Un giro político producto de una muerte

Fue un cimbronazo para los argentinos. Para todos, más allá de las simpatías políticas de cada uno. Una muerte que dejó gélidos a los dirigentes políticos, oficialistas y opositores.La desaparición física, inesperada, del ex presidente Néstor Kirchner -que el jueves y viernes fue despedido por miles y miles de sus compatriotas- provocó un alto en la actividad de la dirigencia -como correspondía-; pero también un giro. En la Argentina -sin Kirchner- nada será igual, algo se ha modificado.Desde 2003 hasta el miércoles la política giraba alrededor del 'pingüino'. El gobierno de Cristina Fernández -su esposa-, el control del partido justicialista, la relación personal con los gobernadores y los poderosos 'barones' intendentes del conurbano bonaerense, el contacto con las organizaciones sociales, la CGT de Hugo Moyano, las Madres de Plaza de Mayo de Hebe de Bonafini y las Abuelas de Plaza de Mayo de Estela Barnes de Carlotto; entre otros, hizo de Kirchner a un político con mucho poder por no decir todo.Los hechos políticos resonantes en el país de los últimos tiempos lo tuvo como principal protagonista: las diferencias con el campo (recordemos la Resolución 125); su pelea con el grupo Clarín (antes mantenía una charla permanente con el poderoso Héctor Magnetto, hombre fuerte de dicho holding); las diferencias con los medios de comunicación. Dentro de su partido, los enfrentamientos constantes con Eduardo Duhalde y dirigentes del Peronismo Federal, etc.Nadie podrá afirmar que Kirchner no seguía de cerca los movimientos de la administración que encarna Cristina Fernández. Off de récord lo reconocen sus más cercanos. "Néstor es ministro, gobernador y jefe de gabinete", afirmaban a los periodistas confidencialmente.Pero todo esto pasó. Desde el miércoles a la mañana en la República Argentina se produjo un cambio que nadie se imaginaba. Y surgen las preguntas: ¿quién ocupará su rol político al lado de la Presidente? ¿y en la presidencia del partido Justicialista? ¿qué pasará con los funcionarios 'kirchneristas' que trabajan junto a Cristina Fernández?.Por otra parte, ¿habrá una mayor predisposición al diálogo con el resto de los partidos políticos? ¿qué pasará con los empresarios y el sector del campo?.Y así, se pueden seguir escribiendo decenas de interrogantes. Lo cierto es que también los partidos de la oposición deberán reencausar sus objetivos y metas. Antes, tal vez para muchos, era fácil encontrar un adversario: Kirchner, y criticar. La realidad ahora es otra.Los argentinos, la inmensa mayoría de ellos, que trabaja y produce por el país, aguardan que todos los políticos estén a la altura de las circunstancias. Más allá de las apetencias por alcanzar el poder a través de los votos, lo que está bien; los dirigentes deben apostar a la unificación y desarrollo integral. Cristina no es IsabelitaEso es lo que rezan por estas horas miles de kirchneristas ante la crítica inoportuna de una oposición que compara este Gobierno con lo ocurrido con Isabel Martínez de Perón. Es que la incertidumbre ronda por los aires de la siempre alterada Argentina.El miércoles murió el hombre escudo en el poder de Cristina Fernández y ahora los interrogantes tienen como premisa si la Presidente podrá soportar los embates de una oposición, tanto dentro como fuera de su propio partido.Lo cierto es que Cristina Fernández no se asemeja en nada a la viuda que Juan Domingo Perón dejó en el poder, que luego fue 'carne de cañón' de la época más nefasta en la historia argentina.La Presidente perdió a su mano derecha, el hombre que se encargaba de hablar con todos los sectores, pero antes que eso perdió a su marido, su compañero por 35 años, el hombre con el que planificaron todo, desde la crianza de sus hijos hasta la gobernabilidad de un país.Pese a todo esto, se pudo observar durante las 26 horas que duró el velatorio a una mujer que no se permitía arrojar una lágrima al piso. Contuvo a cada una de las personas que caminó frente al féretro ubicado en el salón de los Patriotas Latinoamericanos.El pueblo argentino pudo observar a una mujer con una entereza digna de una mandataria. El panorama político se abrirá como un abanico en el futuro inmediato, y Cristina deberá afrontar una lucha de poderes. Iguales ante la muerte Murió Néstor Kirchner. Antes, Mariano Ferreyra. En el medio, la muerte de los niños desnutridos en Misiones. Se puede especular, largamente, sobre el peso específico de estas muertes mediáticas.La muerte de un hombre del poder. La de un joven que, desde el llano, tenía sueños de revolución. La de los chiquilines hambrientos. Nosotros, hacemos estas distinciones sociales.¿Las hace la Muerte? Extraña señora ésta. La más enigmática de todas. Y se diría que la más "democrática": frente a ella somos todos iguales; pues no consulta ni condición social, ni ideología, ni riqueza, ni poder, ni prestigio.Apoteosis de la Igualdad. La gran Niveladora, hace polvo la jerarquía social. La reduce a apariencia. Contra ella se estrellan, en forma ineluctable, todas las vanidades humanas.Nuestro mundo social, cuando irrumpe, se nos ocurre una gran mascarada. La individualidad de la mayoría de los hombres suena insignificante y miserable ante la Muerte, quien siempre franca y abierta no expresa preferencia por éste o por aquel. Ni por quien acumuló poder, ni por aquellos que acumularon vacío en sus estómagos.Entre otras razones, por eso ha inspirado la pregunta esencial, ¿qué es el hombre, a fin de cuentas? Aunque esta época pos moderna a acallado, con cien mil ruidos, objetos y entretenimientos, ese interrogante crucial.La vida inauténtica, diría Martín Heidegger, nace de no querer asumir nuestra propia muerte, la finitud como realidad básica. Pese a que somos un "ser para la muerte", reflexionaba.A la pregunta sobre qué es el hombre, contesta Heidegger: por lo pronto, alguien que va a morir, aunque de ello quiera olvidarse. Una terrible condición que nos hace, otra vez, a todos iguales.