
Si bien la mayoría de los precios son en pesos, las fluctuaciones de la divisa generan alerta en un mercado afectado por la falta de financiamiento.
Lejos de los tiempos en que un asalariado podía soñar con acceder a una vivienda propia a través de un crédito, y en un contexto inflacionario en el que los valores de las propiedades aumentan a ritmo galopante, la compraventa de inmuebles registra una marcada caída, que podría profundizarse aún más tras las fuertes subas del dólar en los últimos días.
José María Armándola, presidente del Colegio de Corredores Públicos Inmobiliarios de Entre Ríos y empresario del sector, analizó que ante una fluctuación de la divisa el primer impacto es la paralización. "No hay reacomodación instantánea de los mercados. Primero se ve si el dólar va a continuar subiendo, si va a bajar, o si va a encontrar estabilidad. Pensamos que esta volatilidad se puede llegar a mantener un par de meses, por un montón de cuestiones: porque la economía mundial está pasando por algo similar, porque nosotros estamos pasando por una inestabilidad económica, y fundamentalmente porque estamos en un período electoral", dijo a UNO.
A su vez evaluó que el mercado se vuelve imprevisible, y señaló: "Las propiedades no deben acompañar al dólar cuando su precio en realidad es en pesos, aunque con una comparativa en dólares. Pero cuando no hay esta volatilidad van más o menos parejos".
Sobre la suba que se advierte en los dos últimos meses en el valor de las propiedades, en un mercado local en el que en febrero se conseguía un departamento céntrico de un dormitorio a 1,5 millones y hoy un inmueble de estas características ronda los 2 millones de pesos, explicó: "A veces las cosas suben por otras cuestiones, más allá de los costos. La inestabilidad económica produce incertidumbre en los negocios, y ante un mercado con estas características los propietarios se vuelven más precavidos y tienen miedo de perder, entonces pasa esto". Sobre este punto, reflexionó; "Si tengo algo que es seguro, como una inversión en ladrillos, que si bien hoy puede bajar de precio pero sé que se puede recuperar mañana, trato de quedármelo. Y si me tengo que desprender de eso, trato de tomar algún margen de seguridad, tratando de no perder. Un mercado que entra con todo ese tipo de especulaciones se pone más lento y complicado".
Armándola confió que ante esta incertidumbre hay quienes prefieren esperar y retirar del mercado el inmueble que estaba ofertando. No obstante, aclaró: "Si bien está floja la cuestión de la ventas, no está parada al 100%. La sociedad es dinámica y hay gente que se casa, matrimonios que ya no están con sus hijos y tienen que achicarse, hay sectores que compran un terreno si no le alcanza para más. Como todos los sectores, estamos sobreviviendo a esta crisis; tenemos fe de superarla, pero sabemos que es difícil".
Por su parte, Saúl Hojman, quien desde hace décadas se dedica al rubro inmobiliario, valoró: "Este es un momento en que hay propiedades nominadas en las dos monedas. Las que están en pesos fueron subiendo con la inflación. Y las propiedades en dólares, en líneas generales, a partir de la primera devaluación después de mayo del año pasado bajaron entre un 15%, porque el dólar se fue quedando y la inflación le fue ganando".
Sobre las ventas, el empresario afirmó que cayeron. "El crédito está destruido por la inflación. Y los que compran son quienes están en condiciones de invertir y recurren a la adquisición de algún local comercial o un departamento chico si no llegan", expresó.
Acto seguido, aseguró: "En este contexto nadie quiere comprar y nadie quiere vender. Y si bien hay quienes no retiran su propiedad de la oferta, piden precios que la gente que va a comprar no está dispuesta a pagar. Los propietarios se resisten a la baja y quienes tienen algo de dinero pretenden presionar para comprar a precios más bajos. Hay operaciones que se concretan con rebajas de alrededor de un 20% o un 25%, porque quien de verdad quiere vender o lo hace por necesidad, tiene que ceder algo".
En tanto, Roberto Ruiz, histórico referente del sector, sostuvo que es un mal momento para el negocio inmobiliario: "El que tiene unos dólares los guarda porque tiene temor de que vaya a seguir subiendo", dijo, y reflexionó que si bien en general en Entre Ríos los precios de los inmuebles son en pesos y son pocas operaciones las que se hacen en dólares, como se da habitualmente en grandes ciudades como Buenos Aires o Rosario, "lentamente el mercado se va dolarizando".
Por otra parte, indicó: "Además, se perdió el resto del mercado, el que no puede sacar un crédito ahorra para invertir en una vivienda y dejar de pagar el alquiler. Porque a la persona que toma un préstamo pensando en resolver el tema habitacional suyo y de su familia, no le sirve si no puede después pagar la cuota, ya que la inflación y el ingreso de la gente no van de la mano, y ha sido toda la vida así".
"Todo esto provocó que las ventas hayan caído. Y para el que tiene recursos, teóricamente es un buen momento para comprar, porque entre la oferta y la demanda, el mercado es el que resuelve y se puede negociar el precio", concluyó.
Impulso
Ante la desaceleración de las ventas de inmuebles por falta de financiamiento, las constructoras ofrecen invertir en un pozo e ir pagando periódicamente hasta la culminación de la obra. Se trata de iniciativas privadas, pero los corredores inmobiliarios participan en intermediar entre la oferta inmobiliaria para lograr un mejor negocio para ambas partes, por lo que este tipo de operaciones le da impulso al sector.
José María Armándola opinó que es una opción para quienes no cuentan con el total para adquirir un inmueble, y explicó: "El fideicomiso es una buena manera de poner plata en ladrillos si uno va teniendo una plata mensual que en realidad no le alcanza ni para cambiar el auto ni para comprarse un departamento al contado u otra cosa y empieza a perder porque el dinero se devalúa. Y como lleva entre dos y tres años la culminación de los emprendimientos, es una alternativa donde poner los ahorros, si es que uno los tiene, con la posibilidad de recuperarlos a valores constantes".
Por otra parte, consultado sobre las expectativas que puede generar en el rubro inmobiliario el ingreso de divisas generado por la exportación de granos en un contexto de cosecha récord de trigo, y un importantísimo rinde de maíz y de soja, advirtió: "No soy optimista de que produzca un gran vuelco de capital sobre el mercado inmobiliario, si bien siempre algo reactiva el campo". Sobre este punto, analizó: "El productor viene de dos años malos y no es que tiene ahorros y ahora va a tener ingresos extraordinarios, sino que lo que le va a cobrar le va a alcanzar para pagar deudas de años anteriores. Si le sobra va a cambiar alguna maquinaria, porque antes no pudo ya que no tenía rentabilidad. Y después de eso, si tiene un excedente, quizás sí llegue al mercado inmobiliario".