CADA VEZ SON MÁS FRECUENTES
Suicidio de jóvenes en Gualeguaychú: Las señales de alarma, cómo prevenirlos y la importancia de hablar a tiempo

Los intentos de quitarse la vida y las autodeterminaciones consumadas han aumentado en la ciudad, y cada vez se da en edades menores. La contención de vínculos cercanos y recurrir a profesionales aparece como uno de los remedios más inmediatos, dentro de todos los desafíos que atraviesa la Salud Mental en Gualeguaychú.
Por Rodrigo Peruzzo
De ser algo “privado” o incluso algo “a ocultar para que no se replique”, el suicidio hoy es considerado como el resultado letal de una enfermedad cuyas causas principales tienen que ver con el contexto social, propios del modo de vida que tenemos: somos seres que vivimos en comunidad y en permanente vínculo con otros. Por ello, y gracias al cambio de paradigma que se animaron a afrontar sobre todo los profesionales de la Salud Mental, hoy el lema es “hablemos de suicidio”. En lo que todavía falta ahondar, es cómo y de qué manera. Esto último intentaremos hacer en esta nota.
En relación al último caso que se dio en la ciudad esta semana, en el que una joven de 26 años perdió la vida, fueron innumerables los comentarios que se vertieron en las redes sociales. Muchos de ellos repudiables, opinando al respecto de su decisión o revictimizándola, pero otros que valen la pena destacar para comenzar a charlar del tema. “La depresión es así, te sentís solo, no importa si estás con alguien, te sentís mal por más que te estés riendo, es una lucha todos los días. Se necesita mucha ayuda del entorno y lamentablemente el Estado casi que no aporta en la salud mental tampoco, y los tratamientos son caros”, fue una de las opiniones.
Otra usuaria comentó que “se nos van vidas y seguimos opinando impunemente detrás de una pantalla miles de estupideces antes de pensar en cómo contribuimos a que la sociedad esté tan contaminada y sin conciencia de nada, preocupados por superficialidades tan efímeras como materialidades. Que angustiante”.
Estas expresiones son muy importantes a la hora de abordar este tema y, fundamentalmente, para la prevención. “Lo primero que hay que hacer es hablar, empezar a derribar tabúes en relación al tema, tratarlo en los espacios escolares, en los centros barriales…”, comenzaron explicando las especialistas del Hospital Centenario María Selvira Gómez (jefa del servicio de Salud Mental) y Valeria Cleñan (técnica en acompañamiento terapéutico y coodinadora de guardias de Salud Mental), que informaron que “hoy por hoy contamos con una guardia de Salud Mental las 24 horas y es importante que cualquier persona que esté atravesando algún tipo de sufrimiento, o un familiar o un amigo o un referente, pueda acercarse a despejar dudas, todas las preguntas son bienvenidas así podemos orientar como profesionales, podemos escuchar ese sufrimiento y hacer un seguimiento, orientar a un tratamiento , ayudar a armar también redes vinculares que tienen que ver con familiares o con equipos comunitarios.
¿Cuáles son las señales de alarma?
Son tan diversas como somos los seres humanos, depende de la etapa de la de la vida, pero generalmente la persona se encierra mucho, no necesariamente acostado ni tirado en la cama, sino que puede hacer totalmente su vida normal, incluso hacer un montón de cosas porque en realidad pasa por el pensamiento, todo pasa adentro de la cabeza de esa persona, entonces por eso hay muchas veces que son ‘inesperados’, porque no lo dice, porque no lo veían mal, se sonreía, hacía chistes, pero tiene que ver con que la persona que está pasando un infierno en su cabeza. Las personas que están mal y toman la decisión creen que la mejor opción es desaparecer y morirse.
Los cuadros que pueden llevar a eso son muy variados, pero sí es verdad que hay personas que sí se nota que están mal, que tienen diferentes intentos previos o que lo expresan y lo dicen. Es un mito eso del que avisa no lo hace, porque realmente hay personas que lo dicen y sí demuestran que están mal.
También hay personas que siguen siguen y siguen, no paran ‘porque no pueden’, ‘porque si yo paro no trabajo, no lo doy de comer a mis hijos’, un montón de cosas… y en realidad lo importante para los hijos y para el resto es poder aceptar que uno no puede con todo, y que muchas veces uno va delegando todo lo que tiene que ver con la Salud Mental porque no se ve, y uno empieza a naturalizar sentirse mal y después no se da cuenta, y si a eso le sumamos esto de que no puede ser que uno esté mal porque si no es culpa de uno, porque el sistema nos lleva a producir y no parar nunca, y no hacernos preguntas en relación a lo que nos va pasando.
El suicidio es una cuestión de salud porque en ese momento la persona está tan mal que su cerebro y sus pensamientos están totalmente seguros y convencidos de que es lo mejor, porque eso pasa. Las depresiones son un síntoma, tener ideación de muerte… porque el dolor psíquico es muy feo, es peor que el dolor físico, porque uno no lo puede poner en palabra, no lo puede explicar, es muy difícil de tolerar. Por eso es una cuestión de salud, no tiene que ver con una decisión ni de moral sí abandonó a sus familiares y todas esas cuestiones que se dicen también a través de las redes sociales.
¿Cómo se previene?
Se previene hablando. Yo recalco mucho que los padres puedan entender que mostrar que uno no está bien es positivo para los hijos, y que uno no puede con todo; porque uno les enseña eso a ellos y les enseña que cuando pasa algo uno va y consulta, pide ayuda, pero no que uno siempre tiene que estar bien, porque eso no es real y recargás una mochila enorme.
Muchas personas sienten culpa, dicen yo tengo que estar bien para mis hijos, y en realidad se transforma en un círculo vicioso, porque ese sufrimiento se va agudizando y se llega al punto de naturalizar y no poder dar cuenta de ese sufrimiento, y después la persona toma una determinación que a veces es irrevocable.
Es un proceso esa toma de decisión, hay casos variados y es muy complejo establecer una línea, pero ahora el hospital Centenario entró en el sistema de vigilancia de intentos de suicidio, y esto va a permitir cuantificar y modificar esas acciones, porque vamos a poder tener un número más certero y vamos a poder saber cuáles son los grupos en riesgo, cuáles son los posibles detonantes y seguimientos y tratamientos que se pueden indicar, poder pensar políticas de prevención y promoción mucho más acordes a lo que necesita nuestra región.
¿A qué edad es conveniente empezar a hablar de la salud mental?
Creo que podemos compararlo con la educación sexual integral, que tiene que ver también con esto de expresar lo que los niños desde muy pequeños van sintiendo, lo que les va pasando, que ellos puedan empezar de alguna manera a hablar de eso que les molesta, que los hace sentir mal y de ahí ir pensando en otras estrategias para cuando van creciendo, cuando pasan a una edad de escolaridad, cuando atraviesan la adolescencia que es una edad compleja. Sería importante poder conversarlo desde que están en el jardín, sobre todo en esto de las emociones, lo que les va molestando, lo que no les gusta, lo que les preocupa en su mente, y que sea algo más natural decir ‘hoy no estoy contento. hoy estoy enojado, hoy estoy triste’; y los adultos también empezar a respetar eso.
¿Hay casos en niños?
Hay pocos, este año hubo más casos de niños en edad escolar que eso es algo que no se veía antes con tanta frecuencia, si lo que se veía eran accidentes. Sí los niños tienen accidentes dentro de un determinado contexto, y luego de una evaluación con los especialistas, también se los aborda como intentos de suicidio. Son un montón de cosas que hay que prestar atención cuando son muy chiquitos, cuando entran ya en la edad escolar es más fácil, y ahí es importante la educación emocional, esto de poder reconocer las emociones, saber que cuando uno está angustiado no está mal llorar y hablar de eso.
Hay casos en todas las etapas de la vida, los cambios cuando se empieza la adolescencia y cuando se termina y se supone que a los 18 años o 21 se tiene que tener todo resuelto y todo lo que lo que implica eso, que se pueda mantener solo, etcétera, y como empieza una cuenta regresiva a medida que avanzan lo años. Después cuando uno ya pasa más allá a la edad adulta mayor, que deja de ser productivo para la sociedad porque se jubila y de repente no sabe qué hacer… son las crisis vitales que son muy importantes porque son bisagras en nuestra vida y depende de cómo nos agarre, entonces hay que estar atento con uno mismo, que cuando se empieza a sentir cosas es la primera alarma, y uno puede prevenir eso dándole lugar a no sentirse bien, comunicarse, no esperar a estar muy mal para consultar.
¿Con qué casos se encuentran en el Hospital?
Hemos recibido personas que están atravesando un sufrimiento hace mucho tiempo y por alguna razón, porque alguien lo obligó o porque no daba más, se acercó; o también te encontrás con la otra persona que viene a consultar ‘en nombre de’, y pide un asesoramiento, nos pregunta cómo lo puede traer, entonces ahí le damos algunas herramientas para que pueda acercarse. Era muy difícil que alguien que esté mal vaya por motus propio, pero es que ha ido va cambiando por suerte, después de la pandemia las personas se están animando muy de a poco a llegar a la guardia y decir ’algo me está pasando’.
Se comenzó a realizar la vigilancia epidemiológica de los casos de suicidio en Gualeguaychú
A partir de esta semana, se puso en marcha la notificación obligatoria de casos de intento de suicido y de los consumados. El registro será llevado adelante a través de un trabajo conjunto entre el Servicio de Salud Mental y el Nodo Epidemiológico del Hospital Centenario.
Gualeguaychú se convirtió en el segundo departamento de Entre Ríos, detrás de Concepción del Uruguay, en implementar la vigilancia epidemiológica de los intentos de suicidio y de los casos consumados.
De esta manera, a través del Servicio de Salud Mental y del Nodo Epidemiológico del Hospital Centenario se llevará un registro oficial de esta enfermedad para tener una herramienta de vital importancia para evaluar el comportamiento de la misma y diseñar estrategias de prevención.
Además, los objetivos esta notificación tiene como finalidad estimar la magnitud del evento y caracterizarlo; identificar poblaciones o grupos de riesgo para fortalecer las actividades de prevención y promoción; brindar información para procurar las acciones de seguimiento a las personas que hayan tenido un intento de suicidio y sus referentes vinculares; planear estrategias de intervención para con aquellos usuarios/as que han sido notificados.
Es importante dejar en claro que el suicidio no es un hecho aislado, debe ser analizado y abordado como una problemática sanitaria y social, que tenga un alcance comunitario y responsable. Ante ello, se debe desmitificar ciertas conclusiones o creencias al respecto, informarse, buscar orientación y acercarse a los efectores de salud, ya sea como usuario, familiar, amigo o referente.
Línea gratuita de escucha
En este sentido también es que el Ministerio de Salud de Entre Ríos dispuso una línea de escucha gratuita las 24 hs: 0800- 777- 2100.
La misma es atendida por profesionales de Salud Mental que fueron capacitados para alojar la consulta.
Realizan una propuesta asistencial y clínica, según corresponda. Implica una primera escucha cuidada, segura, accesible y gratuita.
Vale aclarar que el programa no cuenta con médicos psiquiatras, ya que no es una línea para consultas para esquemas o prescripción de medicación.
El paso a paso del abordaje de la línea:
1) Escucha y evaluación de riesgo cierto e inminente
2) Orientación
3) Seguimiento
4) Articulación con electores de salud (derivación asistida y remota, garantizando continuidad de cuidado y que el/la usuaria llegue a ser atendido/a)