IMPACTANTE HISTORIA
Tras afrontar el momento más doloroso de su vida, una joven gualeguaychuense espera por un corazón
Lucila tiene 25 años, sufre una miocardiopatía dilatada y se encuentra internada en una clínica de Santa Fe aguardando por un trasplante. Hace un año y medio perdió a su bebé en su séptimo mes de embarazo y allí le detectaron un problema en su corazón.
Lucila junto a su esposo estaban esperando con ansias a su bebé, pero un día todo cambió. Fue a la salita cerca de su casa, el CAPS San Francisco, para realizarse los controles de rutina y la mandaron a hacerse una ecografía al Hospital Centenario para ver si todo venía bien, y allí detectaron complicaciones: “Al bebé se le llenaba la cabecita con líquido”. En ese momento, decidieron trasladarla al Hospital San Roque de Paraná.
“Fue dos o tres veces, la llevaban y la traían en remis desde el hospital, y el 14 de febrero del año pasado que viajó con su papá le hicieron una ecografía y el médico se encontró con que el bebé (de siete meses de gestación) había fallecido”, relató María de los Ángeles, mamá de Lucila, en diálogo con Ahora ElDía.
“Mi hija lo quería tener, lo amaba a su hijo, no quería que se lo saquen. Me llamaron y le expliqué que no podía estar con el bebé fallecido en su vientre porque se iba a morir ella, le dije corría riesgo su vida”, recordó acerca del momento más doloroso de toda la familia.
Mientras María de los Ángeles viajaba de Gualeguaychú a Paraná, Lucila realizaba el trabajo de parto, y finalmente sacaron de su vientre al bebé cerca de las 20 horas. Al otro día, luego del alta, realizaron junto al hospital el trámite para pedir un coche fúnebre para el bebé y los pasajes para Lucila y sus padres hacia nuestra ciudad.
“Lo sepultamos, fue muy doloroso para ella y para nosotros como abuelos”, sintió María de los Ángeles.
El calvario no terminó allí, sino que mientras todo era dolor por la pérdida del bebé, los médicos también detectaron una anomalía en el corazón de Lucila. “El doctor encontró algo y le dijo a ella que cuando llegara a Gualeguaychú viera a un especialista”, contó su mamá.
Una vez en nuestra ciudad, en primera instancia fue a un cardiólogo particular, pero le hizo un electrocardiograma y no encontró nada. Sin embargo, Lucila se sentía fatigada. “Íbamos al hospital, le ponían suero, ella estaba con vómitos, le dolía la espalda y el pecho, tenía ataques de pánico, taquicardia… Vivíamos en la guardia. Y un día la llevé a la salita, estaba hinchada entera, parecía que iba a reventar, no podía respirar y se agitaba mucho, y la doctora Benítez le dijo ‘no, usted no puede estar así en su casa’ y le hizo una orden para que la internaran en el hospital. Cuando llegamos allá, mi hija no daba más, le hicieron un estudio y se encontraron con que tenía el corazón agrandado y lleno de líquido. Tuvo que quedar internada en terapia intensiva”, relató María de los Ángeles.
“Estaba muy grave, entonces el director del hospital enseguida decidió trasladarla al Hospital San Martín de Paraná. No la podían estabilizar, estaban desesperados los médicos, contactaron a una especialista de Santa Fe, Sol Molina, de una clínica de transplantes y le comentaron que tenía una cardiopatía dilatada, y ahí les recomendó una medicación y la pudieron estabilizar”, recordó la gualeguaychuense.
Lucila estuvo varios meses internada en el San Martín, luego pudo volver a Gualeguaychú con medicación ambulante, y debía viajar cada 15 días a realizarse controles y buscar la medicación. Le colocaron un desfibrilador en el corazón, para detectar y detener las arritmias.
Sin embargo, hace ocho meses, un día le dio una muy fuerte y debió ser hospitalizada y trasladada de urgencia nuevamente a la capital entrerriana. “Sentía que se moría”, reveló su mamá. Desde ese momento, la médica decidió que se traslade a Santa Fe y quede internada allí. “La doctora no se quiere arriesgar a que se le complique más el corazón o que se enferme y que no se pueda realizar un transplante”, comentó María de los Ángeles.
“Ella está bien de ánimo, pareciera que no tuviera nada, pero es su corazón por dentro lo que se deteriora cada vez más. Todos los lunes le hacen análisis, ecografías y le ponen diuréticos para que no cargue líquido en los pulmones”, detalló acerca del día a día de Lucila, a la espera de un trasplante de corazón.
“Para mí fue muy difícil, yo vivía con ella sola, es mi única hija, cuando estuve allá en Paraná que no la podían estabilizar me angustiaba mucho y lloraba mucho. Somos evangélicos, mi hija y yo nos congregamos y el único sostén para mi es Dios, que me levanta todos los días para hacer las cosas, para seguir adelante y darle consuelo a mi alma”, concluyó la gualeguaychuense, que a pesar de sufrir una discapacidad, cada vez que cobra la pensión lo primero que hace es viajar para visitar a su hija.
CÓMO COLABORAR
Para ayudar a costear los gastos de la estadía en Santa Fe (su esposo es empleado municipal y se encuentra alquilando allí para acompañar a Lucila) se pueden realizar donaciones al alias lu.carrizzo (Lucila Eliana Carrizzo Vergara) o CVU: 0000003100089294051015.