años pienso esto. No soporto la forma de actuar y hacer política. Necesariamente, como periodista la tengo que abordar. Y cuando escribo mi columna de los domingos, en El Diario de Paraná, tengo que hacer equilibrio (...) No tengo afectividades políticas, porque no me interesa tenerlas. No obstante lo cual tengo gente conocida en los distintos partidos. Además tengo amigos a quienes nunca les he preguntado a qué partido pertenecen. Ni me interesa. Yo cuando escribo, o formulo oralmente algún comentario, me resulta bastante difícil sustraerme de esta idea, y de que en otro tiempo las cosas eran distintas.- ¿Qué es lo que más le reprocha hoy a la política? - Que se obre en la coyuntura, sin pensar en el largo plazo. Además, quienes la práctica no vacilan en cambiar de idea, partido u ubicación, según conveniencias circunstanciales (...) Esto le ha hecho perder credibilidad a la política argentina en general. Esto no es de ahora y atraviesa a todos los gobiernos y los partidos, sin distinción. Ser independientes frente al poder- ¿Cómo debe ser la relación entre el periodista y el poder? - Bueno, el periodismo tiene que ser absolutamente independiente del poder y de cualquier otro factor de poder, como ser el económico, el sindical, o de cualquier otra naturaleza. Creo que la única forma de ser creíble es ser independiente. No hay otra manera en este tiempo. Claro, esto a veces cuesta. Pero bueno, lo que no cuesta no vale. Entonces, lo que tenemos que hacer es mantener nuestra independencia. No digo objetividad, porque ésta no existe. Ustedes tienen una formación determinada y a los acontecimientos y a la vida en general la ven a través de esa formación. A mí me pasa lo mismo. A todos nos pasa lo mismo. Pero de todos modos esto no significa que nos embanderemos detrás de algún factor de poder. Lo que hay que mantener, en todo lo posible, es la imparcialidad. Además tenemos que testificar lo que pasa, de la forma más clara y honesta posible. Somos testigos de la realidad. Y debemos ser fieles a esa vocación.- ¿Cómo es la realidad política y periodística en Paraná?- En Paraná tenemos un problema que se trasunta en varios órdenes, no solamente en el periodismo. Es una ciudad que vive alrededor de la Casa de Gobierno. Son miles los empleados públicos que dependen del sueldo de la Casa de Gobierno (...) Me parece que este es un problema fundamental. Pero hay una gran cantidad de empleados públicos porque no hay desarrollo que permita ocupaciones de otra naturaleza. Entonces muchas actividades y muchas cosas tienen dependencia directa con la casa de gobierno. Esta dependencia no es de ahora, se ha dado antes y se da ahora. Y la realidad es que dentro del gremio periodístico hay mucha gente que depende del sobre de la casa de gobierno.- Es decir, no son periodistas sino operadores...- Efectivamente, muchos han devenido en operadores. Han encontrado una veta interesante para seguir viviendo, o porque se encontró un micrófono o algún lugar donde se influye en la opinión pública. Hay que aclarar que los micrófonos se han multiplicado notablemente en los últimos años como consecuencia de la aparición de las FM. Y esto hace que no haya suficiente cantidad de gente capacitada para ocupar estos lugares, muchos de los cuales tienen una relación económica con el poder (...) La clave es la capacitación- ¿Desde cuando transita el oficio de periodista?- Hace 60 años que estoy en esto. Empecé cuando estaba en quinto año. Tiene que haber sido allá por el '48 o el '49. Por ahí empecé. Por tanto, he visto toda la evolución tecnológica que fue transformando la profesión. Hace poco escribí sobre esto. Cuando yo empecé, los diarios funcionaban con plomo. Por supuesto, hasta no hace muchos años había linotipos. Y se trabajaba en las redacciones con máquinas de escribir (Remington, Olivetti, Lexicon 80). Y ahora todo eso es pieza de museo.- ¿Qué reflexión haría para los que se inician en el periodismo, y empiezan a hacer sus primeras armas en redacciones o en estudios de radio y televisión?- Tengo un hijo, Lautaro, estudiando Comunicación Social. Cuando terminó la secundaria el año pasado, le pregunté: ¿Qué vas a hacer?. Voy hacer Comunicación Social, me respondió. Entonces le repetí lo mismo que me dijo mi padre a mí, cuando se enteró de mi interés por el periodismo: "Elegiste ser pobre" (Risas). Mi reflexión o consejo es que en este oficio hay que capacitarse, algo que yo sigo haciendo todos los días. Esta es la clave para afrontar esta actividad. No hay otra forma. Naturalmente, a eso hay que sumarle la responsabilidad, la seriedad, el compromiso con la verdad y con la gente, que son también elementos fundamentales. A un chico que recién empieza en esto le diría, por tanto: 'capacítese, hermano'. Creo que esto es algo que sirve no sólo para el periodismo.
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